Hay varios momentos en la vida de Adrián en los que no ha dudado. No se lo pensó en las más de diez ocasiones en las que este policía local ha tenido que intervenir de paisano para evitar agresiones, incluso violaciones, a mujeres y tampoco se lo ha pensado al aceptar el designio como candidato a la Alcaldía de Dos Hermanas (Sevilla) por Vox. Desde chico en casa le inculcaron el defender al que necesita ayuda. “Antes lo hacía por la fuerza física —advierte—, ahora lo intentaré por la fuerza verbal”.
Cuando hubo que usarla, la física, lo hizo. Adrián recuerda el caso de una adolescente de 13 años que estaba siendo agredida a punta de cuchillo por un hombre con el propósito de violarla. Yendo de paisano oyó unos gritos y rápido acudió a ver de qué se trataba. Su intervención salvó a la chica, y tras identificarse como policía el captor salió huyendo. Él lo siguió hasta darle alcance, lo inmovilizó y espero la llegada de los patrulleros.
En esas situaciones, valora, “no piensas, actúas”. “Te la juegas porque no sabes si la otra persona está armada —relata—; pero después piensas en la vida que habría vivido esa cría si tú no hubieras intervenido y la violación se hubiese consumado”. “Hice lo que se tenía que hacer, salió bien y me siento orgulloso”, confiesa.
Adrián cuenta más de diez intervenciones similares a la narrada. Todas de paisano y otras tantas vistiendo el uniforme, incluso en su etapa de formación. Sus actuaciones le han granjeado varias condecoraciones, felicitaciones públicas e internas y alguna mención honorífica. De su uniforme prenden varias cruces al mérito policial con distintivo blanco. Aunque el policía resta méritos, “no se busca el protagonismo”.
—En alguna ocasión lo han tildado de héroe.
—Sí, pero yo no soy ningún héroe. Simplemente fue un accidente, hice lo que tenía que hacer.
Adrián pasea por Dos Hermanas, municipio sevillano de más de 133.000 habitantes, sabiéndose un desconocido para gran parte de sus vecinos. Pocos saben de sus hazañas policiales y hace nada que tiene una posición activa en la política como para que lo reconozcan, pero dice saber la receta para arrebatarle la Alcaldía al sempiterno Francisco Toscano, el socialista que lleva al frente de la localidad desde 1983, uno de los grandes defensores de Pedro Sánchez en una provincia dominada por el Susanismo.
Predicar en Dos Hermanas, feudo socialista sin parangón, el programa de Vox es como tratar de vender arena en el desierto. Pero era, por las pasadas elecciones, y es, por la campaña en ciernes para las municipales, “lo que había que hacer”.
—Repite mucho ese “hacer lo que se debe”, ¿toca ahora hacerlo?
—Yo creo que sí. Es un momento coyuntural en el que el partido político que me ha acogido [Vox] demanda que la gente de nuestro perfil pueda prestar un servicio a la sociedad, y qué mejor manera que representar a los ciudadanos.
—¿Cuál es esa “gente de nuestro perfil”?
—A gente como yo, gente normal y corriente. Cualquier vecino con principios, con valores y con un poco de ética, lo que tiene que hacer es servir a su sociedad no venir a servirse. Yo opositaba porque creía que era lo correcto, poder proteger los derechos y libertades, no sólo los míos sino lo de los demás; y ahora poder influir en la realidad social que me ha tocado vivir de una forma honesta. La política, al fin y al cabo, tiene que ser eso, llegar al entendimiento para facilitar la vida del ciudadano.
Adrián, padre de familia numerosa —dos hijos de dos relaciones y el hijo de su actual pareja— con 33 años, nunca tuvo vocación de político. Tiene reparos en definirse como tal y prefiere ser considerado como un “profesional en la política”. De reojo, su interés en la política fue despertándose a medida que veía crecer la “decadencia” en los partidos y el surgimiento de otros nuevos como Podemos, a su juicio, “en sentido contrario al que la sociedad debería movilizarse”.
—¿Por qué Vox?
—¿Y por qué no Vox? Es un partido de una fuerte ideología que defiende, la igualdad real entre los españoles, que defiende la familia como un núcleo esencial de la sociedad y a la vida frente a la cultura de la muerte.
—¿Ve una contradicción en ser un héroe que salva a mujeres de la violencia de género y encabezar unas listas de Vox?
—En absoluto, ¿cómo va a ser una contradicción? ¿Por defender a las personas? Queremos defender a todo el mundo en el ámbito familiar y lo que pretendemos es que lleguen los recursos a donde tienen que llegar, a las verdaderas víctimas no a aquellas que se hacen pasar por víctimas. Hay recursos que se pierden por el camino. Al crimen hay que combatirlo venga de donde venga, sea hombre o sea mujer.
Trashorras conoce España por el oficio de su padre, inspector de la Policía Nacional al que siguió por sus destinos en el País Vasco —“allá por los 80, cuando ETA apretaba las tuercas”—, Málaga y, ahora, Ceuta. Adrián ingresó en la Policía Local de Andalucía con 20 años, primero con plaza en Nerja y, desde 2010 en Sevilla. Sabe que su oficio, como la política, no siempre cuenta con la gratitud de la gente, “pero es muy honesto”.
Adrián no tiene acento del sur. Mide un 1,80 metros, tiene el pelo castaño tirando a cano, los ojos azules y el antebrazo derecho tatuado con motivos maoríes. Para la cita con los reporteros viste un polo blanco que uno de los afiliados de Vox en Sevilla ha creado bajo la marca España Viva y lleva varias pulseras entre las que destaca una con el lema Prohibido rendirse.
Objetivo: luchar contra la criminalidad
Su discurso como político bebe, en buena parte, de su oficio como policía. Una de sus medidas estrella para disputarle la alcaldía al socialista Toscano es bajar la tasa de criminalidad, “al menos en un 30%”, duplicando los recursos policiales.
Dos Hermanas es, a su juicio, una ciudad con una alta delincuencia, “con 5.000 delitos computados de media al año”. “Hay mucha impunidad, en buena parte porque quienes delinquen saben que la falta de recursos es un salvoconducto para detenerlos —defiende—; hay empresarios a los que han robado hasta tres veces en sus negocios y cada noche hay nuevos asaltos; y esto hay que atajarlo con las herramientas y toda la fuerza que el Estado de Derecho permite”.
—Como policía, ¿ve bien la propuesta de llevar armas que propone Vox?
—Llevar armas, ¿quién y dónde? Hay que restringirlas, eso está claro; y la legislación actual es muy benévola, cualquier cazador puede llevar armas. España es una sociedad desarmada, no queremos convertirnos en el salvaje oeste, pero si alguien entra en tu casa tienes derecho a defenderte como sea. Lo que no puede pasar es que entren en tu vivienda y tú, teniendo armas, defiendas a tu mujer y todo el peso de la ley caiga sobre ti. La Constitución garantiza la inviolabilidad del domicilio.
El candidato de Vox a la alcaldía de Dos Hermanas vive en una zona residencial a las afueras permanentemente videovigilada. Sus vecinos ya sabían de su vida profesional y ahora también conocen su faceta política. Hay quienes incluso lo acompañan en las listas para las municipales, equitativas en cuanto al sexo, pese a que ellas son más que ellos en las afiliaciones. “Muchas son mujeres que no quieren que a sus hijos le apliquen normas que los criminalizan por el mero hecho de serlos”, apunta Trashorras.
Una ley que hace “desiguales” a los españoles
Parte de su electorado llega a Vox por su crítica a la ley de violencia de género de 2004 y que, según valora el candidato Trashorras, hace “desiguales” a los españoles. “Hemos pasado a un derecho penal de autor en función de quien comenta el crimen tiene un castigo u otro; y esto no es una guerra de hombres contra mujeres, es de personas buenas contra personas malas”, critica.
—¿La actual ley es discriminatoria?
—La actual ley mal llamada de género castiga al hombre por el mero hecho de serlo. Basta un mero testimonio para que un varón se coma de dos a tres días de calabozo, si no pasa a disposición judicial.
—¿Hay tanta denuncia falsa como denuncia Vox?
—Profesionalmente no te puedo contestar, pero me parece llamativo que de dos millones de denuncias solo haya 200.000 condenas. ¿Qué pasa con el resto? ¿No eran culpables? ¿Se formularon para instrumentalizar el uso de la ley y obtener prebendas en custodias de niños, ayudas económicas, pisos para garantizar supuestamente a la verdadera víctima?
—¿Y qué siente cuando sabe de una nueva víctima mortal por violencia de género?
—Que es un fracaso de la sociedad, que el sistema no está dando resultados.
—¿Y cómo lo frenaría Vox?
—Las medidas legislativas necesarias no pasan por matar a moscas a cañonazos, habrá que saber en qué se está gastando el dinero. Recientemente, el grupo parlamentario Vox ha descubierto que en el Instituto de la Mujer de 47 o 48 millones que se destinaban no sé si llegaba a los dos millones lo que realmente se destinaba a las víctimas. Por tanto, hay ahí cuarenta y tantos millones de euros que se han perdido.
Su paso al frente en la política, dentro de Vox, ha tenido un coste personal y económico para Trashorras. Reconoce que alguna amistad ha caído por el camino y en la actualidad no percibe ningún sueldo, al cambiar su situación como policía de servicio activo a servicios especiales para poder hacer la campaña de cara a las municipales. Hasta entonces, Adrián tirará de sus ahorros personales. Su principal apoyo es su pareja, que trabaja. Después llegaron otros, como el de su madre o su padre.
También le han llegado advertencias. “Me han llegado a decir que tuviese cuidado, que podría tener problemas, que estoy en tierra hostil, que es una zona socialista y que me pueden rallar o quemar el coche y un largo etcétera —enumera—; pero no me afecta”.
“La gente ya no tiene miedo”
“La gente ya no tiene miedo a ir con una pulserita con su bandera o con una camiseta de España; no hay miedo, y sí amor a la patria”, justifica el policía. Adrián tampoco teme enfrentarse a Toscano, alcalde de Dos Hermanas desde hace 35 años que en las últimas municipales consiguió mayoría absoluta. “Respeto sí, como a todo adversario político; curiosamente él fue alcalde con mi edad y tampoco nació aquí, como yo; nos unen más cosas que las que nos separan”.
Dos Hermanas cerró el año 2018 con una tasa de desempleo del 25,25% según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra lejana al 14,3% de media en España que el candidato de Vox quiere combatir utilizando la bolsa de suelo público para atraer inversores que generen trabajo en el municipio. Así pretende bajar el mal dato en un 10% en el primer año.
En las últimas elecciones generales, Vox ha conseguido 10.232 votos de los 76.351 electores que acudieron a las urnas. Un número superior al que el partido de Abascal obtuvo en las andaluzas de 2018, donde de 58.520 electores recabó 6.567 votos.
“Queremos genera ilusión a base de esfuerzo y credibilidad; hay un gran equipo detrás, gente que saca tiempo de donde no lo tiene que se ha cogido vacaciones para reforzar la campaña y los resultados están a la vista, donde hemos crecido más de un 30 por ciento”, explica el policía. “Creo que la gente va a confiar en Vox”, vaticina.
—A raíz de lo que dice el PP, ¿se considera de ultraderecha?
—En absoluto. De todas formas, estamos ya acostumbrados a esas etiquetas. Yo no encajo ni en la ultra ni en la súper ni en la megaderecha. Somos personas normales que queremos que nuestro país esté unido y no desarraigado, no desmembrado. Derecha sin complejos, sí, pero ultraderecha en absoluto. Que digan lo que quieran, ellos serán la derechita cobarde.