S. sigue en la UCI. La niña de 4 años que fue maltratada por su madre y un varón que vivía con ella, continúa ingresada en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza con pronóstico grave. Allí permanece ingresada a causa de las heridas infligidas durante una paliza que le dieron el pasado día 29 de abril.
No era la primera vez que S. era maltratada en su casa. La prueba son los traumatismos en el tórax que le fueron detectaron durante el reconocimiento médico, provocados en fechas anteriores a esta última agresión. También las declaraciones de los vecinos, que casi a diario escuchaban a la niña pedirle a su madre: “Mamá, no me pegues más”.
Por este motivo, tanto Elena, la madre de la niña, como Constantin, su novio y autor confeso de la última paliza, permanecen presos en la prisión aragonesa de Zuera.
Ella, por su parte, ha perdido la custodia de S. y es la tercera. La mujer es madre de otros dos hijos varones, de 9 y 11 años respectivamente, que ya le fueron retirados con anterioridad precisamente por episodios de violencia similares al protagonizado con S. La custodia de la pequeña ingresada ha pasado a los Servicios Sociales del Gobierno de Aragón, igual que la de sus hermanos.
El organismo autonómico, no obstante, está en el ojo del huracán por la gestión de este asunto. Declinaron hablar con EL ESPAÑOL y dar explicaciones acerca de si se le estaba practicando algún tipo de seguimiento especial a Elena, una persona con un expediente conflictivo, dos custodias retiradas y antecedentes de malos tratos contra sus hijos.
Desde Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, por su parte, confirmaron que ellos estaban elaborando un informe de posible desprotección de los menores. Pero el informe no llegó a tiempo y la pequeña S. quedó desamparada.
Nada más. Es todo lo que se sabe sobre el asunto. La opacidad con la que la administración aragonesa está llevando el caso impide obtener más información acerca de un suceso que ha conmocionado a la opinión pública. La noticia publicada por EL ESPAÑOL se ha compartido de forma masiva en las redes sociales durante todos estos días. Especialmente en Facebook.
Ha provocado una ola de indignación, ante la situación y ante la infinidad de interrogantes que deja el caso: ¿Por qué no actuaron a tiempo los Servicios Sociales? ¿Por qué no se hacía un seguimiento exhaustivo del expediente de una mujer con dos custodias retiradas? ¿Por qué los vecinos oían gritar a la niña cada noche pero no hicieron nada? ¿Por qué la policía acudía a menudo a la casa por alteración del orden y no identificó que allí vivía una cría en estado de desprotección?
Una historia de solidaridad
La atención generada por este suceso queda ilustrada con una acción que aporta una pincelada de ilusión y solidaridad a esta historia. Una llamada recibida en EL ESPAÑOL un par de días después de la publicación de la noticia. Un guardia civil de Málaga se ponía en contacto con este periódico para pedir ayuda: “Lo único que quiero es saber cómo hacerle llegar un paquete a esa niña, no estoy buscando fama ni protagonismo”, aclaró desde el principio. Y para explicarse, nos contó una historia.
“Yo soy guardia civil en Málaga, estoy separado y tengo una niña de 6 años. Ella estaba conmigo el día que leí la noticia de la agresión de Zaragoza. Yo, por mi trabajo, he visto cosas muy duras. Pero este caso me sobrepasó. Primero por la crueldad de lo que pasó. Como padre de una niña casi de la misma edad, no pude evitar sentir impotencia e indignación”, cuenta A.C., que prosigue: “El drama de esa niña no es sólo la paliza que ha recibido de su propia madre. Parece que al final salvará su vida, pero no se sabe si le quedarán secuelas o no”.
Pero, además, A.C. pensaba “en la situación de esa cría el día que salga del hospital. Estará mejor de salud, pero se dará cuenta de que se ha quedado sin madre, sin padre y sin nadie que le dé cariño. Se ha quedado sin familia y ella no ha hecho nada”; puntualiza. En esos pensamientos andaba, con los ojos húmedos y fijados en la noticia. “Se me saltaron las lágrimas, no te voy a engañar. Se me saltaron de verdad”. Ahí se acercó su hija y pasó algo que no se esperaba.
"¿Le hacemos un regalo?"
“Mi hija me preguntó que por qué lloraba. Yo con mi hija hablo mucho, le explico muchas cosas. Aunque con este tipo de cosas hay que tener cuidado. No vas a darle según qué detalles a una niña de 6 años. Pero ella me estaba preguntando y yo le contesté. A mi manera, para protegerla un poco, pero le contesté. Le dije que estaba triste porque había una niña que estaba muy malita en un hospital, que le faltaba cariño y que sus padres se habían portado mal”.
Contra todo pronóstico, la niña hizo una propuesta como respuesta: “¿Le hacemos un regalo?”, le sugirió a su padre de forma espontánea. A.C. confiesa que se quedó parado y tuvo que preguntarle él a su hija: “¿Un regalo?”. La niña contestó con una alternativa: “O le puedo hacer un dibujo”.
Fue entonces cuando A.C. le cogió la palabra. Decidió ir con su hija a comprarle un regalo a la cría. Ella lo eligió: un muñeco de color rosa con el nombre de la niña agredida en el vestido. Además, la hija de A.C. decidió hacerle un dibujo, con la esperanza de que le llegase a esa niña que lo estaba pasando tan mal que estaba haciendo llorar a su padre.
Spiderman también se apunta
“Es por eso por lo que me he puesto con contacto con vosotros. No quiero fama, no quiero que salga mi nombre, mi cara ni nada. Sólo quiero saber cómo hacerle llegar el muñeco y el dibujo a esa niña. Tengo la esperanza de que al final se recupere. Cuando eso pase, no va a tener madre ni padre para darle cariño. Por lo menos, que tengo un muñeco con el que jugar y un dibujo con su nombre que le manda una niña desde Málaga”.
Tras disponer de la información, A.C. concluyó que cualquier ayuda es poca para un caso tan dramático. Él está en contacto con una asociación malagueña llamada “Superhéroes, un niño, una sonrisa”. Se encargan de mandar a superhéroes como Spiderman a las plantas infantiles de los hospitales malacitanos y de los alrededores.
El bueno de Spiderman no podrá desplazarse hasta Zaragoza, porque se trata de una asociación humilde. Pero también decidió hacer algo por la pequeña S. Así, la entidad ha comprado varios juguetes. Una muñeca de Frozen, un puzzle de Winnie The Pooh, pegatinas de Hello Kitty… y con todo esto ha hecho un paquete y también lo ha mandado al hospital de Zaragoza en el que sigue ingresada la niña agredida.
Cadena de solidaridad
“No pretendemos nada más que darle, en la medida de nuestras posibilidades, el cariño que no ha tenido. Aunque sea desde lejos. Es un tema que ha impactado a mucha gente en España y yo creo que algo hay que hacer, por poco que sea. Lo que esté en nuestras manos. Lo sé porque me lo ha enseñado mi hija, que la iniciativa salió de ella de forma espontánea”, resume el guardia civil de Málaga.
Mientras espera mas noticias sobre el estado de salud de la pequeña maltratada en Zaragoza, confía en que “ese gesto sirva para algo. Igual mandarle un muñeco no parece gran cosa. Pero si al final esto da pie a que la gente se anime y se despierte una cadena de solidaridad entre la gente con una criatura que no tiene a nadie, habrá servido para algo”, concluye.