"Con la persona de mi vida". Así titulaba Biser Karadjov una foto en Facebook que subió el pasado marzo. Salía junto a su mujer, Mónika A.A, de 29 años. La pareja búlgara celebraba su decimoquinto aniversario. En la red social mostraban que estaban enamorados. Tanto él como ella publicaban casi todas las semanas una imagen demostrándolo. Un viaje a Burgos, unas cañas en la plaza, unas vacaciones en la playa o dándose un beso. En muchas ocasiones se iban solos, pero en otras les acompañaban sus dos pequeñas: G., de 15 años y Y., de 13. Parecían la familia feliz.
Su primera hija la tuvieron cuando Mónika tan solo tenía 14 años. Poco después se mudaron al pueblo burgalés de Salas de los Infantes (Burgos), donde tuvieron a su segunda niña. Allí, se integraron a la perfección. Vivían en consonancia con la paz que tanto caracteriza a este municipio de 1.955 habitantes. De puertas para fuera, "Monikita era un ángel. A todo el mundo le decía que en su casa todo esta bien", cuenta a EL ESPAÑOL B., una de las mejores amigas de la búlgara. Sin embargo, de puertas para dentro pocos sabían lo que realmente ocurría.
La tranquilidad del pueblo desapareció de forma violenta el pasado 8 de julio. Mónika aparecía muerta a cuchilladas supuestamente a manos de su marido. Biser, detenido el minutos después, está en prisión provisional y sin fianza. Se le acusa de delitos de asesinato, maltrato habitual con violencia física y psíquica contra la víctima y sus hijas, acoso en concurso con coacciones, incendio y lesiones. Yulian, el cuñado de la víctima, también fue arrestado este martes, pero posteriormente puesto en libertad provisional. Será investigado por un delito de maltrato en el ámbito de la violencia doméstica. A su amiga, B., le confesó todo poco antes de morir y lo cuenta en exclusiva a este periódico.
"Cuando la miraba a los ojos me quedaba pasmada. Tenía un brillo muy especial. Una mirada limpia y generosa", confiesa B. Ambas se conocieron cuando la víctima acababa de llegar a España, con 14 años. Llegó practicamente sin nada desde Bulgaria y vino acompañada por su padre, su Biser y sus dos niñas. "Estaba profundamente enamorada de marido y quería lo mejor para sus hijas. Por eso no denunció", confiesa.
No quería alterar a su marido enfermo del corazón
Al clan búlgaro siempre le costo llegar a fin de mes. Intentaban sobrevivir como podían. Mónika empezó ganando dinero como empleada del hogar, después se fue a una residencia de ancianos y desde hacía dos años trabajaba como cajera en el supermercado DIA. "Monika siempre ha tenido un acercamiento a la gente y una bondad que todos intentábamos ayudarla como podíamos", explica B.
"Biser en la calle era simpático, pero muchos sabíamos que era mentira", añade. Logró un oficio como limpiador en el Ayuntamiento. Sin embargo, llevaba un tiempo de baja porque había sufrido un cáncer de testículos y varios infartos. "Monika no quería alterarle y no hacía más que trabajar para ayudarle a él", sentencia la amiga
El año pasado se sumó un nuevo miembro a la familia Karadjov. Se trataba de Yulian, el hermano de Biser, quien le acogió en su diminuta y humilde vivienda. El recién llegado no hablaba prácticamente español y el pasado septiembre consiguió un trabajo como mecánico en un aserradero de madera. No hizo muchas migas con los otros 19 empleados. "Es muy serio y poco hablador". Así le describe una de sus compañeras. Según han afirmado varios vecinos del pueblo, Yuri también era "muy afín a la bebida, como su hermano".
Su cuñado intentó abusar de ella
El día después del asesinato de Mónika, su cuñado fue detenido. El subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente, confirmó que Yulian estaba acusado de "amenazas y malos tratos cuando el hermano (Biser) no estaba en casa". Recalcó que el hombre era un "continuador" de la violencia de género que "se ejercía en la intimidad y en el anonimato de un domicilio y que por lo que vemos se hacía extensiva a otros miembros de la familia".
Una fuente cercana a la víctima explica que el verano pasado Biser se fue a Bulgaria durante una temporada y su hermano se quedó en la residencia familiar junto a su cuñada. "Monika me contó que Yulian llegaba muchas noches borracho a casa e intentaba abusar de ella, pero como no se dejaba, la pegaba", confiesa. La mujer se lo confesó a su marido, pero éste no hizo nada.
"Estamos hasta las narices de nuestro tío"
"Biser quería a toda costa que sus hijas tuvieran una educación musical", confiesa R., un profesor de música del pueblo. De hecho, el padre provenía de una importante familia de músicos de Bulgaria. "Su ilusión era que una de sus hijas tocase el violín porque uno de sus parientes era un maestro con ese instrumento y había ganado muchos premios", añade. A pesar de los problemas económicos que tenía la familia Karadjov, la simpatía que tanto caracterizaba a Monika hizo que los salenses se involucrasen con ellos. Tanto que las niñas pudieron asistir a clases extraescolares de música.
Después del colegio, a eso de las seis de la tarde, iban a la Escuela Municipal de Música de Salas. El precio de la actividad ronda entre los 50 y 60 euros, "pero a ellas se lo pagaba una vecina del municipio de forma desinteresada", confiesa este profesor, quien también recuerda como en alguna ocasión ellas hablaban de la situación familiar que estaban viviendo en casa. "Se quejaban y decían 'Estamos hasta las narices de nuestro tío'".
No obstante, la mayor parte del tiempo lo único que hacían las hermanas era disfrutar de la música. Lourdes Fuentes también es profesora del centro y todos los viernes desde septiembre daba clases particulares a G., la hermana mayor. "Tiene un talento maravilloso y una voz que se te saltan las lágrimas al escucharla", cuenta a este periódico la docente. G., también formaba parte del coro "Ademus".
Lourdes recuerda cómo el pasado 21 de junio la niña dejó alucinados a los saleses durante la función de fin de curso. Por otro lado, su hermana, Y., también tenía un don con la guitarra. "En tres días aprendió cosas que a otros niños les costaba cuatro meses", explica otro profesor del centro que, por el contrario, también recuerda que "en muchas ocasiones se saltaban algunas clases. "Alguna vez noté que Monika venía a recoger a las niñas con la cara más hinchada. En ese momento no le di importancia, pero tal vez era porque la estuviesen maltratando", añade.
"Me extrañarás si me voy"
Biser parecía estar muy orgulloso de los niñas. Al menos eso mostraba en Facebook con los vídeos y fotos que subía a las redes sociales. En ellos aparecen las dos menores de tez morena, ojos oscuros y voz angelical demostrando sus dotes musicales. En uno de ellos G., canta mientras ella y su hermana acompañan la letra con el sonido de un vaso: "Si me voy, si me voy, me extrañarías si me voy. Me extrañarías por mi voz y perderías la razón. Me extrañarías si me voy".
"Organizaba cursos de cocina y nos enseñaba algunos bailes"
"Monika conocía a todo el mundo" es quizás el testimonio de la mayoría de los saleses. La mujer participaba en numerosas actividades multiculturales del pueblo, sobre todo en la Asociación de Jóvenes Serendipia y en la parroquia. Siempre intentaba incluir a todo el mundo y dar conocer algunas de sus tradiciones búlgaras a sus vecinos. "Organizaba cursos de cocina y nos enseñaba algunos bailes", recuerda un vecino del pueblo. De hecho, numerosos residentes del municipio también donaban ropa a la familia Karadjov.
Monika también había integrado la lista del PP en las pasadas elecciones municipales del 26 de mayo como suplente. Siempre que podía se iba a cenar con sus amigas, pero su amigo no confiaba del todo en ella. "Tenía que mandarle fotos con nosotras para que él viese que no estaba mintiendo", confiesa B.
Monika se escapó meses antes
Hace aproximadamente un mes la búlgara decidió huir. "Biser la había pegado y tenía toda la cara morada. Se subió en el coche de un señor que no conocía y le pidió que la llevase hasta el pueblo de Oña (Burgos). Allí quería pensar y decidir si dar o no el paso", cuenta la amiga. Sin embargo, esas horas de meditación se vieron interrumpidas cuando a Biser le dio un ataque al corazón. "Tuvo que volver", confiesa.
Las lecciones de música de las niñas terminaron el mes pasado y estaban pendientes de retomarlas en septiembre. Sin embargo, todo se truncó el 28 de junio cuando la casa de los Karadjov apareció en llamas. La búlgara había quedado a cenar con sus nuevos compañeros del PP, pero no apareció. Se fue del pueblo inmediatamente.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción del municipio archivó el caso al no hallar responsabilidad delictiva alguna. Sin embargo, varios vecinos han confirmado a este periódico que vieron a Biser con vendas en un brazo "porque se había quemado". "El hizo creer a todo el mundo que era por las planchas de la niña que se había dejado encima de la cama", explica B. "Esos días intenté localizarla, pero tenía el móvil apagado. Se había cambiado de número porque su marido le había roto el teléfono", añade.
Los hermanos se mudaron a otra vivienda y el matrimonio se separó. El padre de familia se quedó en Salas de los Infantes y Monika se fue con su padre al pueblo soriano de San Leonardo de Yagüe, a más de 30 kilómetros. Lejos del centro cultural, de la escuela de música y de su silla como suplente en el Ayuntamiento. "Tenía toda la ilusión de empezar una nueva vida", cuenta B.
Una niña en manos de un salvaje
"Durante una cena nos contó que había decidido denunciar, que estaba preparada", explica la amiga. Sin embargo, se echó para atrás. "Días antes de que todo ocurriese me enteré que había quedado a tomar un café con Biser. Me explicó que serían solo amigos y que no denunciaría por el bien de las hijas", añade.
Este lunes la búlgara fue a su antigua vivienda para recoger algo de ropa. Allí se encontró a Biser, quien supuestamente la apuñaló numerosas veces y la arrojó por la ventana a un patio interior. Allí la encontró Constantino Ruiz, el concejal de Educación, quien la intentó tranquilizar. 15 minutos después Monika fallecía y posteriormente su marido se dirigía a la Guardia Civil, manchado de sangre, reconociendo la autoría del crimen.
El pueblo de Salas de los Infantes aún no han podido digerir la tragedia. Este miércoles se celebró el funeral de la fallecida en San Leonardo de Yagüe, el nuevo hogar de sus hijas, quienes tendrán que seguir con su vida junto a su abuelo materno. Su amiga B., la recuerda cada minuto y le da mucha pena no haber podido hacer nada para ayudarla. "Monika siempre hizo creer que todo estaba bien, que en su casa no pasaba nada, pero era una niña en manos de un salvaje".