Isabel, la embarazada degollada de Xátiva, ejercía la prostitución cuando fue asesinada
Las primeras pesquisas confirman la versión de su pareja, que asegura que él estaba trabajando cuando se produjo el crimen
13 junio, 2019 03:19Noticias relacionadas
Los niños del colegio Gozálbez Vera (Xátiva, Valencia) coinciden en que escucharon el jaleo. Golpes y gritos. No serían ni las tres de la tarde del martes 11 de junio. Los chillidos procedían del bloque de enfrente, del número 3 de la calle Francisco Gozálbez. “Aquí al lado hay un parque con gente que viene a beber y a fumar porros todas las tardes”, reconoce uno de los chicos. A ellos les atribuyeron el ruido. No eran concientes entonces de que lo que estaban escuchando era el sonido de un asesinato. El de Isabel Elena Raducanu, rumana de 36 años y embarazada de 6 meses. El cadáver de Isabel fue hallado degollado y con un fuerte golpe en la cabeza..
“Entraban hombres en el bloque que no viven aquí. Es lo máximo que te puedo decir”, cuenta una de las vecinas del bloque. Lo apunta porque la pareja de Isabel, primer sospechoso del asesinato (y cuya autoría del crimen ha sido inicialmente descartada por la policía), ha confesado a los investigadores que Isabel ejercía la prostitución a pesar de su avanzado estado de gestación. “Igual sí que se prostituía, no sé. No te puedo decir más porque estaría especulando”, insiste la mujer. Lo subraya, porque nadie en el edificio tenía trato con Isabel. La principal hipótesis con la que trabajan los investigadores es que el autor del crimen fuese el último cliente que mantuvo relaciones sexuales con Isabel.
La mujer vivía en ese piso desde hacía poco más de un año, acompañada de su hija de 6 años, fruto de una relación anterior. Buenos días, buenas tardes, hola y adiós. Son todas las palabras que cruzaron sus vecinos con Isabel Elena durante ese periodo de tiempo. “Siempre iba sola o con la cría. Saludaba y poco más. No hacía vida en el barrio, no bajaba al parque a charlar con los vecinos… Si no hubiera sido por esto, seguiría pasando desapercibida por aquí”, resume otro de los vecinos del número 3 de la calle Francisco Gozálbez.
Integrada en Valencia
A pesar de ser una persona poco sociable y de su aislamiento voluntario, Isabel estaba bien integrada en España. “En Xátiva llevaba algo más de un año, pero por otros lugares de Valencia llevaría 5 o 6 años. El café lo pedía en valenciano”, cuenta una camarera de un bar próximo que no quiere, ni identificarse, ni que mencionen el nombre del bar, “porque nosotros no tenemos nada que ver con eso”. Pero sí que asegura que ninguna de las veces que acudió al establecimiento pidió bebidas alcohólicas: “Aquí tomaba café, a veces sola y a veces con la niña. Muy amable y muy educada, no hay mucho más que decir”. Otro camarero asegura que tenía vista a Isabel de haber trabajado en la hostelería, en un salón de convenciones, “pero de eso hace ya algún tiempo. Yo no sé a qué se estaba dedicando ahora”.
En Xátiva no la conocían ni los rumanos. Iván y Gabriela son una pareja procedente de Cluj (Rumanía) que lleva viviendo en este pueblo valenciano desde hace 7 años. Aseguran tener relación con la mayor parte de sus compatriotas, “pero a esta chica no la habíamos visto nunca. Ni mirándola en las fotos la reconocemos”, aseguran, sin querer hablar mucho más del tema “porque estamos muy asustados”.
La única persona con la que mantenía relación era con su nueva pareja. Llevaba con él algo más de un año. El hombre, de de 32 años y natural del pueblo de Alberich, trabaja en un almacén agrícola. Ambos esperaban una niña que se iba a llamar Briana. Isabel colgó la ecografía de su futuro bebé hace poco má de un mes en sus redes sociales. Se le veía ilusionada y agradecida con el equipo médico que la estaba asesorando.
Trabajando en un almacén
El hombre se encontraba en su puesto de trabajo cuando sucedieron los hechos. Es su coartada y la policía se la cree. Por eso, el estuvo toda la tarde del martes 11 colaborando con los investigadores, aportando datos y revisando los enseres personales de la mujer en el piso. Durante toda la mañana estuvo, afirma, en el almacén agrícola en el que trabaja. Llegó en torno a las tres y media de la tarde y se encontró el cadáver de su pareja degollado y con un fuerte golpe en la cabeza. Isabel estaba muerta y fue él quien dio la voz de alarma y avisó a la policía.
Cuando el hombre dio su versión de los hechos, reconoció que su pareja ejercía la prostitución. Este es el motivo por el que la investigación se centra ahora en averiguar quién estuvo en casa de la fallecida ese mediodía. Fuentes próximas a la investigación sospechan que el crimen fue obra de uno de los clientes. Descartan también que se trate de un ajuste de cuentas por motivos económicos. La casa no estaba removida y no se habían llevado objetos de valor.
La vecina que vive en el piso contiguo escuchó golpes y una discusión muy fuerte en torno a las dos de la tarde, que es cuando se calcula que murió Isabel. “Te diría incluso que estaba discutiendo en su idioma. Los rumanos, al menos los que yo conozco del pueblo, tienen un tono de voz fuerte cuando hablan. Es distinto a cuando están hablando en español. Y yo creo que los gritos los pegaba en rumano”, aventura la mujer.
Una hora y media de misterio
Nadie sabe todavía qué sucedió entre las dos y las tres y media de la tarde, que es la franja horaria en la que la policía estima que se produjo el asesinato. La hija de Isabel estaba en el colegio y ella estaba sola en casa. La cerradura de la puerta no estaba forzada, lo que da a entender que fue la propia víctima la que le abrió la puerta. Lo que sucedió dentro todavía es un misterio hasta para los investigadores, que no tienen un sospechoso claro al cierre de esta edición. Isabel fue hallada por su pareja, desnuda, degollada y con un fuerte impacto en el cráneo.
Por el momento, los investigadores siguen recabando pistas y se centran en el entorno mas próximo de Isabel, prestando especial atención a las últimas llamadas que hizo y recibió ese día. La pareja de Isabel sigue colaborando con la policía y, aseguran, está destrozado. Las asistencias no pudieron hacer nada por salvar la vida de su pareja y tampoco la de la niña que esperaba.
En Xátiva ahora no se habla de otra cosa. "Tenemos miedo porque hay un asesino suelto y ha matado aquí, casi en mi casa", comenta una de las vecinas del bloque. Xátiva es un pueblo tranquilo en el que no pasan este tipo de sucesos: "La última vez que tuvimos periodistas de fuera por aquí fue cuando el equipo de fútbol del pueblo jugó contra el Madrid en la Copa del Rey. Ahora se ha vuelto a llenar de prensa y la gente tiene miedo".
En memoria de Isabel se convocó un minuto de silencio en la plaza del Ayuntamiento de Xátiva. El alcalde, Roger Cerdà, manifestó su repulsa al hecho manifestando que "la nuestra es una ciudad tranquila llena de mujeres que merecen la garantía de seguir adelante con un proyecto de vida en igualdad y plenitud, en ejercicio de sus derechos". Y más allá de las declaraciones institucionales, el miedo de la población. Sigue suelto un asesino por Xátiva, "que tuvo la sangre fría de matar a una mujer embarazada. Un monstruo así sería capaz de hacer cualquier cosa", concluye una de las vecinas de la fallecida.