Hace dos o tres meses, apareció en el portal del número 20 de la Calle de los Reyes Católicos de Parla, una especie de mancha de sangre. Pertenecía a Juana Ureña, mujer de 47 años de edad, y aquello había sido producto de una nueva discusión en casa con la que era su pareja.
Fue sólo un indicio que muchos vecinos no supieron identificar, y otros sí. Juana apareció muerta este fin de semana en su propia casa. Presentaba nueve puñaladas en el cuerpo. Según los primeros indicios, podríamos estar ante un nuevo caso de violencia machista en la Comunidad de Madrid.
No era la primera vez que Juana denunciaba a su pareja. Ya había tenido problemas con la anterior, en forma de otras discusiones y maltratos que habían derivado en situaciones complicadas y desagradables que hicieron intervenir a los vecinos.
El actual y presunto agresor ya había sido denunciado previamente. Era de origen magrebí, y Juana había acudido al juzgado a testificar y denunciar los malos tratos de los que era víctima bajo su yugo.
Cocinera sustituta en Parla
Por eso sobre él pesaba una orden de alejamiento que, ahora, había terminado por incumplir en pos de sus oscuros propósitos. El cadáver de Juana fue hallado sin vida en su propia casa tapado por una sábana.
Fuentes policiales confirman a EL ESPAÑOL que los agentes de la Comisaría de Parla recibieron el sábado por la tarde el aviso de la desaparición de la Juana U. M., nacida en 1972.
El miércoles Juana tendría que haber ido a trabajar. Tenía 47 años y era muchas cosas, entre ellas, cocinera. Suplía las bajas y vacaciones de los cocineros del bar El Puchero de Reyes, un acogedor local de comida tradicional ubicado en el centro de Parla.
Fue el propio dueño del restaurante el que advirtió a las autoridades de su ausencia. La mujer tenía que haber ido a trabajar los días 1 y 2 de mayo para cubrir la falta de sus compañeros. Después de su ausencia del segundo día, al ver que no respondía al teléfono, que no contestaba a las llamadas, que nadie sabía nada de ella, fueron directamente a preguntar a la urbanización donde ella vivía y mantenía su residencia.
Allí tampoco hubo quien les facilitase una respuesta. Nadie sabía nada de ella, y ella se encontraba sin vida en la propia casa. Y fue entonces cuando llamaron a la policía.
Los agentes comprobaron un detalle que resultó determinante: Juana ya había interpuesto denuncias por diversos y sucesivos episodios de violencia machista. Era una víctima. Los investigadores trataron el caso como una desaparición inquietante e inmediatamente comenzaron las pesquisas.
Indagaron en su entorno cercano, pero nadie supo hallar una respuesta. Juana era natural de Jaén, pero llevaba muchos años viviendo en Madrid tras haber emigrado en busca de una oportunidad mejor.
Nueve puñaladas
Después de sus primeras investigaciones, los agentes se dirigieron al domicilio. Juana, muerta, estaba allí. Había manchas de sangre. Su cadáver presentaba diferentes golpes, pero también nueve concretas puñaladas.
La autopsia ha determinado que Juana fue asesinada tres o cuatro días atrás. Su cuerpo estaba desnudo y envuelto en una sábana blanca bajo la cama. No había nadie más en la casa.
Las heridas, presuntamente, habrían sido causadas con un cuchillo de cocina. Según han relatado los vecinos del bloque a EL ESPAÑOL, la mujer había cambiado en diversas ocasiones las cerraduras de la puerta de su casa. No especificaron en la conversación con este diario si eran por el anterior maltratador o para alejar de sí al actual y presunto asesino, con el que también había tenido problemas previos.
Las discusiones se convirtieron en una constante y en un quebradero de cabeza para los habitantes del edificio. Pero, sobre todo, para Juana, que no llegó a lograr poner remedio a la situación. De hecho, según informó El País, el supuesto autor ya había sido detenido en febrero por haber quebrantado la orden de alejamiento.
El hombre está en paradero desconocido. Pesa una orden de busca y captura sobre él. De confirmarse, Juana sería la víctima número 19 de la violencia machista en lo que va de año.