“No estamos hablando del Réquiem de Mozart, de La pasión según san Mateo de Bach o de Las siete palabras de Cristo en cruz de Schütz”, dice el juez en su sentencia, “sino de alguna algarabía popular idónea para el esparcimiento y la distracción legítimos en otras circunstancias”.
A Florentino, conductor de coche fúnebre, se le fue la mano con la radio y los pitillos la madrugada del 24 al 25 de diciembre del año pasado. Su “mala fe” ha acabado por costarle el trabajo. Una de las cuatro hijas de un difunto que Florentino debía trasladar hasta Valencia de Alcántara (Cáceres), le pidió ir con él en el vehículo en el que iba el féretro de su padre porque a esas horas no disponían de otro coche. Florentino accedió a regañadientes, pero puso dos condiciones a la señora, de 55 años: durante el trayecto, él iría fumando y escuchando música.
Al llegar al tanatorio, la mujer presentó una queja por teléfono a su seguro de decesos, que a su vez dio parte a la empresaria funeraria en la que trabajaba Florentino. El hombre fue despedido dos semanas después. La justicia le acaba de dar la razón a Iniciativas Alcaesa, la compañía en la que estaba empleado.
"Con ademán chulesco"
El anciano José Ramón falleció en Cáceres capital el 24 de diciembre de 2018. La familia quiso que sus restos mortales reposaran en el cementerio de Valencia de Alcántara, a 92 kilómetros por carretera nacional, y que sus seres queridos lo velaran en el tanatorio del pueblo. El traslado del fallecido comenzó sobre las dos de la madrugada del día siguiente, Navidad. Las cuatro hijas del finado le pidieron a Florentino si una de ellas, que no tenía cómo irse hasta allí, podía acompañarlo en el coche fúnebre.
Florentino se negó en un primer momento. Pero segundos después cambió de criterio. “Con ademán chulesco” le dijo a una de ellas que la llevaría hasta Valencia de Alcántara, pero que pondría música y, además, fumaría, algo que le tenía prohibido su empresa. Durante el trayecto, que duró más de una hora, Florentino no apagó la radio y se fumó un par de cigarrillos sin preguntar si molestaba a su acompañante.
Al llegar al tanatorio, la familia del fallecido se puso en contacto con su compañía de decesos para quejarse del trato “vejatorio” de la empresa que había trasladado el féretro. La aseguradora llamó inmediatamente al Luis Carlos, director de la funeraria, quien se encontraba en un aeropuerto a punto de embarcar en un avión.
El 9 de enero de 2019, el empresario echó mediante despido disciplinario a Florentino, que dos meses antes había recibido una amonestación por escrito por haber olvidado llevar los arreglos florales que debían acompañar a un difunto en el vehículo que trasladó sus restos hasta el cementerio de San Justo en Madrid.
Florentino demandó a su empresa por haberlo echado. El mismo día que recibió el despido firmó junto a otros compañeros una denuncia que presentaron seis días después ante la inspección de Trabajo y Seguridad Social por problemas laborales.
Durante el juicio oral, el jefe de Florentino dijo que para su empresa es “fundamental” el trato respetuoso y ético con los familiares del difunto y que por esa razón se consideró muy grave su comportamiento. El director de Iniciativas Alcaesa explicó que la demora en la sanción respondió a que tuvieron que estudiar el caso antes de adoptar la decisión de echar a Florentino. Añadió que la empresa tuvo constancia de la denuncia de los trabajadores “mucho después de producirse el despido”.
Petra, otra hija del muerto, declaró ante el juez. Dijo que su hermana fue quien acompañó al cádaver de su padre durante el traslado hasta Valencia de Alcántara. Contó que ella no fuma y que el tono de Florentino fue de “recochineo”. Álvaro, un compañero de Florentino, contó que la empresa les tiene prohibido fumar y llevar a personas ajenas a la funeraria en el coche fúnebre, que él nunca pondría la radio sin preguntar antes a los familiares y que la compañía les marca pautas sobre cómo tratarlos con respeto.
"Un quebranto enorme a la empresa"
En un fallo del Juzgado de lo Social Número 1 de Cáceres con fecha de 26 de abril, el magistrado Mariano Mecerreyes considera procedente el despido porque el trato de Florentino vejó a la hija del difunto.
La resolución judicial señala que la actuación de la familia del muerto no se quedó en una simple queja verbal, sino que se reiteró en una protesta por escrito en marzo de 2019. “Esto es muy importante”, dice el juez, “pues evidencia no solo un proceder coherente, sino dolido en lo más íntimo”.
En dicha sentencia, en la que la funeraria queda absuelta, también se señala la "mala fe" de Florentino. El magistrado sostiene que el conductor del coche fúnebre impuso “sus condiciones aberrantes” y que lo hizo, “quizás”, pensando que el principal perjudicado sería la funeraria para la que trabajaba desde 2014 y que le pagaba 1.525 euros mensuales. “Produce un quebranto enorme a su empresa cuya mala fama, lógicamente, correrá de boca en boca, tratándose de asunto tan delicado como el de preservar el buen nombre del negocio”.
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