Propietarios y futuros compradores de coches diésel: tienen larga vida junto al coche eléctrico
Prohibir la venta de vehículos de combustión "no es compatible" con la legislación comunitaria. De momento, convivirán con las alternativas no contaminantes.
2 septiembre, 2019 03:12Prohibir la venta de vehículos de combustión "no es compatible" con la legislación comunitaria. Con esta sencilla frase, y de manera contundente, Bruselas ha enviado un mensaje a todos aquellos países que, o han llevado a cabo esta práctica, o pretendían a hacerlo. A Francia, a Reino Unido, a Holanda, a Irlanda. Y a España. Fabricantes, concesionarios y, por supuesto, conductores, pueden respirar tranquilos; de momento, gasolina y diésel convivirán con las alternativas no contaminantes. O lo que es lo mismo, el coche eléctrico.
"Bajo la actual normativa de homologación de la Unión, una prohibición completa de la comercialización, importación y matriculación de coches nuevos de gasolina y diésel en un Estado miembro no es compatible con la ley de la Unión Europea". Eran las palabras exactas que Elzbieta Bienkowska, comisaria europea de Industria y Mercado Interior, dedicaba al pueblo danés tras una consulta del Parlamento de Dinamarca en la que solicitaban asesoramiento sobre la posibilidad de implementar esta medida en el país.
La pregunta surgía tomando el ejemplo de algunos otros países europeos; mientras que estados como Países Bajos, Suecia, Eslovenia o Irlanda pretendían imponer esta medida para el año 2030, otros, como Francia y Reino Unido (además de España) pretendían esperar hasta la década siguiente.
La respuesta, aunque dirigida a Dinamarca, se ha extendido como la pólvora por todo el continente, principalmente entre los países que ya tenían en mente prescindir de las viejas tecnologías para asegurarse una mejora en la calidad del aire. De hecho, en un apartado de la misiva les emplazaba a una reunión para debatir acerca de la medida. ""Les invito personalmente a una discusión en el Consejo en la cual estaré encantada de participar", aseguró Bienkowska.
Preguntas ya habituales y cotidianas, como "¿qué coche puedo comprar?", y comentarios como "no hay suficientes puntos de carga", "no puedo hacer viajes largos con un coche eléctrico" o "no tengo garaje en el que cargarlo" podrían comenzar a desvanecerse a raíz de este anuncio.
Luz para el diésel
Las palabras de la comisaria polaca se han convertido, sin pretenderlo, en un haz de luz para todos aquellos potenciales compradores que estaban retrasando la compra de un vehículo por todo el mar de dudas generado desde que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez anunciase en noviembre su voluntad de prohibir la matriculación de vehículos contaminantes a partir del año 2040.
Raúl Morales, director de comunicación de Faconauto, realizó una descripción a través de un comunicado en el mes de enero de la realidad del sector del automóvil extensible a todo el último año: "El mercado está en punto muerto y sería muy importante despejar las dudas que los clientes tienen en cuanto a las diferentes tecnologías disponibles. Los compradores tienen que sentirse seguros a la hora de adquirir un diésel de última generación, gasolina o un vehículo de energías alternativas", expresó Morales.
En aquel momento solo se veía el comienzo del periplo a la baja del sector. Julio, último mes del que se tienen datos, ha cerrado con una caída del 11 % respecto al año anterior, siendo el primer julio desde 2012 en el que se registra un descenso de ventas.
"Consideramos que, si se racionalizara el discurso y se tranquilizaran los ánimos, el mercado seguramente dejaría de caer como lo está haciendo", concluyó el director de comunicación. Precisamente, este mensaje podría ser lo que el sector necesitaba.
"Es positivo y desde luego, al igual que las declaraciones que hizo recientemente Reyes Maroto, en las que animaba a comprar coche de cualquier tecnología a la vista del impacto en el mercado que han tenido los dardos lanzados contra el diésel, deben hacer reflexionar sobre las políticas que se diseñan", declaraba esta semana a este medio Raúl Palacios, presidente de Ganvam, sobre el mensaje enviado desde Europa.
Otro aviso previo
El pasado mes de noviembre, el comisario de Acción por el Clima y Energía, el español Miguel Arias Cañete ya advirtió de lo que podría pasar si las "declaraciones políticas" se plasmaban en leyes, aunque sus palabras no tuvieron la misma repercusión. El motivo fundamental es que estas normas pasan directamente por Bienkowska (la autora de la carta), quien se encarga de analizar la compatibilidad de las mismas con las reglas del Mercado Interior de Europa.
"Se trata, hasta la fecha, de declaraciones políticas que no se han plasmado en ninguna norma y, por tanto, como las declaraciones políticas no tienen efecto directo, la Comisión tampoco puede evaluar su compatibilidad con las reglas del Mercado Interno", explicó en aquel entonces Cañete cuando le preguntaron por la posibilidad de que en España se aprobase una ley de tales consecuencias.
Conocedores de las consecuencias que podría tener plantear algo así en Bruselas, y puede que también por la mala aceptación que tuvo la noticia, poco a poco el Partido Socialista fue restando apoyos a esta idea. Mientras que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró que estos motores “tienen los días contados”, cuando la idea se estaba fraguando, meses más tarde, la titular de Industria, Reyes Maroto, lanzó un mensaje contradictorio: "todavía tienen mucho que decir". Algo que el sector interpretó como una reculación. La medida quedó aprobada en un anteproyecto de Ley de Cambio Climático sin valor legislativo.
También se dejó olvidado en el baúl el famoso "impuesto al diésel", con el que los socialistas pronosticaban recaudar 670 millones anuales mediante el cobro de un pequeño gravamen por litro de este combustible. La propuesta no llegó ni a incluirse en el programa electoral que el partido presentó a las últimas elecciones generales.
La letra pequeña
No todo es alegría para el diésel en la carta de la comisaria europea dirigida a los daneses. En el texto, Bienkowska subrayaba que los estados no pueden prohibir la venta de coches gasolina y diésel, pero sí pueden prohibir o restringir su circulación. Esto se traduce en que la Zona de bajas emisiones de Barcelona, en que las restricciones al tráfico que se producen en Valladolid, o en que la aclamada y criticada Madrid Central siguen contando con el apoyo de la Unión Europea.
En este contexto, Los conductores que ya conducían coches diésel o gasolina pueden respirar tranquilos. Y los compradores indecisos, tendrán más seguridad a la hora de afrontar la inversión, sea contaminante o no.
Queda por delante mucho tiempo para alcanzar las cero emisiones pretendidas por el Gobierno. Concretamente, 30 años, ya que se fijó para el año 2050. Cómo se llegue a ese escenario es imposible de vaticinar. Tampoco se conoce si dentro de algunos años las actuales directivas europeas se modificarán a favor del clima, pero por el momento no habrá cambios sustanciosos en materia de movilidad.
Lo seguro es que, ya sea dentro de 30, de 50 o de 100, el diésel tiene los días contados. "La era de los motores diésel y gasolina terminará antes de lo que pensamos por razones climáticas, medioambientales y de competitividad", concluía en su carta la comisaria europea Elzbieta Bienkowska.