11 de julio. Son las 3 de la tarde en Vera, pueblo de la desértica provincia de Almería. El termómetro del coche marca 41 grados. Por la carretera, a pleno sol, avanza en bici un hombre de unos 50 años. “Mucho calor para pedalear ahora, ¿no jefe?”. El hombre responde riendo: “No, yo lo soporto bien. Lo peor es el sillín, que es negro y se calienta mucho. Me deja los huevos escaldados”. Lo dice porque va pedaleando totalmente desnudo.
Es uno de los huéspedes del Hotel Vera Playa. Fue el primer hotel naturista de nuestro país y sigue siendo el referente europeo. Está ubicado en Vera, la auténtica capital del nudismo de España. Ambos están de aniversario. El hotel abrió en 1989 y cumple 30 años. La zona naturista, 40 desde que fue designada como tal en 1979. Ambos fueron pioneros en lo suyo. Ahora resisten el paso del tiempo, aunque las cosas han cambiado mucho desde entonces.
Ya no existe el Camping Almanzora, con el que empezó todo. Tampoco es ya una zona virgen en mitad de la naturaleza. Ahora casi todo está urbanizado. También se han incorporado varios locales de intercambio de parejas y bares LGTBI con cuartos oscuros. Las prácticas sexuales trascienden a menudo de las paredes de los establecimientos y llegan a la playa. Hay quien está feliz por este crecimiento. Pero algunos naturistas de toda la vida creen que esta nueva microsociedad ha acabado desvirtuando la filosofía original del pueblo. Con sus pros y sus contras, esto es Vera, la capital nudista de España.
La capital nudista
- Frías, ¿hace mucho tiempo que no te despelotas, no? – me inquiere mi jefe sin ningún atisbo de cachondeo.
- ¿Perdón?
- Hace un par de años te fuiste escribir un reportaje a Cap d’Agde (Francia), lo de la capital mundial del sexo en público. Allí te tuviste que desnudar. El año pasado te metiste en El Fonoll, el poblado naturista de Tarragona. Luego a Maspalomas (Gran Canaria), que es zona nudista, swinger y tal. Y lo mismo. Digo yo que algo quedará por hacer, ¿no?
Por supuesto que queda por hacer. Queda ir a Vera, que es la capital del desnudo de España. Playa nudista, hotel naturista, urbanizaciones donde los vecinos viven sin ropa y tiendas donde se hace la compra como dios los trajo al mundo. Viven sin prendas durante el día y, cuando refresca por la noche, se ponen una camiseta para cubrirse (solamente) la parte de arriba. Las bicis son tan populares que hasta celebran cada año una carrera sin ropa. Y tienen hasta un récord en el Libro Guinness: el de más personas desnudas bañándose a la vez en una playa: 729, que se congregaron en 2013.
No es desnudarse sin más: es una filosofía de vida. Lo llaman FKK. Es el acrónimo de Freikörperkultur, un término alemán que se traduce como ‘cultura del cuerpo libre’. No es desnudarse sin más porque también va de vida sana, de comer bien, conexión con la naturaleza. El naturismo como tal nació en Alemania, y de ese país es la mayor parte de los turistas que, año tras año, bajan a Vera a descansar, montar en bici o batir récords.
FKK
La zona nudista de Vera no está integrada en el pueblo. Es una urbanización en las afueras. A la entrada, un panel advierte que es zona FKK. Antes de 1979 no había más que campos y una playa sin accesos ni servicios básicos. “Para llegar te quemabas los pies”, cuenta Elena Menviel, la propietaria del ya desaparecido Camping Almanzora y uno de los personajes icónicos del naturismo en Vera. Una persona que todavía es venerada por los naturistas más veteranos. "La jefa, la que ponía orden". La pionera junto a su marido, Francisco López Almansa, que fue el arquitecto de los edificios más emblemáticos del pueblo naturista francés de Cap d’Agde. “Yo soy de París y vivía en Montpellier con mi marido. Sus padres eran de Almería y él decidió que, después de diseñar edificios en Cap d’Agde, quería hacer algo en la tierra de sus padres. Y en Vera montamos un camping naturista, no teniendo yo ni idea de hablar español”.
Eso sucedió a principios de los 80, en plena transición. Había muerto Franco y la locomotora económica ya era el turismo. Los alemanes inventaron el naturismo, portaban suculentas divisas y buscaban un paraíso costero que en su país no existía. El Gobierno Civil aprobó en 1979 que la remota playa de El Playazo fuese declarada zona donde la gente podía quitársela ropa. Aquello, no obstante, era un escándalo para muchos de los bañistas tradicionales. Los encontronazos entre nudistas y textiles acababan de empezar. A veces, los textiles se paseaban por la zona nudista para provocar a ‘los desnudos’. Estos reaccionaban haciendo palmas. Toda la playa acababa aplaudiendo al intruso para avergonzarlo y que se marchase.
Allí plantaron Elena y Francisco el Camping Almanzora, el primero en aceptar nudistas. Pero como naturistas y los tradicionales no se soportaban, enseguida se vieron obligados a separar ambas zonas. Cada una con su piscina. La guerra entre nudistas y textiles acababa de empezar: “Había un par de niños de 12 años que hacían gamberradas y cagaron en la piscina de los nudistas. Cuando estos lo vieron, creyeron que habían sido los textiles y fueron a vengarse. Un hombre se puso el bañador, se fue a la otra zona y se cagó en la otra piscina”, rememora ahora Elena a carcajadas.
Reconoce también que ha habido momentos complicados. “Recuerdo cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco; a los campistas vascos los insultaban. Uno de ellos vino a verme para decirme que le llamase la atención a uno madrileño que estaba afilando la navaja delante de su tienda y amenazándolo”, recuerda. Otras veces tenía que expulsar del camping a pedófilos y pervertidos que se le colaban: “Acabamos aceptando solamente parejas, aunque ellos seguían haciendo trampas para colarse”.
El hotel
Los 10 primeros años fueron los más puros si se habla de naturismo en Vera: una playa virgen y un camping apartado de todo. Pero en España siempre nos ha gustado mucho lo de quitarnos la ropa en la playa. Ahora somos líderes del topless, y el nudismo cuajó en cuanto llegó. “Llegamos a tener a 3.000 personas en el camping”, recuerda Elena. El camping estaba saturado y había nudistas que pasaban de la vida hippy y lo que querían eran comodidades. Y a ofrecerlas vino el Vera Playa. Se inauguró en 1989, siendo el primer hotel naturista de España. Lo fundó José María Rossell, un catalán que se fue a vivir a Almería, haciendo el camino inverso al habitual durante la emigración almeriense a Barcelona. De inmediato se convirtió en un polo de atracción para los nudistas de toda Europa. Fue el embrión de la urbanización de la zona y acabó absorbiendo parte del camping de Elena, que acabó cerrando en 2008.
Aunque hay urbanizaciones íntegramente naturistas, el Vera Playa sigue siendo el elemento central de la zona naturista del pueblo. Empezó siendo un 3 estrellas y ahora tiene 4. Allí buscan conservar el espíritu nudista original: “En la piscina sólo puedes ir desnudo, en el restaurante vestido y en las zonas comunes como quieras. Yo, cuando paso por la piscina voy por los laterales para que se me vea poco”, cuenta el director, Diego González.
Lo que no permitimos es sexo ni nada parecido. Esto no es un hotel swinger. Cuando detectamos a algún pervertido lo expulsamos directamente del hotel. Y cuando vemos a alguien haciendo fotos, también”, advierte. Esto no es Cap d’Agde, no hay zonas de dogging. Es un público muy familiar y hay bastante gente mayor, que viene a relajarse”. Dice Diego. El ambiente en la piscina es muy tranquilo. Hay familias enteras y muy poco ruido. Los animadores también van desnudos. Por la noche hay actuación musical y ahí toca vestirse.
Y es que mucha gente se equivoca. En todos los sentidos. Diego ahora es el jefe, pero empezó en lo más bajo del escalafón, como recepcionista. En todo ha visto equivocaciones de todos los colores. Como el de aquella mujer que llegó a recepción soltando un discurso. “Vengo a hospedarme aquí, pero tenéis que hacerme un buen descuento porque yo soy clienta habitual. Fíjate si habré venido veces que conozco al director y él siempre me hace un precio especial, porque yo blablabla…”. La mujer interrumpió su retahíla cuando apareció en el hall un hombre totalmente desnudo. Escandalizada, le pide explicaciones al recepcionista. “¿Pero es que no habéis visto al cochino este, que va enseñándolo todo?”.
El trenecito
El Vera Playa sigue siendo hoy el elemento central sobre el que gira el nudismo en Vera. Está en la confluencia entre las dos calles que vertebran la zona naturista: la Ciudad de Barcelona y la Ciudad de Castellón. En torno a ellas se han levantado restaurantes, tiendas, bares. Con el tiempo, también locales de intercambio. Un club swinger y un par de garitos gays con cuartos oscuros. Su llegada al ecosistema naturista es puesta en entredicho. “En Cap d’Agde acabaron pervirtiéndolo todo”, recuerda uno de los huéspedes del Vera Playa.
“Ahora hay de todo. Puedes encontrarte por las noches por la playa a varios hombres haciendo el trenecito”, explica uno de los trabajadores del chiringuito Costa Cero. De eso mismo se queja Félix, el de la bicicleta; un nudista madrileño habitual en Vera desde el siglo pasado: “Llevo 20 años viniendo aquí. Primero con mis hijos, ahora con mis nietos. Y en mi vida había visto hacer el trenecito. La otra noche vimos a tres tíos haciéndolo en la playa”. Parece, en efecto, que el trenecito se ha convertido en el gran problema de Vera. Para hacer honor a la verdad, yo no vi ninguno. Pero también es cierto que estuve sólo una noche y en miércoles.
“Pues si te quieres hartar de ver trenecito ven el próximo fin de semana, que se celebra la fiesta del Orgullo Gay. No vas a ver un trenecito, vas a ver un mercancías”, rechina el propietario de uno de los restaurantes de la calle del hotel. Abrió hace 25 años y también coincide en su rechazo a este tipo de turistas. “A mí los swingers me dan igual, porque cierran la puerta de su club y pueden hacer lo que quieran. Y maricones siempre ha habido, que también me da igual, pero antes no se iban dando por culo en la playa. Que una cosa es libertad y otra libertinaje”, protesta, justo antes de confesar que es votante de VOX.
VOX
VOX es relevante aquí porque el partido ultraderechista ha sacado sus mejores resultados en la provincia de Almería. “Porque la gente quiere un poco de orden. En la huerta con la inmigración. Tanto por los que vienen ilegales y delinquen como por los empresarios que los explotan. Y aquí por los maricones, que se ponen a follar en cualquier lado. Y en esto del naturismo hay niños que los pueden ver”, sentencia.
Las ideas de Elena, la fundadora del camping, son radicalmente opuestas a las de VOX, pero coincide en el diagnóstico: “Yo vendí el camping en 2008 y ya voy poco por la zona, pero sigo viviendo en Vera y tampoco me gusta cómo han cambiado las cosas. Me da bastante pena. Sí que es normal ver a hombres teniendo sexo en la calle y ese no era el espíritu original del naturismo en Vera. Además, son bastante desagradables, no se relacionan con el resto de la comunidad y no tienen sentido del humor”.
El orgullo
Pero entonces... ¿hay trenecito o no? ¿Es tan grave el problema? Frente al hotel hay un local gay que se llama Tabú. Lo regenta Francisco Navarro “Chiyo”, que es también el organizador del desfile del Orgullo. Este año se celebra por cuarta vez y este año está dedicado a Queen. Contará, por ejemplo, con la actuación de Miranda Warrin. Chiyo le quita hierro a las quejas de los naturistas más tradicionales: "Casi siempre se quejan. Cuando entraron las máquinas para hacer las viviendas también se quejaron. A ver si es que sus casas las construyeron con silenciador", ríe.
Navarro reivindica el desfile como propio: "Yo soy autóctono del pueblo, vengo a las playas en bici desde que soy niño. Y creo que hay que apoyar este desfile porque es bueno para el pueblo. Al principio nos apoyaban pocas entidades, ahora vamos ya por 45. Vienen familias enteras a vernos. Es la cuarta vez que lo hacemos y cada vez va a más, porque se monta un ambiente muy sano. Hay que promover estas cosas para que la gente venga a Vera, que es un lugar precioso y tenemos sol todo el año".
¿Y sobre el trenecito del que se quejan los naturistas? Navarro lo tiene claro: "Yo declaré el otro día en una entrevista que putas, drogas y maricones siempre ha habido en todos lados. Pero la convivencia es posible, porque este desfile no es solo para los gays, es para todo el mundo. Para ellos también".
Más allá de las consideraciones de los más veteranos del lugar, el colectivo gay se ha hecho fuerte en Vera y el desfile se está celebrando precisamente ahora. Está teniendo lugar a lo largo de las dos calles que vertebran la zona nudista. Porque los locales gays están en la misma calle que el hotel.
Para unos, un motivo para festejar y promocionar al pueblo de cara al exterior. Para otros, un escenario que nada tiene que ver con la filosofía naturista original de Vera. Los gays por un lado, los naturistas por el otro. Otra vez dos bandos en la historia de Vera, aunque nadie quiera entrar en otra guerra como antaño, cuando los textiles se cagaban en la piscina.