Alberto Gómez, el joven que mató, descuartizó y devoró los restos de su madre, poseía una orden de alejamiento sobre ella, según fuentes policiales. Un juez le prohibió acercarse a ella como consecuencia de las varias agresiones que habría sufrido la mujer a manos de su hijo.
Hasta 12 veces, según la Policía, fue detenido por maltratar a su madre. En esta ocasión, el homicida ha ingresado en prisión en el módulo psiquiátrico.
El pasado 22 de febrero, la Policía halló en el madrileño barrio de Salamanca los restos "muy pequeños" de la madre, de 66 años, guardados en táperes. Estaban siendo comidos por su hijo Alberto y por su perro.
Su hijo la descuartizó y guardó en el arcón frigorífico de su casa en un margen de dos días.
Una amiga de la víctima acudió a la comisaría del distrito de Salamanca para denunciar que no la había visto desde hacía un mes. También contó a los agentes que los malos tratos que el hijo ejercía sobre la madre eran frecuentes.
Tras esta advertencia, la Policía acudió rápidamente al domicilio, donde detuvieron al joven parricida de 26 años y les confesó todo lo ocurrido.
Fue, en palabras de los agentes que acudieron a la casa, la situación más dantesca y esperpéntica que habían presenciado en sus años de servicio.