En quince años, Gloria no había faltado un solo día al trabajo sin avisar. Ese fue el motivo por el que sus compañeros de la sección de limpieza del parque acuático Aqualand (Mallorca) se sobresaltaron. El lunes 13 de mayo, la ecuatoriana Gloria Zavala Correa, a punto de cumplir 54 años, no acudió a supuesto laboral. Llevaba en paradero desconocido desde la tarde del domingo 12. Su cadáver apareció la madrugada del miércoles 15, en su propia casa y envuelta en bolsas de plástico.
La policía ha confirmado que el cuerpo sin vida de una mujer aparecido en el Arenal es el de Gloria Zavala Correa, desaparecida el domingo a las 5 de la tarde. A falta de los resultados oficiales de la autopsia, todo hace indicar que la causa de su fallecimiento fue la asfixia. Ahora, la investigación se centra en encontrar a su hijo P.A.A.Z., de 16 años y que se encuentra ilocalizable desde pocas horas antes de la aparición del cadáver de su madre.
Todos estos datos no hacen más que abrir interrogantes en un caso ya de por sí lleno de incógnitas. La mujer desapareció de su casa el domingo y durante estos días no ha habido una sola pista sobre su paradero. El cadáver, sin embargo, apareció el miércoles en su casa. Su cuerpo sin vida se hallaba dentro de un arcón de madera, envuelto en bolsas de plástico selladas con cinta americana. El candado del garaje estaba puesto, según confirma Última Hora. Alguien había depositado allí el cuerpo inerte de Gloria, había echado la puerta y se había largado.
"Encontrad a Pedro"
La hija de Gloria mo puede contener su impotencia. Vive en Ecuador, el país de origen de la fallecida. Se está enterando por las noticias de lo que le ha sucedido a su madre. Se encuentra en un estado mezcla de shock e incredulidad: “No he visto el cuerpo, hasta que no lo veo no me puedo creer que sea mi madre”, explica a EL ESPAÑOL, resistiéndose a creer las evidencias que le llegan desde España. En su cabeza, sólo una prioridad: “Encontrad a Pedro y que explique qué ha pasado”.
Pedro es su hermano. Un chico menor de edad, corpulento y “muy educado y amable”, según cuentan en el entorno de la fallecida. Pedro residía con su madre en la calle Carretera Militar, en el barrio de Ses Cadenes (Arenal, Palma de Mallorca) junto a otro hombre de nacionalidad española con el que ambos compartían vivienda. “Ese hombre es un compañero de piso, un amigo. No es su novio ni su pareja”; insisten fuentes próximas al entorno de la fallecía. Ese hombre está, a priori, fuera del foco de las sospechas. El motivo es que durante el transcurso de los hechos, él se encontraba de viaje en Madrid.
Así, las dos únicas personas que había en la casa el domingo 12 de mayo eran Gloria y su hijo Pedro. Según declaró el chico posteriormente en comisaría, Gloria salió de su casa en torno a las cinco de la tarde. Le explicó que se iba a limpiar a la casa de un conocido llamado Luis, al barrio del Molinar. Ahí se le perdió la pista y no la volvieron a ver con vida.
Sus compañeros dan la voz de alarma
Gloria no volvió por la noche, pero su ausencia no pareció extrañar a su hijo, que en ningún momento vio la necesidad de dar la voz de alarma. El lunes por la mañana, Gloria no fue a trabajar. Gloria es una persona afable y muy querida por sus compañeros de Aqualand. Ellos fueron los que se pusieron en alerta. Sus compañeras más íntimas intentaron localizarla, pero Gloria ya no contestaba a las llamadas.
El martes por la mañana, una de sus compañeras de trabajo, a la par que madrina del hijo de Gloria, se plantó en su casa. Quería saber dónde estaba su amiga. Pero allí sólo estaba Pedro., que le explicó esa versión: su madre salió la tarde de antes y no había vuelto a casa. Fue esta amiga la que decidió entonces ir a denunciar la desaparición a una comisaría. Fue allí donde el hijo de Gloria refrendó su declaración.
El último giro llega la madrugada del miércoles. Fue su compañero de piso, al volver de Madrid, el que se encontró con la macabra escena. Al llegar, la casa estaba vacía. No había rastro de la desaparecida, pero tampoco de su hijo Pedro, que fue a denunciar la desaparición de su madre un par de días antes acompañado de su madrina. En su lugar, lo que se encontró el inquilino fue su casa cerrada y un candado puesto en la puerta del garaje. Ese fue el lugar donde halló, envuelto en plásticos y sellado con precinto, el cuerpo inerte de Gloria.
"Que busquen en Coll d'en Rabasa"
Los intentos por encontrar a Pedro han sido, por el momento, infructuosos. Su hermana Laura clama desde Ecuador. Sólo tiene en la cabeza el nombre de Pedro: “Deberían buscarlo por una zona que se llama Coll d’en Rabasa, porque él solía ir por ahí”, propone la chica. Sugiere que allí reside una chica con la que Pedro tenía relaciones. Es posible, cree, que haya ido allí a refugiarse. Laura ni sospecha ni acusa. Sólo tiene claro que es Pedro el que tiene que aclarar lo sucedido con su madre, porque fue el último que la vio con vida.
Gloria Zavala era una persona muy querida en su entorno. De carácter tranquilo y amable, llevaba 15 años trabajando como limpiadora en Palma. Sus compañeras de trabajo conocieron a Pedro y a todos les causó una gran impresión: “Educado y amable como su madre”, coinciden dos trabajadoras de Aqualand. Aficionada al fútbol y al Real Madrid, Gloria iba a celebrar su 54 cumpleaños en tres semanas. “No tenía enemigos ni era un persona difícil. Al contrario, nunca tuvo problemas con nadie”, concluyen, todavía conmocionados, sus compañeros de trabajo.
Y entretanto, Pedro sigue en paradero desconocido. A la enigmática desaparición de su madre se le suma el hecho de que el cadáver apareciese allí en casa. ¿Quién lo depositó allí? ¿Por qué se marchó su hijo Pedro? ¿Dónde se encuentra ahora? Por el momento, la investigación se halla en una fase muy embrionaria, pero nadie duda de que ahora, la prioridad, es localizar a Pedro.