La Fiscalía de Málaga pide tres años de cárcel para David Serrano, el dueño de la finca donde se cayó el pequeño Julen, por un delito de homicidio por imprudencia grave. Es decir, contempla que el acusado no tapó la boca de la prospección ni avisó a los padres del niño de que había un agujero de 100 metros de profundidad donde podía caer un niño.
Las conclusiones provisionales de la Fiscalía recogen que él fue el que contrató a Antonio Sánchez, el 'pocero', para hacer el agujero por el que posteriormente cayó Julen. Además, reconoce que, una vez acabada la obra, se puso una piedra sobre el pozo que se quitó con posterioridad.
El dueño de la finca "movió los mencionados bloques de hormigón y, faltando a sus deberes de diligencia, dejó al descubierto el agujero del pozo y se marchó del lugar", según recoge el diario Sur. Posteriormente, lo tapó y lo volvió a dejar al descubierto.
El día que acudió con José Roselló, Vicky y Julen; así como el propio dueño de la finca, su esposa, Adriana Jiménez, y su hija menor. Los hombres se fueron a hacer la comida y las mujeres se quedaron a cargo de los niños.
Vicky se ausentó para llamar al trabajo y le dijo a David que cuidara de Julen, pero el pequeño se bajó de la silla donde estaba y se metió en el pozo. La Fiscalía concluye, a su vez, que los padres de Julen no sabían donde estaba que había un pozo ni que estaban haciendo una paella cerca del pozo.
Por todo eso, consideran que David Serrano cometió homicidio imprudente al dejar el pozo abierto.