Salvador Rámirez, el hombre de 46 años que ha degollado a su novia, Ana Lucía da Silva, en Córdoba este viernes, y después ha incendiado la vivienda, estaba en libertad condicional por el asesinato de su primera esposa, Amanda del Carmen Cabeza en 2002, a la que estranguló en la bañera. Fue declarado culpable por un jurado popular en Algeciras dos años después de cometer el crimen, tras lo que fue condenado a 20 años de prisión.
Así lo ha asegurado a EL ESPAÑOL un familiar de la víctima, de 49 años de edad y origen brasileño, que compartía su vida con Salvador desde hace un año, cuando vino de su país natal para empezar una nueva vida junto a su hija, de 16 años, en Córdoba. Desde entonces, ella se dedicaba a limpiar y él trabajaba en un bar conocido de la zona, en el barrio de Valdeolleros.
La joven no estaba en el domicilio de Córdoba cuando se han producido los hechos. Según cuentan estas mismas fuentes, el hallazgo de los dos cuerpos se ha producido cuando los bomberos han acudido a sofocar el incendio en la vivienda, sobre las 11.00 horas, en la primera planta del edificio.
El cuerpo de Ana Lucía se encontraba en el interior de la casa mientras que el del hombre estaba en el portal. Ella presentaba heridas de arma blanca y el hombre tenía un profunda herida en el cuello.
No había acudido al trabajo
La pareja llevaba viviendo poco más de un mes en el barrio y apenas eran conocidos allí, según han apuntado algunos vecinos. Otro familiar ha señalado que este mismo viernes, minutos antes de que acabase con la vida de Ana Lucía, había coincidido con el presunto asesino y le había preguntado por cómo estaba.
Horas después, sobre las 10.30 horas, llamó al timbre de la vivienda para preguntar por el paradero de la mujer porque su jefa le había avisado de que no había acudido a su puesto de trabajo. A los 30 minutos, la vivienda estaba ardiendo.
Ahora, la familia de la víctima, según ha apuntado a este diario, está tratando de buscar ayudar para expatriar el cadáver de Ana Lucía a su país natal, Brasil, y también a su hija, de 16 años, porque allí tiene a sus hermanos mayores. "¡Todavía no lo podemos creer, madre de dios!", señala, afligida, esta familiar.
En 2002, los onces componentes del jurado decidieron declarar culpable a Salvador, después de escuchar los informes de los forenses, según una información de El País.
Durante su exposición, los forenses aseguraron que Amanda "no murió estrangulada con el cable de una plancha, como se había manifestado al principio, sino ahogada en la bañera, adonde llegó agonizando, tras el intento de estrangulamiento de su exmarido, quien le produjo una rotura en la traquea.