Las parejas del mismo sexo en el reino animal son una realidad. Este tipo de emparejamientos, por ejemplo, se dan a menudo en el caso de los pingüinos rey. Una prueba de ello puede verse estos días en el céntrico zoo de Berlín. Allí probablemente se expone el aparente potencial que esconde la homosexualidad animal. Al menos así se percibe la existencia de la pareja que forman Skipper y Ping, dos pingüinos rey que viven en la capital alemana. Esta pareja de machos ha saltado al estrellato internacional gracias a su empeño en tener prole.
Frente a su instalación en el zoo hay estos días más expectación de lo habitual. Skipper y Ping incuban por turnos un huevo. Próximamente se sabrá si han tenido éxito en su misión previa a la paternidad. Se supone que, de estar fecundado el huevo, este se romperá a principios de septiembre. "Ellos no se dan cuenta de la atracción que están generando, porque están en su casa y viven ahí tranquilos. Pero existe mucho interés. Han venido medios de comunicación de todo el mundo para verlos. Hay mucha gente que nos pregunta, especialmente a los cuidadores, cómo están estos dos pingüinos", dice a EL ESPAÑOL Maximilian Jäger, portavoz del céntrico zoo de la capital alemana.
Los dos pingüinos incubaron una piedra y un pescado
Skipper y Ping se han hecho famosos por su férrea voluntad de tener hijos. Ya fueron noticia en su día por haber estado incubando de modo inmejorable, primero una piedra y, después, un pescado. Obviamente, no tuvieron éxito. "Unos pingüinos gay y su esperanza por tener un bebé han encandilado a Berlín", titulaba en el prestigioso periódico estadounidense The New York Times a principios de año. La cadena de radio y televisión británica BBC también ha dado cuenta de la anhelada paternidad de Skipper y Ping. Los teletipos de agencia internacionales sobre ellos han dado la vuelta al mundo.
En la presente temporada de incubación, los cuidadores del zoo han dejado que Skipper y Ping sean los encargados de incubar el huevo que ha puesto Orange, la única hembra de la colonia que pingüinos rey del zoo berlinés. "Durante mucho tiempo, la hembra no ha tenido éxito a la hora de incubar. Esto tiene que ver con que no logró organizarse con su pareja. No protegían bien los huevos", explica Jäger. "Este año, para evitar que esto ocurra otra vez, tomamos el huevo que puso Orange y se lo dimos a Skipper y Ping porque en su caso habían demostrado que serían capaces de hacerlo", añade.
Orange, por su parte, incuba ahora entre sus patas una piedra, como en su día hicieran Skipper y Ping. Ella puso el huevo del que ellos se ocupan el pasado 11 de julio. Los cuidadores se lo cambiaron poco después por la roca que ahora tiene entre las patas.
Skipper y Ping tienen suerte de ser pingüinos. Si fueran una pareja de hombres homosexuales, por ejemplo, tendrían más problemas para adoptar. En Alemania, país que ha tardado mucho en reconocer el derecho de los gays a casarse – el matrimonio homosexual fue aprobado hace dos años –, y las parejas homosexuales no tienen del todo fácil el adoptar. "No hay apenas niños alemanes que, en general, sean dados en adopción.
En las adopciones internacionales, las parejas homosexuales tienen una desventaja porque no en todos los países de donde pueden proceder los niños que van en adopción existe el reconocimiento del derecho de estas parejas a adoptar”, recuerda a EL ESPAÑOL Elke Jansen desde la Federación de Lesbianas y Gays de Alemania (LSVD).
Suelen ser muy agresivos y protectores
En Berlín, para los responsables del zoo, la pareja 'gay' de pingüinos ha hecho méritos suficientes como para ganarse el derecho de ocuparse del que podría ser el primer nacimiento de un polluelo de pingüino rey que se registra en la capital alemana desde 2002. El hábitat natural de los pingüinos rey, el segundo mayor tipo pingüino que existe en nuestro planeta, es la Antártida.
"Skipper y Ping tienen el comportamiento típico de pingüinos que quieren incubar o que están incubando. Son más protectores y están más agresivos, defienden con agresividad el huevo", expone Jäger. Estos días, Skipper y Ping los pasan, intercambiándose, con su huevo entre las patas y con parte de su barriga encima. Los pingüinos rey, como ellos, no construyen un nido para traer su prole al mundo. Esto explica que siempre tengan que estar pendiente del huevo que ahora custodian con fiereza como si lo hubieran puesto ellos en lugar de Orange.
"Entre estos pingüinos ocurre habitualmente que las parejas se roban entre ellas huevos y polluelos. Es común que llegue uno se lleve un huevo o una cría. Muchos huevos se rompen en ese proceso. Eso explica el comportamiento más protector”, según el portavoz del zoo berlinés.
"Pingüinos homosexuales adoptan un huevo de una mala madre"
Aquí conocen bien cómo es el comportamiento de los pingüinos en el momento de la reproducción porque hasta no hace mucho eran tres las hembras que tenían en la colonia. Dos murieron por edad y por eso sólo queda Orange. Al parecer ella nunca tuvo problema para fecundar los huevos, pero éstos nunca llegaron a ser empollados con éxito.
Pero Jäger y compañía no ponen la mano en el fuego por Skipper y Ping. No saben si el huevo que empollan estos días está fecundado. "No sabemos si el huevo está fecundado. Puede ser que sí. Antes, el problema nunca fue que el huevo no estuviera fecundado. Antes, el problema era que la hembra no los protegía lo suficiente", expone Jäger.
De ahí el reciente y sentencioso titular del periódico local Berliner Tageszeitung, o B.Z., a cuenta de la lucha por la paternidad de Skipper y Ping: "Pingüinos homosexuales adoptan un huevo de una mala madre". En el día a día de Skipper y Ping, ante los cientos de visitantes que pasan la instalación que les sirve de casa en Berlín, ambos se turnan en los cuidados que precisa el huevo. Cuando no están juntos, uno cerca del otro, uno de los dos está comiendo los pescados que sirven los cuidadores de la colonia.
"Tienen el comportamiento típico de las parejas de pingüinos", aseguran desde el zoo. Aquí no son capaces de decir mucho sobre la vida sexual de ambos. Lo que sí tienen claro es que ninguno de los dos ha tenido sexo con Orange para fecundar su huevo. La pingüino rey de la colonia berlinesa tiene pareja: Winner.
Un noviazgo que viene de lejos
El noviazgo de Skipper y Ping viene de lejos. Ambos llegaron a Berlín hace un tiempo siendo ya una pareja, procedentes del zoo de Hamburgo. Su integración en el grupo de Berlín no parece en modo alguno haber sido problemática. Entre pingüinos, como también ocurre con otras especies, se dan con notable asiduidad las parejas del mismo sexo. De ahí que, en el zoo berlinés, no se haya visto "ni mobbing ni discriminación de ningún tipo a las parejas del mismo sexo entre pingüinos rey", como Skipper y Ping, abunda el portavoz del zoo berlinés.
Los gays también pueden criar: es algo que ocurre hasta en la naturaleza. Esa parece ser la moraleja de la fábula real que protagonizan estos días Skipper y Ping. Esa enseñanza está ahí para quien la sepa ver, independientemente de que esté fecundado o no el huevo del que ahora se ocupan estas aves de graciosos andares.
Si el huevo está fecundado, se sabrá porque, o próximamente verá la luz un polluelo que contribuirá a que crezca la celebridad de esta pareja gay de pingüinos, o porque ambos dejarán de ocuparse del que hoy es su pequeño tesoro. En Berlín, nadie duda de ellos como futuros padres.