La moto, como medio de transporte, contamina mucho menos que un coche y contribuye a agilizar la movilidad urbana. Los datos lo avalan. El Parlamento Europeo animó en 2015 a los estados miembros a promover su uso como parte de la solución a la movilidad sostenible, la OCU concluyó en 2013 que era más ecológica menos que el autobús público y el Ayuntamiento de Madrid indicó en un informe de 2010 que si se sustituyera el 15% de los desplazamientos de turismos por los de motocicletas, las emisiones de CO2 se reducirían más de un 7%. Aun así, ha sido incluida en el saco de las cuatro ruedas. No podrán matricularse a partir de 2040 ni circular a partir de 2050.
Para compensar, el Gobierno anunció una ayuda de 700 euros para la compra de motos eléctricas. Lo cierto es que salvo ciclomotores y pequeñas scooters, los precios no bajan de 12.000 y pueden sobrepasar los 30.000 (precio similar al de cualquier coche 'ecológico'). Además, hay pocos modelos y con poca autonomía (entre 80 y 300 kilómetros).
El universo de las motos poco tiene que ver con el de los coches. No todas cumplen las mismas funciones ni están destinadas a todos los públicos. Por un lado, una moto es movilidad urbana, es agilidad, es facilitar el tráfico, es aparcar sin pagar zonas SER y sin problemas de plaza, es ahorrar y no contaminar. Es practicidad. Por otro, moto es ocio y turismo, es disfrutar del paisaje, de las curvas, del viento y del sonido. Es hobby y pasión. Es necesario tener en cuenta estas diferencias para entender que una moto, por buena que sea, no va a satisfacer las necesidades de todos.
La más adquirida
Quitando las pequeñas motos de alquiler de las grandes ciudades, resulta extraño ver una moto eléctrica por la calle. Y en caso de encontrarse con una, lo más probable es que se trate de la BMW C evolition. Es la más adquirida del mercado español a pesar de su precio: 15.000 euros. Es una scooter grande que se podría asemejar a una de 300 centímetros cúbicos. Por ello y como muestra más representativa, desde EL ESPAÑOL hemos probado este modelo para comprobar si realmente una moto eléctrica puede sustituir en cuanto a funciones a una moto convencional.
El rugido del motor probablemente sea uno de los aspectos que más engatusen a los conductores de moto. Con este tipo de vehículos, todo ese encanto se pierde. Más que perderlo, se sustituye por un silvido fino que se agudiza a medida que se inclina la muñeca. Por contraparte, se obtiene una aceleración que es casi imposible encontrar en cualquier otra moto. De 0 a 50 kilómetros por hora en menos de tres segundos (2,7 para ser exactos). Las incorporaciones a carreteras, a rotondas, son todo un placer al manillar de esta moto, ya que siempre responde con toda la potencia que se requiere en determinadas acciones de la circulación.
Por lo demás, se puede comparar perfectamente con una moto similar de motor gasolina. Es cierto que posee sistemas de retención para regenerar las baterías, pero a la hora de conducir no dista demasiado de los que poseen las motos tradicionales. Por contra, el gran inconveniente de los modelos eléctricos, al igual que en los coches, está en la batería. Tiene capacidad para recorrer 160 kilómetros en condiciones óptimas (en entornos urbanos). Probándola en entornos mixtos, oscila alrededor de los 100 o algo menos incluso.
El tipo de conector que incluye para cargar es de tipo 1, a una potencia máxima de 7,4 kW. En 4 horas la batería se rellena. Al contrario de lo que cabe esperar, las baterías no aglutinan todo el espacio de la moto, ya que deja un compartimento para el casco y para el cable de carga. Pero además posee una pequeña guantera justo debajo del manillar, en la que guardar pequeños objetos.
El quizás excesivo peso de la moto (265 kg) se compensa con la incorporación de una marcha atrás, que soluciona los problemas durante las maniobras de aparcamiento. Está concebida para la ciudad o para poblaciones exteriores a las grandes ciudades. De hecho, es la elegida por la Guardia Urbana de Barcelona.
Las motos para concentraciones, "en pañales"
¿Y qué pasa con el resto? ¿Qué pasa con la moto deportiva que acude a los circuitos y a las concentraciones, con la moto clásica con la que hacer rutas o con la moto touring para recorrer grandes distancias?
"Están muy en pañales. El problema que tiene (la moto eléctrica) es similar al del coche, solo que más agravado: la autonomía. Goza de menos espacio para instalar baterías, por lo que necesita una mayor frecuencia de Puntos de Carga", declara Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Mutua Motera. Este experimentado motero cuenta a EL ESPAÑOL que comienzan a verse cada vez más modelos por ciudad, pero que en carretera están muy lejos de que ser prácticas. "Hay alguna moto de carretera que va muy bien, pero muy poquitas", añade.
Si acudimos al mercado, quitando ciclomotores que no superan los 50 km/h y scooters de menos de 125cc, la oferta es muy (muy) limitada. A día de hoy, ZERO es la marca de referencia en el sector. La 'S 11 KW' (44 CV), su modelo callejero más básico, es capaz de recorrer -según su anuncio- 143 km en ciudad y 72 en carretera, tardando en cargarse (en el modo rápido) una hora y media. Su precio, desde los 12.000 euros. Si se contara con algo más de potencia y duplicar la capacidad, el precio del 'SR' se puede ir hasta los 20.000. Para quienes buscan 'algo más', acaban de anunciar el modelo nuevo SR/F: 110 CV, 320 kilómetros de autonomía y 200 km/h de velocidad punta. Su precio parte de los 20.000.
Volta, empresa española
Volta, empresa española, vende una gama de cuatro modelos muy similares entre sí, de menores prestaciones que las anteriores (equivalentes a 200cc), pero también a un precio más módico. Los precios parten desde los 12.000, pero no sobrepasan los 120 km/h y sus autonomías anuncian 84 kilómetros. Tacita vende desde Italia su modelo T-Cruise, una custom que recorre 270 kilómetros a un precio de 23.000 euros, aunque a España no llega. Las cuidadas Energica oscilan entre los 21.000 y los 25.000 y el modelo superdeportivo de Lightning cuesta casi 40.000. Y quitando eso, poco más.
"Tiene que haber un desarrollo tecnológico. Hay motos que ya cubren distancias considerables, pero pueden no satisfacer todas las necesidades. La oferta es mucho más amplia en combustión y las prohibiciones de vehículos gasolina está fijada para un plazo largo", considera José María Riaño, secretario general de ANESDOR (Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas).
Algunas marcas, como Harley, NXT, KYMCO o RMK han mostrado prototipos que llegarán al mercado, con buenas prestaciones, pero que no serán baratos, entre 23 y 30 mil euros. Todas ellas, motos que si se comparan con modelos de gasolina, triplican o cuadruplican precio. Casi cuestan lo mismo que un coche. En algunos casos, hasta lo sobrepasan. Por ello, sorprende que las ayudas para este tipo de modelos solamente sea de 700 euros. "Nos hemos quejado siempre del reparto de ayudas. No se han recogido bien. No guardan equilibrio entre las pequeñas y las grandes. No está bien segmentado", expresa Riaño.
Distintivos ambientales
Cuestión aparte son los distintivos ambientales. A efectos prácticos, se rigen igual que los coches eléctricos. 0 y ECO, bien; B y C, no tanto. "Se ha seguido el mismo criterio para establecerlas que en coches. Se beneficia al 50% menos contaminante y se perjudica al 50% restante, pero no se puede equiparar con los coches. Una lavadora con etiquetado de eficiencia energética A+ no es igual de eficiente que un microondas A+. Es una mala interpretación", considera el secretario general de ANESDOR.
"Muchos ayuntamientos están haciendo una política antimoto. Independientemente de ideologías, vemos que se están aplicando soluciones ideológicas a unos problemas que requieren soluciones técnicas. Se ha estigmatizado a la moto aun cuando está demostrado que mejoran la movilidad sostenible y reducen las emisiones de gases contaminantes", opina el presidente de la Asociación Mutua Motera.
En el caso de Madrid, por ejemplo, las motos pueden acceder a Madrid Central únicamente entre las 7:00 y las 22:00 horas a menos que dispongan de el distintivo 0 o ECO. Pueden aparcar en las zonas SER sin pagar, pero cuando entran en escena los protocolos anticontaminación, las motocicletas y ciclomotores están sujetas exactamente a las mismas restricciones que el resto de vehículos.