Es como si la ciudad de Ávila ya se diera por perdida. Como si el partido lo fueran a jugar otros directamente y lo único que queda es salvar a los buenos jugadores, que no se lesionen en el barrizal, y a otra cosa, a mirar a otros partidos. Esa es al menos la sensación que deja la estrategia política de Podemos en la capital abulense, ahora que arranca la campaña para las elecciones municipales.
Y no es para menos. La historia de su alcaldable, Pilar Baeza, es sin duda la más extraordinaria de todos los candidatos que se presentan en los más de 8.000 municipios españoles que celebran las elecciones el próximo día 26. Bajo el lema “Las personas primero”, Baeza ha dado el pistoletazo de salida la madrugada de este viernes a una campaña electoral en la que no puede huir de la mancha de su pasado y en la que su partido parece darla por amortizada.
El relato de la ahora candidata se coció en el verano de 1985. Por aquel entonces ella tenía 23 años y vivía en el municipio madrileño de Leganés con sus padres. Ahí fue cuando, según su versión, Manuel López, un joven un año mayor que ella la violó y dejó embarazada. Lejos de denunciar, “porque era la época que era”, dijo en su momento, el ánimo de venganza fue creciendo por dentro e involucró a su novio, Manuel Gutiérrez, y a otro amigo para llevar a cabo el asesinato del joven López, según pudo confirmar EL ESPAÑOL.
Durante dos meses, los tres fueron planeando minuciosamente el asesinato hasta que lo llevaron a cabo la noche del 8 de septiembre de 1985. Aunque ella no estaba delante cuando sucedió, su implicación fue tal que le cayó la misma condena que al resto de implicados: 30 años. Esa noche, Baeza entró en la armería de sus padres, cogió una escopeta que estaban reparando, y se la dio a su pareja. Después de pegarle cuatro tiros a bocajarro a López, su novio se la devolvió a Baeza diciéndole “Ya estás vengada” y ella la volvió a dejar de nuevo en su sitio. El arma nunca se recuperó.
Han pasado 34 años desde entonces y la historia queda como un sueño lejano que ha sido arrastrado al presente por culpa de la prensa. Baeza ya cuenta 58 primaveras a sus espaldas y luce una imagen muy distinta. Con el pelo más corto que de costumbre, llega a la plaza de Santa Ana arañando los minutos para que den las 0:00 de este viernes y comience la campaña electoral con la pegada de carteles de todos los partidos que se presentan. Se muestra feliz en su corrillo, hace bromas con los periodistas, y nadie habla del elefante que ocupa la habitación, es como si nada hubiera pasado.
"Creo que lo más importante es animar a la participación, que en los últimos comicios fue muy elevada", apunta. "Y yo me considero que soy una herramienta útil para Ávila", añade. Ni una palabra de su pasado ni de si cree que le puede perjudicar. La pegada es un entorno festivo, con competiciones entre los militantes de los distintos partidos para ver quién canta más alto. No hay que mancharlo todo.
Sin embargo, el optimismo del que ha hecho gala este viernes no parece ser compartido. A pesar de que apuesta porque, dentro de los lemas, es la hora de que el cambio llegue a Ávila y tira de humanismo para apelar a la conciencia de los ciudadanos, en la formación morada la sensación va por otros derroteros desde que este diario desveló en exclusiva los fantasmas que Baeza escondía en la trastienda. Ella sólo se lo había contado a los dirigentes de Podemos cuando ya había sido elegida en las primarias y estos esperaban que no saliera. Pero salió. Ya tiene todas las cuentas saldadas, dijeron.
El abandono de Baeza por parte de Podemos
“No la quieren ni ver. Esto ya desde que salió la noticia pero no querían montar otro escándalo y que pareciera que no se respetan las primarias”, comenta un dirigente de Podemos. “El secretario general de Podemos en Castilla y León intenta desde hace tiempo que no aparezca en los actos y ahora con las municipales, como no saque ni un concejal, tienen excusa para quitarla de en medio. En Ávila están deseando refundar Podemos”, añade.
Más allá de las impresiones internas, que el partido ha dejado de lado a su alcaldable en Ávila se hace evidente en la planificación de esta campaña electoral para las municipales y autonómicas. El objetivo parece ser evitar la foto a toda costa, guardar las distancias. Ni Podemos en la provincia de Ávila ni en la comunidad de Castilla y León tienen planeado pasar por la capital de la localidad en las dos semanas que dura la campaña. Tampoco han aparecido personajes relevantes en la pegada de la madrugada de este viernes para darle su apoyo. Ni siquiera Óscar G. Jiménez, secretario local de Podemos en Ávila y segundo en la lista de Baeza.
En esencia, Baeza está sola. Al mismo tiempo que ella pega carteles en Ávila, los dirigentes de Podemos en la provincia han decidido arrancar la campaña la madrugada de este en Umbrías, una pequeña localidad situada a 100 kilómetros de la capital y con una población de 105 personas, según el censo de 2018. A esta localidad volverán al menos una vez y también pasarán por Casavieja (1.400 habitantes), El Barco de Ávila (2.300), Piedrahíta (1.800) y Arévalo (8.000), entre otros. Paradójicamente, Podemos en Ávila no va a pisar Ávila.
Una línea similar es la que va a seguir Pablo Fernández, el secretario general de Podemos en la comunidad y candidato a la presidencia de Castilla y León. A él fue al que le tocó defender a Pilar Baeza cuando surgió el escándalo pero, desde entonces, ha mantenido un perfil bajo en cuanto a ella se refiere. Fernández sólo va a pisar la provincia de Ávila una vez en toda la campaña y lo hará el día 11 de mayo en el municipio de Casavieja.
La excusa, de todas formas, la tienen. La formación en Castilla y León ha estado apostando por el voto en el entorno rural, por lo que esto parece seguir su línea. Sin embargo, no deja de llamar la atención que nadie quiera pisar la ciudad de Ávila. Pero el abandono ya viene de antes y quedó patente en los candidatos que Podemos a nivel nacional presentó a las elecciones generales: Pilar Baeza aparecía, antes de la noticia de su pasado, como candidata y después fue eliminada de la página web.
Aún falta tiempo para saber si Baeza conseguirá los 1.500 votos que necesita para ser concejal. Es una meta relativamente fácil aunque el resultado de las pasadas generales deja un precedente. En el 28 de abril, la formación cayó casi siete puntos porcentuales respecto a las de 2016. Pasaron de un 13,87% a un 7,98% y obtuvieron la modesta cifra de 1.726 electores en la ciudad de Santa Teresa.
Una vida recogida tras el escándalo
Tres días después de la publicación de la noticia a principios del pasado marzo, Baeza apareció junto a Pablo Fernández para demostrar que tenía el apoyo de Podemos en una rueda de prensa, celebrada el pasado 5 de marzo, en la que dinamitó las expectativas de que fuera a presentar su renuncia. “Esta ciudad me acogió y es tanto, tanto el cariño que le profeso… mi único objetivo al meterme en política es querer mejorar la calidad de vida de los abulenses”, dijo en aquella rueda de prensa.
Y desde ahí ya perfilaba el humanismo al que ahora acude en campaña. “Mis padres, que ya no viven, me han dado fuerzas todos los días para meterme entera”, aseguró. “He recibido coacciones externas para que abandone la candidatura. Pero yo no acepto chantajes ni me vendo. No es la primera vez que se usa mi pasado para amenazarme. Y si me preguntan, ¿merece la pena esto? Sí. Y me acuerdo de mi padre”, dijo.
Desde entonces, ha sacado pecho diciendo que tiene el apoyo del partido. Pero la vida de Baeza no ha sido la misma, ni en la política ni en lo personal. Ya no queda nada de esa guerrera de provincias que jaleaba los derechos en las plataformas ciudadanas. Ahora opta por llevar una vida recogida en Mingorría, una localidad cercana a la capital y donde vive con su marido y sus dos perros. Todo sucede fuera del foco.
No es para menos. Cuando se conoció su pasado, la reacción de la ciudad de Ávila fue contundente, llegando a rayar la ilegalidad en algunas ocasiones. No sólo muchos de sus ciudadanos mostraron la indignación por haber intentado ocultar los hechos, sino que incluso llegaron a aparecer pintadas en el gimnasio Giocare que ella regenta en las que se leía “Puta asesina”. También aparecieron algunas pintadas contra ella en los colegios electorales el pasado 28 de abril, llegando a retrasar la apertura de uno de ellos.
Había calado lo que hizo. No sólo su participación el asesinato sino que después, cuando Manuel López estaba en el pozo donde le tiraron y permaneció descomponiéndose tres meses, ella se presentó con su novio a comer en casa de los padres del asesinado para preguntar por él. Y no es lo único, también llegó a fotografiarse junto al pozo, posando para la revista Interviú.
Es por eso que a medida que este diario iba publicando esas noticias, Baeza se recluía cada vez más en su retiro bucólico de Mingorría. Optaba por no aparecer ni para hacer política, alentada también por el hecho de que su partido tampoco contaba con ella. Desde marzo, no ha aparecido en actos públicos más de cinco veces.
Ahora tendrá que dejar los complejos atrás y ponerse en el centro del foco mientras hace campaña. A pesar de su pasado, ha optado por el humanismo y por que, parece que ahora, "las personas son lo primero". La madrugada de este viernes, todos parecían ajenos al pasado, como si no contara, como si no estuviera ahí. "¡Sí se puede! ¡Sí se puede!", comienza a gritar su entorno cuando Baeza deja de hablar con la prensa. Ninguno parece sentir que ha salido a jugar un partido que ya perdieron en 1985.