Laura Hernández ha perdido a uno de los dos amores de su vida: su hijo Cristian, de 11 años. Todavía le queda otro, David, de 18 años, su hijo mayor, y en estos momentos su principal motivación para no caer en el pozo sin fondo al que ha tratado de enviarla el hombre que la maltrataba: su exmarido, David Sánchez Orenes, autor de un parricidio presuntamente motivado para vengarse de ella después de haber firmado un acuerdo de divorcio a principios de febrero de este año. "Solo quiero que esto cambie y que se pongan más medios para que se puedan evitar más casos como el que me ha pasado a mí".
Este es el motivo por el que Laura ha accedido a atender a EL ESPAÑOL en una entrevista telefónica de 25 minutos de duración con la que pretende reclamar medidas efectivas a la Administración del Estado, a las autoridades judiciales y a las Fuerzas de Seguridad para que la violencia de género no se cobre más víctimas colaterales: los hijos. "Este tipo de hombres no son locos, sino psicópatas", sentencia sin miramientos esta vecina de Beniel, de 38 años.
Desde que en 2013 estos crímenes comenzaron a ser incluidos en la estadística oficial de violencia de género, 29 niños y niñas han sido asesinados en España por sus padres o las parejas o exparejas sentimentales de sus madres. Cristian es el segundo menor al que le arrebatan la vida en 2019 en el marco de un caso de maltrato a una mujer. "Solo digo, y con seguridad, que esto se podría haber evitado”, subraya Laura solo 24 horas después del funeral de su hijo pequeño, al que acudieron cientos de vecinos de la localidad benielense y numerosas autoridades políticas. "Esto no se puede quedar impune porque te vuelvo a repetir que se podía haber evitado". Laura remarca una y otra vez que tras la muerte de su pequeño se tienen que endurecer las penas judiciales contra los maltratadores y hay que aumentar las medidas de seguridad para todas aquellas mujeres que son víctimas de violencia machista y tienen la custodia de sus hijos.
"Este tipo de hombres no son locos, sino psicópatas"
Laura conoció a su exmarido cuando eran unos jóvenes. David se había instalado en Beniel después de que su madre, Mercedes, hiciese las maletas en Cartagena y decidiese abandonar al padre de sus tres hijos comenzando una nueva vida en esta localidad de la Comarca Oriental de la Región de Murcia que linda con Orihuela. Al poco tiempo de aterrizar en el municipio benielense, el joven David se ganó entre los parroquianos el apelativo de ‘El Cartagenero’. Ese chico bromista se ganó el amor de Laura, una chica delgadita, de tez suave y de sonrisa dulce. Del noviazgo pasaron al altar y el matrimonio tuvo dos hijos: David y Cristian. ‘El Cartagenero’ se ganaba la vida como encofrador, pero con el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó trabajando en el campo como jornalero y comenzó a padecer problemas de vértigos y cervicales que le mandaron a la cola del paro.
A partir de ahí cayó en una depresión y el matrimonio se rompió. “Me divorcié por todo”. Laura aclara que la separación no solo se produjo por la difícil situación personal que atravesaba el padre de sus hijos, parado de larga duración, con problemas de salud y depresivo, sino que también influyó mucho la conducta “obsesiva que durante años” mantuvo con ella. “No me dejada salir, me controlaba, siempre estaba pendiente de dónde iba, no podía aguantarlo más, llevaba mucho tiempo así”. Hace dos años y medio se hartó, hizo las maletas y se marchó del piso del Edificio Azalea que ambos habían comprado en la avenida Calvo Sotelo de Beniel.
- ¿David ‘El Cartagenero’ le pegó alguna vez?
- Nunca me intentó agredir y a los niños tampoco
- ¿Tras la separación qué le empujó a presentar una denuncia contra su exmarido?
- Dos años y medio de maltrato psicológico. A todas horas estaba detrás de mí. No podía ni tomarme ni un puto café a solas, siempre se presentaba. Estaba obsesionado conmigo, me llamaba por teléfono. Se presentaba en mi casa a cualquier hora, aunque fuesen las seis de la madrugada. Me seguía por el pueblo. A mis críos los llevaba acosados, no les preguntaba cómo estaban, solo les preguntaba por mí: ¿Dónde está la mamá?, ¿Y la mamá?, ¿Y la mamá?, ¿Y la mamá?
"No podía ni tomarme ni un puto café a solas, siempre se presentaba. Estaba obsesionado conmigo"
- ¿Podría ponerme un ejemplo de las situaciones que ha sufrido a raíz del divorcio y de la obsesión que tenía ‘El Cartagenero’ con usted?
- En febrero de este año, durante las Fiestas de la Candelaria de Beniel, entró gritando a la Cafetería Tropical: ¡Qué haces, Laura! ¡Estás zorreando! Y yo solo estaba tomando una cerveza con mis primos y mis primas, lo que hace cualquier persona en fiestas.
Denuncia por maltrato psicológico y acoso
Cansada y asustada por esta situación, en junio de este año, Laura se presentó en el cuartel de la Guardia Civil y decidió emprender acciones contra su exmarido: David Sánchez Orenes. “Le denuncié el 5 de junio por maltrato psicológico y acoso”. El asunto se resolvió en un juicio rápido en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Murcia en el que ‘El Cartagenero’, de 39 años, solo fue condenado por un delito de coacciones y se le impuso una orden de alejamiento de cien metros de distancia.
- ¿Qué opina de las medias judiciales que le impusieron a su exmarido?
- Cuando se celebró el juicio de mi orden de alejamiento, me dijeron que era una víctima que me encontraba en un nivel alto (de riesgo), que no me preocupara que me iban a poner protección y que nos iban a estar vigilando a los dos, pero eso ha sido mentira. La Guardia Civil dijo que me iban a poner protección y que nos iban a estar vigilando a mí y al crío porque ya había subido al nivel alto y por aquí no ha aparecido ni Dios. Lo único que han hecho ha sido llamarme por teléfono una vez a la semana para ver cómo estaba y punto. Tanta protección y tanta mierda y aquí la Guardia Civil y la Policía Local no han hecho nada.
Al principio de la orden de alejamiento, la Guardia Civil me llamaba dos veces a la semana y después cada dos semanas. Protección no he tenido. Me dijeron que no me preocupara, que ellos irían detrás del crío y que lo protegerían y a mí también, pero ha sido mentira: se han lavado las manos. Esta es la Justicia que hay. Esto no puede volver a suceder hay que proteger a los menores: si un juez dice que hay que protegerlos y hay que seguirlos, hay muchos policías parados, que pongan más seguridad. Si tú sabes que el crío va a salir a tal hora con su padre que menos que vayas de paisano detrás de ellos. Creo que dos horas a un policía y a un guardia civil no les supone nada.
"La Guardia Civil dijo que me iban a poner protección y que nos iban a estar vigilando a mí y al crío porque ya había subido al nivel alto y por aquí no ha aparecido ni Dios"
- ¿Qué opina de la investigación que ha iniciado el Defensor del Pueblo para que la Secretaría de Estado de Seguridad aclare si se elaboró y comunicó un informe sobre estimación de su nivel de riesgo?
- Durante el juicio dijeron que no nos preocupáramos, que iban a estar pendientes de mí y del crío, que íbamos a estar seguros y por aquí no ha aparecido nadie. No han protegido ni a la madre ni al hijo. Que no se echen ahora la culpa de unos a otros porque aquí todos son culpables.
En este punto de la entrevista a Laura hay que matizar que la Delegación del Gobierno ha asegurado a este diario que el Ayuntamiento de Beniel no está adherido al sistema VIOGEN del Ministerio del Interior contra la violencia de género. De haber tenido suscrito el citado acuerdo, el Consistorio habría estado obligado a destinar una serie de recursos materiales y personales de la plantilla de la Policía Local para, por ejemplo, establecer medidas especiales de vigilancia y de seguimiento a víctimas de violencia machista de la localidad, así como establecer niveles de riesgo para estas mujeres. También hay que aclarar que el régimen de visitas de David con Cristian no estaba establecido por un auto judicial.
- Su exmarido podía ver a su hijo pequeño dos días a la semana, de 17 a 20.30 horas, pero este régimen de visitas no fue fijado por un juez. ¿Las visitas estaban recogidas en el acuerdo de divorcio que ambos firmaron o era un acuerdo verbal?
- Las visitas estaban acordadas verbalmente por Cristian y su padre. Mi hijo dijo que solo quería verlo dos días a la semana: normalmente quedaban lunes y miércoles.
Constantes llamadas
Para el hijo mayor no habían establecido ningún periodo de visitas porque el adolescente, de 18 años, había manifestado que no quería estar con su padre debido a que le bombardeaba diariamente por teléfono. “A mi hijo David le llamaba constantemente solo para preguntarle por mí”. El piso del Edificio Azalea en el que residía ‘El Cartagenero’ está exactamente a 240 metros de distancia del inmueble de la calle Salzillo al que se había mudado Laura junto a sus dos hijos tras el divorcio. Para no vulnerar la orden de alejamiento de 100 metros que el juez había impuesto a su exmarido, en las entregas del pequeño Cristian, su madre se asomaba al balcón para vigilar el trayecto que cubría el chiquillo hasta el punto de encuentro con el progenitor. “Lo esperaba siempre en la punta del camino”.
- ¿Qué hacía David con Cristian cuando pasaban la tarde juntos?
- Le preguntaba sobre mí: qué hacía, dónde estaba, si había salido a tomar algo con alguien…. No le preguntaba cómo le iba a él, ni cómo estaba con los estudios. Era obsesión: solamente ‘tu madre, tu madre y tu madre’.
‘El Cartagenero’ sometía a interrogatorios de primer grado a su hijo y se aprovechaba de la ingenuidad propia de un niño de once años para saber cuál era la rutina diaria de Laura, cuándo salía con sus amigas, si tenía alguna relación sentimental, si algún hombre la estaba cortejando… “El crío tiene una grabación de 15 minutos donde solo pregunta por mí y hay un momento en el que Cristian le dice a su padre: ‘Papá para ya’”. Este archivo de audio se encuentra en el teléfono móvil del chiquillo y fue realizado hace un mes durante uno de los encuentros que ambos mantuvieron en el parque de la Plaza Europa. “Yo no le pedí que grabase a su padre, lo hizo él para decirme que no paraba de preguntar por mí”.
- Después de que su hijo le pusiera semejante grabación, ¿usted en ningún momento se planteó que dejase de ver a su padre?
- Me puse de los nervios. Le comuniqué lo de la grabación a la Guardia Civil, pero me dijeron que es normal que uno meta mierda sobre el otro (en un divorcio) y no le dieron importancia. Me dijeron que era normal y que lo dejara pasar.
"Le comuniqué lo de la grabación a la Guardia Civil, pero me dijeron que es normal que uno meta mierda sobre el otro (en un divorcio) y no le dieron importancia"
- ¿Entregó a los agentes la grabación?
- No.
- ¿Cuántas veces ha ido en estos años a pedir ayuda al cuartel de la Guardia Civil?
Muchas.
- ¿En alguna ocasión alertó a la Policía Local de que su exmarido la acosaba?
- Miles de veces, incluso después de la orden de alejamiento y ninguno de los dos Cuerpos, ni Policía Local ni Guardia Civil, hicieron nada. Que lo dejara.
- ¿Usted pidió alguna medida de seguridad en concreto?
- Ellos decían que pasarían, pero por aquí no ha pasado ni Dios.
‘El Cartagenero’ solo tardó dos semanas en saltarse a la torera la orden judicial de no aproximarse a su exmujer que le había sido impuesta por el Juzgado de Violencia de Género número 2 de Murcia. Una vez más, en esta trágica historia, se pone de manifiesto que se pudieron tomar más medidas contra el maltratador, tal y como resaltan fuentes del Tribunal Superior de Justicia: “En un juicio rápido celebrado el 19 de junio, fue condenado por quebrantamiento de la orden de alejamiento, después de que reconociera que se había acercado a la casa buscando al mayor de sus hijos. La pena de prisión de 4 meses quedó suspendida, tal como pidió la defensa, a lo que no se opusieron las acusaciones”.
Su exsuegra le avalaba en el piso
Durante la semana del 15 al 21 de julio, Cristian estuvo enfermo y su padre no pudo verlo ni lunes ni miércoles. De forma que el pasado jueves, día 25, de forma excepcional, Laura permitió a su exmarido que pasara la tarde con su hijo. Una vez más, esta mujer volvió a actuar con buena fe con el padre de sus hijos, el mismo que la acosaba, que no le pagaba la pensión ni su parte de la hipoteca y que se dedicaba a pedir limosna por las calles echándole la culpa de su situación personal a su exmujer. “Saben muy bien dar pena ante la sociedad, pero por dentro son asesinos y están en la calle”, se queja Laura. A pesar de todo ello, el padre de sus hijos seguía viviendo de prestado en el piso que se habían comprado en el Edificio Azalea porque su exsuegra era la avalista y estaba haciendo frente al crédito con el banco.
- ‘El Cartagenero’ tenía cortada la luz y el agua por impago de las facturas. ¿Se llevaba al piso a su hijo pequeño?
- Iban al parque. Cristian no subía al piso para nada. A mi crío lo tuvo que engañar para que subiera, lo tuvo que engañar con algo de la videoconsola.
Padre e hijo subieron hasta la tercera planta del Edificio Azalea de la avenida Calvo Sotelo, pero el pequeño no se encontró ninguna sorpresa relacionada con la Play Station a la que tanto le gustaba jugar. Su progenitor le apuñaló varias veces con un cuchillo por diversas partes del cuerpo. David ‘El Cartagenero’ dejó a su pequeño desangrándose en el pasillo del piso y se desplazó hasta la cocina para poner fin a su vil existencia ahorcándose con una cuerda. Ese día puso fin a los sueños de un niño que estaba deseando volver a ver al Real Madrid de Zinedine Zidane en la Copa de Europa y en la Liga, que ansiaba volver a ensayar con el grupo de tambores de la Cofradía de San Juan de Beniel y al que le ilusionaba la nueva etapa que iba a emprender el próximo curso en el instituto Gil de Junterón tras acabar con éxito sus estudios de Primaria en el Colegio Río Segura.
“Parece que fue ayer cuando empezaste el cole y ya estás graduado. Estamos muy orgullosos de ti, comienzas una nueva etapa en tu vida, debes ser tú mismo, aprende y sobre todo intenta ser esa persona tan especial que eres. Cariño te quiero mucho y te ayudaré para que sigas creciendo y forjando tu futuro”. Esto era lo que Laura escribía en su perfil de Instagram, el 15 de junio, para acompañar una foto suya besando a su hijo, Cristian, orgulloso con su banda de graduación. Ninguno de esos deseos se cumplirán por culpa del maltratador David Sánchez Orenes, cuyo parricidio ha matado en vida a toda una familia. “Esto se veía venir y nadie hizo nada, ninguna autoridad”.
- ¿Laura, piensa hacer algo?
- Emprender acciones legales cuando todo esto pase.