María Dolores P. G. (48 años) llega a la entrada IES Ciudad de Jaén (Madrid) algo intranquila. Porta en su mano dos documentos. Son las dos denuncias que ha interpuesto en menos de cuatro meses ante la Policía por el acoso escolar que sufre su hija, de 13 años, en el instituto. El mismo centro en el que estudiaba A., el joven de 16 años que se suicidó el pasado lunes después de dejar escrito en un mensaje "que le hacían la vida imposible". Y también el de Arantxa, una joven de 16 años que saltó en 2015 por el hueco de las escaleras de su casa antes de ir a clase. En ninguno de los dos casos, se había activado el protocolo de bullying.
Tampoco se prestó mucha atención, al principio, al caso de la hija de María Dolores. Aunque parece que ahora, después de dos denuncias y de todo lo que ha ocurrido en la última semana, el centro le ha dicho que "se va a zanjar ya". Hasta ahora, poco había servido, al parecer, la insistencia de esta madre o los capítulos en los que tenía que recoger a su hija con cuadros de ansiedad o con un nivel de tensión por debajo de 30.
Esta joven, de 13 años, que cursa 1º de la ESO en el IES Ciudad de Jaén, lleva sufriendo acoso escolar desde diciembre del pasado año. Primero empezaron a insultarla por las redes sociales, pero además, con nombre y apellido. María Dolores notó que le pasaba algo a su hija después de que bajase su rendimiento, sus notas y le pidiese faltar a clase. Después de hablar con ella, fue al instituto, pero le dijeron que "no podían hacer nada" porque esa situación se producía fuera del aula. "Iban a estar pendientes", pero la situación no hizo sino empeorar. Para entonces ya había puesto la primera denuncia.
Tras los insultos por las redes sociales, llegaron las amenazas vía teléfonica desde número privado. "¡Te vamos a rajar!", le dijeron a la joven el 21 de diciembre. Después de Navidad, la cosa parecía haberse resuelto, pero volvió a suceder. En esta ocasión, los acosadores habían actuado en nombre de la víctima en internet.
"Se hicieron pasar por mi hija y supuestamente ella insultaba a tres chicas del instituto para que después le quisieran pegar", cuenta a EL ESPAÑOL María Dolores, que prefiere no mostrar su rostro, para proteger a su hija. Fue la gota de colmó el vaso y tras lo que llegó la segunda denuncia, ante la inacción del centro educativo.
"Me tuve que buscar la vida"
Esta madre se presentó en el centro de nuevo, ya más que seria y habló con la dirección. Aun así, prosigue la madre, "me tuve que buscar un poco la vida y contárselo a todos los profesores porque la gran mayoría ignoraba lo que le ocurría a mi hija, a pesar de que ya había denunciado".
"Todo tiene un protocolo, no se preocupe, estamos pendientes del caso". Fueron las palabras que le profirieron desde el instituto. Aun así, a día de hoy, esta madre ve que su hija "lo pasa mal" en el centro. Continúan los cuadros de ansiedad y las bajadas de tensión. Pero, en cierto modo, está contenta porque su hija ha tenido la valentía de contarle todo, "o casi todo".
El agresor de su hija está identificado. Y ahora, según le ha dicho el centro esta semana, "el asunto se va zanjar ya". Con la mente puesta en todo lo que ha ocurrido en esta semana y los antecedentes del centro, esta madre suspira y dice esperanzada: "Espero que todo esto no llegué a más. No sé que decir, es tanta la impotencia que sientes; pero ella ha sido valiente y estoy contenta, lo único que le pido es que me lo cuente todo porque así estamos a tiempo de ayudarle".
Parece que el instituto se pondrá, ahora, más que nunca manos a la obra para erradicar el acoso que vive la hija de María Dolores y de futuros casos, que podrían ser como los de Arancha o A.
A este joven de 16 años, su agresor, de 17, le llegó a robar el móvil e incluso las llaves de casa en una ocasión. Este solía ser el modus operandi de el Bolivia no solo con A., sino con varios de sus compañeros en el IES Ciudad de Jaén.
En la nota que la familia pudo encontrar en el teléfono móvil el pasado lunes, según desveló este diario, el menor, de origen ecuatoriano, decía que no podía soportar más la situación que vivía: "Mamá, me voy, me robaban, me hacen la vida imposible".
A raíz de la muerte del joven, la Policía Nacional detuvo el pasado miércoles a el Bolivia, la persona que tras las averiguaciones pertinentes, tras hablar con varios alumnos del instituto madrileño, los agentes situaron como el presunto agresor. Su comportamiento con la víctima podía haber sido determinante a la hora de quitarse la vida. Si bien, el alumno fue puesto en libertad el pasado viernes, aunque le estuvieron tomando declaración hasta esa mismo día.
Investigación abierta
Este joven, de origen bolivariano, ya había protagonizado varios conflictos en el instituto y se le habían abierto expedientes en varias ocasiones. Según ha podido saber este diario, el Bolivia solía asistir poco a las clases y casi siempre estaba en el parque justo enfrente del centro escolar. En la mayoría de ocasiones le acompañaban dos amigos, de origen peruano y árabe.
Si bien, en el mensaje que dejó a su madre, A. también señalaba que le había afectado el cambio de residencia (la familia se instaló en el barrio de Usera hace poco tiempo, después de vivir en Galicia), varios desengaños amorosos y la separación de sus padres. De hecho, según las primeras pesquisas, que ahora también depende de la Fiscalía de Menores de la Comunidad de Madrid, el menor ya había intentado quitarse la vida en 2016 y tenía algunos problemas así como antecedentes autolesivos.
Por el momento, la Comunidad de Madrid mantiene abierta una investigación en el centro que hace ya un lustro también tuvo en el punto de mira, tras el suicidio de Arancha. La joven de 16 años se quitó la vida después de que un compañero estuviera durante tres meses seguidos acosándola, con golpes, insultos y toda clase de extorsiones.