Parecía que el caso de Laura Luelmo, la joven profesora asesinada en el municipio de El Campillo, estaba resuelto. Bernardo Montoya, su vecino y el propietario de la casa en la que residía Laura, confesó su crimen ante las cámaras y pidió perdón a la familia.
Hoy, el programa Espejo Público de Antena 3 ha tenido acceso a una nueva versión que contradice a la que él mismo declaró. Confiesa no ser el culpable del asesinato, sino que la autora fue Josefa, su antigua novia.
"Tras meditarlo en mis horas de soledad, he decidido cambiar de versión porque no me voy a comer el marrón de Josefa", ha explicado Bernardo a un funcionario de prisiones a quien le ha narrado esta nueva versión de los hechos.
Montoya le ha explicado que conoció a Josefa hace varios años (sobre el año 2006) en el centro penitenciario de Puerto 3 (Cádiz). Comenzó con ella una relación sentimental, que se acabó -en palabras del propio Bernardo- por su adicción a las drogas.
"El día que murió Laura, Josefa se presentó en mi casa. Entonces Laura, una chica a la que yo no había visto nunca, salió de su casa y me preguntó por un supermercado. Yo le di las indicaciones correctamente", recuerda el preso.
"Josefa comenzó a discutir con ella por celos. Me reprochaba que le alquilase la casa de enfrente a Laura a cambio de relaciones sexuales. Como yo había salido recientemente de prisión, no quería líos, agarré a Laura y la maniaté a la espalda", continúa explicando Montoya, según ha recogido el programa Espejo Público.
"Entonces Josefa entró en la habitación con un martillo que tenía guardado en una caja de herramientas y le propinó a Laura un golpe en la cabeza. Laura seguía pidiendo ayuda entre leves quejidos y Josefa le propinó dos nuevos golpes que acabaron con su vida. Josefa y yo discutimos qué hacer con el cuerpo, y acordamos transportarlo en el maletero de mi Alfa Romeo".
En esta nueva versión, Bernardo reconoce que, tras acabar con la vida de Laura, decidieron pasar la noche en casa de la madre de Josefa.
El programa de televisión ha preguntado directamente por esta nueva declaración tanto a la propia Josefa como a su madre.
La nueva inculpada, incrédula, ha asegurado ante las cámaras que puede demostrar que es una mentira, que tiene pruebas de que está "asistiendo a un comedor público en el que come y duerme todos los días", y que, además, lleva cuatro años sin ver a Bernardo Montoya.
Por su parte, la madre también ha desmentido la nueva versión del detenido; ha negado que pasasen aquella noche en su casa y ha corroborado la versión de su hija.