“Fui a Madrid desde Asturias para ver a mi hermana. Ella me pidió dinero y yo le di casi un millón de pesetas. Eso fue en 1992 y desapareció. Nunca la he vuelto a ver”.
Lo cuenta a EL ESPAÑOL Rubén Montes, un exminero de 53 años de Bimenes (Asturias). Él es una de las piezas de esta rocambolesca historia. La de dos mujeres que nunca se conocieron y nunca se conocerán. Que desaparecieron a más de 10.000 kilómetros de distancia. Pero que, en un giro argumental inesperado, cruzaron sus vidas hace un par de años mediante un error. Un error decisivo.
La asturiana desaparecida
Caso 1: Honorina Montes. Nacida en 1959 en un pequeño pueblo asturiano llamado Bimenes. Con un físico imponente y unos llamativos ojos azules. “La más guapa del pueblo”, recuerda el parroquiano de un bar de la zona. Honorina pronto salio del pueblo y se marchó a vivir a Madrid. Mil leyendas adornan su figura. Algunos dicen que la captó una secta. Otros, que trabajaba (no se sabe en qué) para unos hombres muy trajeados que venían a buscarla al pueblo en coches de alta gama.
“Ella en Madrid trabajaba en una boutique y vivía en un apartamento cerca de Gran Vía. Yo iba a visitarla casi cada mes, porque además ella sufría esquizofrenia”, revela su hermano. En aquel tiempo. Honorina, Nori para los más íntimos, se relacionaba con lo más granado de la sociedad madrileña.
En uno de esos viajes, Honorina le pidió dinero a su hermano. Rubén, que era minero, no tenía mujer ni hijos y contaba con una situación económica desahogada, le prestó el dinero. A Honorina (Nori para los amigos) se le pierde la piesta en un viaje de Madrid a Toledo. Corría el año 1992. Nunca la volvieron a ver.
La madre de Luis Miguel
Caso 2: Marcela Basteri es una modelo italiana residente en Latinoamérica. Otra mujer con unos imponentes ojos claros. Allí se casó con Luisito Rey, un cantante gaditano polémico y controvertido. Un tipo con un carácter incendiario del que se decía que la maltrataba. Tuvieron un hijo. Lo llamaron Luis Miguel y le adivinaron el talento para la música desde que era pequeño. El niño se convirtió, con el tiempo, en “El niño de oro”. El pequeño Luis Miguel se convirtió en Luis Miguel, uno de los cantantes hispanos más famosos del planeta.
La relación con su marido, en cambio, era tormentosa. Se decía que aquel gaditano le pegaba constantemente. A su hijo, el pequeño Luis Miguel, lo sometía a durísimas e interminables sesiones de ensayo para que fuese un niño prodigio como él y se convirtiese en la estrella mundial que es actualmente.
Pero un buen día, Marcela se marchó. Estaba en Buenos Aires y compró un pasaje de avión hacia Madrid. Marcela embarcó y ahí se le perdió la pista. Corría el año 1985. Nunca la han vuelto a ver.
Un documental lo cambia todo
Dos casos que jamás habrían tenido relación alguna, si no fuese por esos giros del destino. En 2017 se empezó a rodar una serie sobre la vida de Luis Miguel. Y más allá de su talento, una de las grandes incógnitas sobre su vida giraba sobre el paradero de su madre. ¿Dónde estaba Marcela Basteri, desaparecida en el 85? Cuentan que el propio Luis Miguel, en el lecho de muerte de su padre (que falleció en 1992), le rogó que le revelase dónde estaba su madre. Pero sus intentos fueron infructíferos.
Para despejar esa incógnita, el equipo de producción de a serie se puso manos a la obra. Y en pleno proceso de investigación se percataron de una cosa: en una de las zonas más pobres de Buenos Aires habían identificado a una mujer que podría ser la madre del cantante. La mujer era una sintecho que sobrevivía en las calles de la capital argentina. Le hicieron fotos y las compararon con las de Marcela Bastieri. No había duda: era ella.
"Preguntad en Bimenes"
Cuando saltó la noticia, los periodistas de varios medios argentinos se plantaron en los bajos fondos bonaerenses para entrevistar a la presunta madre de Luis igual. Una mujer que vestía con harapos, que vivía en la calle y que, en efecto, guardaba un asombroso parecido con Marcela Basteri. Pero fue al preguntarle a esa mujer cuando ella negó de forma rotunda ser la madre de Luis Miguel “ni la madre de nadie. Preguntad en Bimenes y ya veréis como no tengo hijos”, soltó.
Esa frase fue determinante. Los medios argentinos publicaron el vídeo, que llegó a una fan de Gijón. Escuchó lo de Bimenes y cayó en la cuenta de que es un pueblo de Asturias. Llevó su hallazgo al pueblo y allí se dieron cuenta de lo que sucedía. Buscando a la madre de Luis Miguel, los periodistas habían encontrado a Honorina Montes 25 años después de su desaparición.
Un funeral para Nori
En Bimenes ya nadie esperaba a Nori. De hecho, fue dada por muerta dos años después de su desaparición. En el pueblo celebraron una misa en su honor, a la que acudió todo el pueblo, y fue oficialmente dada por muerta por sus vecinos.
Todo cambio cuando llegaron los vídeos desde Argentina. Los familiares reconocieron a Honorina. “Me enseñaron una foto de ella y me preguntaron si la conocía. Yo, sinceramente, le dije que no”, confiesa su hermano Rubén. No fue hasta que le enseñaron el vídeo y pudo escuchar hablar a la mujer, cuando se dio cuenta. “No había duda. Era mi hermana”.
Los medios aprietan
Lo que vino después no fue sencillo. Los medios de comunicación argentinos quedaron bastante decepcionados. Aunque había sido un gran hallazgo, ellos buscaban a Marcela, a la madre de la estrella. Eso llevó a que, en contra de lo que decía Honorina y su familia, los periodistas argentinos siguieron manteniendo que en relidad aquella persona era Marcela Basteri.
El tema copó los espacios del corazón de los principales medios de Argentina. Los tertulianos insistían en que se trataba de Marcela y montaban programas especiales en los que publicaban supuestas pruebas que demostrarían que la indigente localizada era la madre de Luis Miguel. Era un tema demasiado jugoso como para resignarse a que no fuese la modelo italiana.
Pero desde Bimenes apretaron. Hasta el alcalde del pueblo, Aitor García, mantuvo agrias polémicas con algunos de los periodistas bonaerense que insistían en que se trataba de la madre del famoso artista. Les pidió que dejasen de hacer daño y reconociesen por fin la verdadera identidad de aquella persona.
Finalmente se le practicó la prueba de ADN y quedó demostrado que aquella mujer que vagaba sin rumbo por los barrios bajos de Buenos Aires, que decía frases inconexas (llegó a decir que ella procedía de Galilei) y que, en un momento de lucidez, dio el nombre de su pueblo para resolver aquella historia, era Honorina Montes García.
¿Y ahora qué?
¿En qué situación se encuentra este asunto a día de hoy? "Mi hermana está ingresada en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires", confirmó su hermano Rubén, que asegura desconocer los tiempos de la repatriación: "No sé si volverá en una semana, en tres o en dos meses. No nos han informado. Estamos a la espera".
Lo que sí es seguro es que Nori va a volver a su pueblo. La idea, no obstante, es que ingrese en otro centro especializado para trastornos mentales en Asturias. A priori, estos gastos correrían a cargo del Principado de Asturias. "Nosotros solamente tenemos que pagar el pasaje su pasaje de vuelta y el de la persona que le acompañe", apunta Rubén Montes, que se dedica a cuidar a su madre.
Ella es la que no sabe nada. La madre de Nori y Rubén es una mujer de avanzada edad que padece alzheimer y que reside en el pueblo de San Julián, muy cerca de Bimenes. "No le hemos dicho nada porque tampoco lo entendería. Yo, que estoy retirado, vivo solo con ella y me dedico a cuidarla. Yo no sería capaz de cuidar a dos personas en ese estado, así que la única forma que veo de que mi hermana esté bien cuidada es que se hagan cargo de ella en un centro especializado", le cuenta a EL ESPAÑOL.
La prensa rosa argentina no se conforma y sigue publicando supuestas pruebas que demostrarían que Honoran es en realidad Marcela. Pero el ADN no engaña y Marcela sigue desaparecida. Hay personas del entorno del cantante, en cambio, que sostienen que a Marcela la mató su marido y escondió el cadáver. Pero por el momento, lo único claro en esta historia es que su búsqueda se cruzó con la vida de otra mujer que, finalmente, va a volver a sus raíces.