"Memoria que no olvida, rencor que no se aplaca". Esta frase, que se atribuye a Hernán Cortés tan de actualidad en el Palacio de la Zarzuela gracias al presidente mexicano López Obrador y su carta a Felipe VI, parece perfecta para explicar lo sucedido esta semana con la Reina Letizia.
Su aparición pública este pasado miércoles ha dejado a todo el mundo entre el desconcierto y la estupefacción. Nadie sabe qué pensar. Hay quien opina, equivocadamente, que la esposa de Felipe VI pasa de todo y que se pone lo primero que encuentra en su armario. Y otros que creen que la reina nunca se pone nada sin pensarlo bien y que más que un look se trata de un mensaje en toda regla.
Hablamos del ‘outfit’ en cuestión y que el que lució para el acto ‘Medios de Comunicación y salud mental’ en la agencia EFE de Madrid, este pasado miércoles 3 de abril -justo un año después de que saltase a los medios de comunicación el polémico vídeo de la pelea de las reinas-. Para presidir este tema la Reina vistió uno de sus conjuntos más famosos, uno que dio la vuelta al mundo en un vídeo casero que acabó siendo viral. Se trataba de un pantalón culotte de Hugo Boss con una blusa de topos de Carolina Herrera que llevaba la mañana del célebre rifirrafe con la Reina Sofía en el atrio de la catedral de Mallorca en el Domingo de Resurrección de 2018, aunque la crisis de la reinas no saltase a la opinión pública -gracias al vídeo- hasta dos días más tarde.
"Los que la conocen saben que ella no da puntada sin hilo. La Reina es una mujer que controla cada uno de los movimientos que hacen todas las personas que tiene a su alrededor, y no hablo sólo de su equipo. Te pongo un ejemplo. Hace unos años en una audiencia en el Hotel Reconquista de Oviedo, en la mañana de los Premios Princesa de Asturias, había una periodista cubriendo el acto que llevaba un atuendo peculiar. Puede que en esa sala hubiera más de 50 medios de comunicación. La redactora llevaba una falda y unos calcetines a modo calentadores. Cuando terminó el acto, y después de haberse pasado toda la mañana mirándola, la Reina se acercó a ella y le preguntó su nombre y a qué medio pertenecía. Ella no deja detalle suelto. Por lo tanto, aunque la doncella hubiera fallado el día de la visita a EFE en el momento de elegir la ropa (cosa que ya te digo que jamás ocurre) doña Letizia se hubiera dado cuenta", nos revela una fuente cercana a la esposa de Felipe VI.
Lo cierto es que durante la Visita de Estado de los Reyes a Argentina, la Reina Sofía tuvo tres actos en España. Teniendo en cuenta sus apariciones públicas del último año, son muchísimos en una semana. En las tres apariciones de la Emérita volvió a ponerse de manifiesto su gran popularidad, algo que según personas cercanas a Letizia, le molesta muchísimo a su nuera. La Reina tenía, por lo tanto, que dar un mensaje el miércoles pasado, alto y claro, volviendo a vestir la misma ropa del altercado de Palma, en el que, como se recordará, impidió que Sofía se hiciera una foto con sus nietas Leonor y Sofía.
La otra teoría sobre el ‘outfit’ real del miércoles es que fue un descuido, imperdonable, eso sí. "Es una tontería, no vamos a hablar de un tema que nos parece una estupidez. Lo importante es que la Reina fue a tratar ese día los ‘Medios de Comunicación y Salud Mental". "Eso es de lo que se debería hablar y no de blusas y pantalones" nos echa en cara, muy enfadado, una persona de comunicación de Casa Real. El efecto fue todo lo contrario: ese supuesto ‘descuido’ en el vestuario de la esposa de Felipe VI hizo que pocos medios reflejaran el asunto del acto y sólo hablaran de una posible venganza de Letizia.
El argumento del descuido se desmonta con la ley de probabilidad de un hecho coincidente y con conocer un poco el funcionamiento del vestidor de una Reina.
Las matemáticas nos sirven para desterrar la tendencia que asegura que ha sido casualidad. En los cuatro meses que va de año la Reina ha lucido quince blusas distintas, eso multiplicado por los meses del año, hace un total de cuarenta y cinco camisas. Ya sabemos que a Letizia le gusta repetir mucho su conjuntos, pero si estrena medio centenar de estas prendas cada 365 días (de media), la cantidad de ellas que debe tener en su vestidor hace casi imposible que repita sin querer. Nadie se cree que esta de lunares de Carolina Herrera fuera la primera que cayera en su mano.
La teoría de la casualidad también queda descartada cuando conoces el funcionamiento del armario de la Reina. Los seguidores de Letizia -son varios los blogs que hablan sobre su vestuario y looks- saben que la esposa de Felipe VI debe de tener un vestidor que ocupa la mitad de la zona privada del Pabellón del Príncipe. Algunas publicaciones aseguran que la cantidad de ropa que tiene la Reina supera la capacidad de almacenaje del palacio. De hecho, le regala muchas cosas a su hermana Telma y a muchas de sus amigas, aunque pocas de ellas pueden presumir de tener el tipazo de Su Majestad.
La clasificadora de ropa
La cuestión es que ordenar y gestionar un armario tan grande no es cosa sencilla. La Reina no es una mujer de muchas doncellas. Ella no nació Infanta, pertenece a una familia de clase media en la que los niños se visten solos y no necesitan a nadie para colocarse bien los zapatos. Letizia es la primera Reina de España plebeya y es en estas cosas donde queda muy claro. En su departamento sólo tiene una doncella, que es la persona que le ayuda a gestionar todo su vestuario.
En ella deposita muchísima confianza. Le ayuda a preparar las maletas cuando viaja, en los desplazamientos oficiales va con ella y le da los últimos retoques antes de salir. Prepara las joyas y tiene línea directa, aunque no le hace falta porque se lo sabe al dedillo todo, con protocolo para conocer los detalles de cada acto. Por su puesto, la doncella le ayuda a vestirse, pero no de forma literal, si no a colocarse las joyas, bandas, o rematar algún fallo o botón que haya que reforzar. Conoce los gustos de la Reina, aunque a veces sean poco previsibles, y lleva con ella desde que la experiodista llegó a El Pardo. Siempre discreta, nunca aparece en las fotos ni acude a las recepciones fuera de El Pardo, cosa que sí hace el resto del personal de la Secretaría de la Reina.
Pues una de las funciones de esta mujer, de unos 50 años llamada María José, es clasificar las prendas que entran en el armario. En época de la Reina Sofía, cada camisa, pantalón o vestido llevaba un papel puesto en la percha en la que describía cuándo había sido usado por primera vez, en qué tipo de acto, la fecha y las veces que había pasado por la tintorería de Palacio.
Con la llegada de la informática la cosa ha cambiado y se ha modernizado. Cada percha del armario de Letizia lleva un código, ese número corresponde a la prenda que cuelga de ella. Así la doncella sólo tiene que introducir las cifras y le sale la referencia de toda la información sobre ese vestido, camisa, zapatos…
Es decir, cuando el pasado miércoles introdujo los números correspondientes al ‘look’ que Letizia se iba a poner, en la pantalla apareció: ‘Blusa. Carolina Herrera. Fecha de estreno: 29 de marzo de 2018. Lugar: Catedral de Palma de Mallorca. Acto: Misa de Pascua’, o algo similar. Es decir, sabían perfectamente en qué momento y lugar la había lucido con anterioridad.
Esta teoría queda descartada también salvo fallo informático.
Afirmar que la Reina quería mandar un mensaje a todo el mundo con su ‘look’ del pasado miércoles puede parecer una acusación muy arriesgada. ¿Qué nos quería decir? Puede que Letizia quisiera demostrar que a ella la fecha y el tema que se recordó, de nuevo, gracias a su vestuario, le importe poco o nada. O tal vez quería dejar claro que, puestos a recordar el incidente de las dos reinas, ella ponía su granito de arena con la repetición del vestuario. De ser así, como parece, sería una exhibición de rencor con premeditación y alevosía.
"Aunque en público nadie ha dicho nada, lo cierto es que sabemos que el ‘Jefe’ está molesto con el tema. Sobre todo, porque no entiende a qué viene esta provocación" asegura un trabajador de la Casa con el que hemos hablado.
El mensaje de la ropa
No es la primera vez que Letizia comunica mensajes a través de sus estilismos. El último tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando coincidiendo con San Valentín Letizia decidió tener un gesto romántico y recuperó 16 años después de estrenarlo el traje blanco de Giorgio Armani que lució en la pedida de mano en El Pardo. Los Reyes se encontraban en Marruecos y para su segundo día de su visita de Estado, la Reina desempolvó este dos piezas demostrando que su amor sigue como el primer día y que mantiene la misma talla que entonces.
También fue más que evidente lo que quiso decir en mayo de 2015. Letizia amadrinaba su primera bandera como Reina. La tradición impuesta por Sofía marcaba que las damas de la familia real debían vestir de negro y lucir peineta y mantilla, pero ella decidió romperla. No obstante, para compensarlo y darle un toque de reconocimiento al acto, la Reina llevó el mismo look que en la proclamación de Felipe VI: abrigo en crepé blanco roto con bordado en cristal de rubí, amatista, ámbar y rosa talco con microperlas crema, firmado por Felipe Varela. La elección de Letizia fue una clara muestra del respeto que siente hacia la Guardia Civil y el acto al que había asistido.
Pero el gesto más llamativo y doloroso para quién lo entendió fue el momento el que decidió ponerse por primera vez los famosos pendientes chatones que forman parte de las Joyas de Pasar de la Corona española y que nunca antes había lucido. Las llamadas Joyas de pasar son un conjunto de piezas reunidas por la Reina Victoria Eugenia y ampliadas por la Reina Sofía. Están vinculadas al Jefe de la Casa Real Española y se supone que son para que las luzcan solo las Reinas de España. Aunque está las cede cuando crea conveniente.
Fue el 22 de febrero de 2017 en la cena de honor que los Reyes ofrecieron el presidente de Argentina Mauricio Macri y su mujer, Jualiana Awada. Entonces Letizia apareció con los dos enormes diamantes. Aunque todo el mundo dio por supuesto que lo que quería era ganar la batalla de estilo a la esposa del mandatario argentino, lo cierto es que un día antes se había hecho pública la sentencia del Caso Noos en la que se condenaba a seis años de prisión a Iñaki Urdangarin. Resulta que esos pendientes son los mismos que usó la Infanta Cristina el día de su boda, el 4 de octubre de 1997, con el ya condenado ex jugador de balonmano.
Venganza o no, Letizia consiguió resucitar la 'crisis de las reinas' un año después, con una inocente blusa de lunares y unos pantalones abotonados. Un error porque deja al descubierto que la escena del perdón, con las niñas y ella misma esperando a Sofía a que bajara del vehículo en su visita a Juan Carlos en el Hospital, fue una pantomima. La venganza es un plato que se sirve frío.