Teresa quería estar perfecta para su boda y un producto de gimnasio le causó la muerte
La joven extremeña, de 28 años, estuvo ingresada 48 horas en la UCI y falleció. Se casaba en febrero.
22 julio, 2019 01:05Noticias relacionadas
Teresa Carmona, a sus 28 años, estaba en esa flor de la vida que tan solo ofrece la juventud. Trabajaba de enfermera en Mérida y, durante el último año, había estado preparando su boda, que estaba fijada para el próximo mes de febrero de 2020. Todo era perfecto. Sin embargo, un producto de gimnasio dio al traste con todo. La pasada semana, llegaba al hospital de Don Benito (Badajoz) en parada cardiorrespiratoria; y 48 horas después, fallecía.
Quién se lo iba a decir a ella, a su familia y a sus amigos. Teresa, que siempre había hecho deporte, que acudía a menudo al gimnasio, que se cuidaba como nadie… “Su madre era de aquí, de Don Benito; y su padre, de Villanueva de la Serena, de aquí al lado. Eran todos estupendos: buena gente, agradables… Es una pena. La localidad está conmocionada. Ha sido un palo muy gordo”, cuenta un vecino en conversación con EL ESPAÑOL.
“Este sábado, en el funeral, no había sitio para nadie”, prosigue la misma persona. Los vecinos la despidieron en una ceremonia atípica por la cantidad de asistentes. “El párroco pidió por favor que no dieran el pésame por toda la gente que había, y la cola de coches era de tres kilómetros”, cuentan. Los que la conocían no se explican cómo pudo ocurrir. Todos estaban preparados para, el próximo mes de febrero, celebrar su boda. Sin embargo, la dichosa fatalidad se cruzó en su camino.
Deportista y encantadora
Teresa, este verano, compaginaba sus actividades deportivas con los preparativos para su boda y su trabajo como enfermera, a imagen y semejanza de su madre, con la que compartía profesión. Eran sus tres tareas fundamentales y era feliz. Acudía al gimnasio y, según cuentan personas cercanas a la joven a EL ESPAÑOL, tomaba productos para estar aún mejor. Productos que, por cierto, no tienen por qué ser malos. Muchos son de consumo habitual en todos los centros deportivos y consumidos, con el asesoramiento de entrenadores y especialistas, por infinidad de personas.
Ella, además, como enfermera, sabía lo que podía tomar para mejorar su rendimiento deportivo o su silueta –y también sabía de los peligros que podría tener un abuso de ellos–. Incluso, sabía lo que debía de comer. Su novio, Alberto, cocinero de profesión, le podía asesorar sobre cualquier aspecto relacionado con el buen comer.
Alberto tenía (y tiene) una gran carrera en el mundo de la gastronomía. Había estado trabajando en diferentes restaurantes como el Aldebarán y había sido seleccionado entre los seis finalistas del Premio Espiga a la Mejor Receta de Cordero. Y, aunque no ganó, sí destacó con su ‘Cordero relleno de boletus y Castaña, crema de Boniato, croqueta crujiente y fondo untuoso”.
Tanto es así que, de un tiempo a esta parte tenía su propio negocio. Es chef y copropietario de Polos Opuestos, uno de los lugares de obligatoria visita en Don Benito. Su restaurante, de hecho, tiene el certificado al premio de excelencia 2018/19 de Tripadvisor. Es más, es considerado uno de los mejores de tapas de toda Extremadura.
Esa estabilidad le llevó a pedirle matrimonio a Teresa entre alabanzas de todos. “¡Qué guapos!”, repetían, unos y otros, amigos y familiares, ajenos y propios, en sus fotos en las redes sociales. Y no es para menos: eran guapos, agradables, simpáticos, buenos profesionales… Nadie en Don Benito o Villanueva de la Serena puede tener una mala palabra para ellos. Todo lo contrario. Se les quería. Y mucho.
Por eso, la boda estaba previsto que fuera una fiesta. Ellos la preparaban con mimo y los vecinos contaban los días. Teresa, incluso, tenía el traje de novia comprado. Quería estar guapísima. Por eso, estos días, después de algún entrenamiento, tomó un producto de gimnasio, el que le provocó que la tuvieran que llevar de urgencia a el hospital. Allí, 48 horas después de su ingreso en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), falleció por un maldito producto de gimnasio.
Desde entonces, la localidad se ha bañado en lágrimas. Las pérdidas duelen, pero mucho más si es de alguien tan joven. “Va a costar sobreponerse. Su novio y su familia están destrozados”, sentencia. Y no es para menos.