Al pequeño lo encontraron desorientado, entre los riscos, a cuatro kilómetros del cadáver de su hermano mayor y del de su madre, rodeado de una espesa niebla. La cueva en la que aparecieron los cuerpos está ubicada en medio del barranco del Agua y del barranco del Burro. Desde allí echó a correr el niño, de cinco años, asustado por la terrible paliza con la que Thomas Handrick, su padre, iba a acabar con la vida de su madre y de su hermano.
Apenas un día después de que se denunciase la desaparición de Silvia y de su hijo mayor, de diez años en el municipio tinerfeño de Adeje, la Guardia Civil y el resto de efectivos que llevaban todo el día buscándolos han terminado por localizar sus cadáveres en el interior de una de las múltiples cuevas de la zona rural de La Quinta de Ifonche.
Resultó crucial la narración del pequeño de la familia, en la que todos eran de origen alemán. El niño había logrado huir, escapando de un castigo mortal, y fue localizado sobre las cinco de la tarde del pasado martes en una zona boscosa a cierta distancia de los hechos.
El joven permaneció durante horas en estado en shock, sin lograr enhebrar el relato. Además, la cosa se complicaba al comprobar que el pequeño no sabía hablar español. De ese modo los agentes de la investigación tuvieron que localizar a alguien que dominase su idioma nativo.
Esto, en Adeje, no resulta un problema. Se trata de un pueblo mayormente turístico, ubicado al suroeste de la isla, que muchos extranjeros escogen como lugar permanente de residencia. Según datos del Instituto Nacional de Estadística del año 2014, allí residen 1244 alemanes. En su lengua, el pequeño relató el horror.
La paliza en la cueva
Adeje era el pueblo en el que estaba viviendo su padre. Tanto él como su madre y su hermano iban y venían a la isla a visitarle desde Alemania, su hogar natal. En esta última visita, llegaron el martes 23, y el padre les llevó a dar un paseo por el bosque, hasta una cueva cercana. Allí les agredió, según detallan fuentes cercanas de la investigación a EL ESPAÑOL, con extrema violencia, incluso con golpes en la boca, destrozando la dentadura de una de las víctimas.
El pequeño de la familia logró escapar en medio del suplicio. Estuvo un buen rato vagando por la zona; todavía no se ha determinado el tiempo exacto que anduvo perdido por la zona boscosa.
El caso está siendo tratado como un crimen de violencia machista. La investigación está dirigida desde el juzgado de Violencia contra la Mujer Número 1 de Arona.
El barranco del Infierno y sus acantilados aledaños son uno de los lugares más conocidos de la isla, y es visitado tanto por senderistas como por turistas a lo largo de todo el año. "Es una zona muy recurrida", explican fuentes locales. Por esa zona, durante casi 24 horas, más de 100 personas esstuvieron buscando a la madre y al hijo por tierra y aire.
Se trata de un lugar plagado también de numerosas grutas y cuevas, y por ello llevó unas cuantas horas localizar el lugar exacto en el que tuvieron lugar los hechos. Tras el hallazgo de los cadáveres, la causa está bajo secreto de sumario.
El hombre, durmiendo en casa
Thomas Handrick tiene 43 años y es originario de Traunstein, una localidad situada en la región de la Alta Baviera. Silvia, su exmujer, tenía 39 cuando se la llevó por delante.
Su residencia estaba situada en el casco de Adeje, a pocas calles de la comisaría de la Policía Local. "Se está mostrando poco colaborativo. Se cierra en banda y no hay manera. Él dice que salió a pasear y que no se enteró de nada", explican fuentes cercanas a la investigación. Pronto se descubrió que mentía. A última hora del día, esas mismas fuentes explican que el hombre, por lo menos, reconoce que "hubo una pelea". Han podido arrancarle mucho menos que lo que él le arrebató a su ex mujer.
Cuando lo detuvieron, se lo encontraron durmiendo a pierna suelta en su propia casa. Se negó durante horas a facilitar la localización de los cadáveres, y ahora, tras el hallazgo de la tragedia, ha pasado a disposición judicial.
La búsqueda se convirtió en una operación ciertamente complicada. El pequeño les habló, entre balbuceos, de una cueva, de la que había logrado escapar y desde donde había estado deambulando durante varias horas. El operativo fue desplegado con toda clase de efectivos. Sin embargo, la zona en la que ocurrieron los hechos conjuga dos dificultades que han resultado cruciales: la espesa niebla del lugar y la gran cantidad de cuevas que se agrupan en esa parte de la orografía tinerfeña.
El amplísimo dispositivo de búsqueda incluía perros especializados en desapariciones y todo tipo de medios terrestres y aéreos. Incluso los agentes de la Benemérita en Tenerife se pusieron en contacto con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que cuenta con una brigada especializada en personas desaparecidas, precisamente la que se encargó de la búsqueda del pequeño Gabriel el año pasado, la que indagó en la desaparición de Laura Luelmo y la que dio caza a El Chicle en Rianxo, 500 días después de la desaparición de Diana Quer.
Sin embargo, los acontecimientos se precipitaron este miércoles. Una de las personas voluntarias en el operativo de búsqueda dio con la cueva a la que el pequeño se había referido en su declaración. "Si no llega a ser por ella, no encontrábamos la cueva ni en semanas", explica un agente cercano a la investigación.
De ese modo, al hallar los cadáveres, no fue necesario el desplazamiento de los agentes desde Madrid, que ya lo tenían todo preparado para iniciar el viaje a las Islas Canarias. Ahora todas las atenciones recaen sobre el pequeño huérfano, y también sobre la confesión del presunto autor del crimen.
28 menores víctimas de violencia machista
Cuentan los vecinos de la zona que el niño apareció desorientado en torno a las cinco de la tarde. Lloraba desconsolado en un sendero situado en la zona de Taucho. En shock desde hacía más de cinco horas, le llevaron a la Guardia Civil para que relatase lo que le había pasado. Y lo que le había pasado al resto de su familia.
Ya por la mañana algunos de los residentes en la zona habían escuchado voces infantiles en medio del bosque. Dicen que apreciaron tales sonidos en torno a las once, algo después de la primera hora del día. Quizá el pequeño deambuló sin rumbo, sin consuelo, durante horas por esos parajes agrestes del sur de la isla de Tenerife, hasta que alguien dio, por suerte, con el lugar en el que estaba.
El pequeño que desveló los hechos y narró lo ocurrido a los agentes no sabía que sus padres estaban separados. Tampoco debía de saberlo su hermano, ahora fallecido.
Este caso eleva a 18 las mujeres que han sido asesinadas por sus parejas o exparejas este año. En 2013 se comenzaron a contabilizar los niños y niñas asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres. Ya hay 28 víctimas mortales. Pudo ser un número más, pero el niño logró huir de la paliza y de las viles manos de su padre.