El informe realizado por la Guardia Civil confirma que el pequeño Julen se precipitó accidentalmente al interior del pozo, y fue posteriormente "sepultado por la tierra" a unos 70 metros de altura a medida que iba desvaneciéndose por la cavidad aquel fatídico 13 de enero.
Un análisis realizado por el equipo de Medio Ambiente del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, y cuya información ha tenido acceso EFE, en el que se elimina la hipótesis de un posible tapón de tierra que recubriría al fallecido y que fue rescatado sin vida trece días después de lo ocurrido. Algo por lo que la Fiscalía malagueña había solicitado muestras del terreno para descartar la existencia de piedras que impactaran contra el menor u otras razones de una muerte causada intencionadamente.
Como publica Informativos Telecinco, el documento también certifica que la caída del niño propició que arrastrase consigo determinados materiales alojados en las paredes irregulares del pozo así como la intervención del padre para intentar rescatarlo en los primeros instantes.
Datos que se han obtenido a través de la evaluación de 23 muestras de la parte superior, lateral o inferior del área en el que quedó atrapado Julen, de restos encontrados en la mano y del esófago del menor que "no presentan diferencias significativas a sus propiedades físicas (color y granulometría), químicas y mineralógicas".