El cuerpo de Blanca Fernández Ochoa presentaba un fuerte golpe en la cabeza, con claros indicios de haber podido sufrir una caída. Según fuentes próximas a la investigación, había dos alturas bien diferenciadas en el lugar en el que apareció el cadáver. Había también un reborde. Y luego estaba el cuerpo, con los signos de un grave impacto en el cráneo.
Las mismas fuentes indican que los agentes que han encontrado el cuerpo han visto en él claros indicios de llevar "de 7 a 10 días muerta". A falta de la autopsia que determine el momento y las causas de la muerte, los primeros indicios apuntaban a que el cuerpo tenía claros síntomas de descomposición.
Miembros de la familia reconocieron el cuerpo poco después de que se produjese el hallazgo, a las doce y media de la mañana. En concreto, ha sido su hermana Lola la que ha subido al pico para identificar el cuerpo de su hermana -aunque horas después, su cuñado, en declaraciones a los medios, negara el reconocimiento y hablara de que la familia mantiene la esperanza. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Collado Villalba levantará en las próximas horas el cadáver, encontrado en torno a esa hora por un guardia civil fuera de servicio que iba con su perro.
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El cuerpo de Blanca fue encontrado por un sargento de la Guardia Civil. Era una zona complicada, en concreto a 1850 metros de altura, casi en la cima del pico, y a los pies de las pedreras escarpadas de la cima.
El agente había estado participando en las batidas estos días pero este miércoles estaba fuera de servicio. Aún así, decidió salir, y se fue siguiendo este trayecto con un civil. Caminaron por la ruta de Los Molinos, hasta llegar a los elevados riscos de La Peñota. Su perra Xena, un pastor alemán, autor del hallazgo, pertenece a la Unidad Central Cinológica de El Pardo y es experto en drogas.
Blanca llevaba desaparecida desde el pasado 24 de agosto. Ese día fue vista entrando y saliendo del Hipercor de Pozuelo de Alarcón. Allí habló con la dependienta de una charcutería a la que había ido otras veces, y compró un poco de queso manchego. Ese mismo día, horas después, un vecino de Cercedilla la vio en el centro del pueblo, besando la estatua de su hermano Paquito Fernández Ochoa, santiguándose ante ella. Fue en el centro del pueblo. Luego hablaron y ella le dijo que se iba al monte, a La Peñota. Nadie la volvió a ver desde entonces.
La búsqueda ha sido complicada
Alrededor de 400 personas han participado este lunes en la batida por la sierra madrileña para encontrar algún tipo de rastro de la deportista. Guardia Civil, Policía Nacional, Bomberos, Protección Civil, Emergencias de la Comunidad de Madrid… todos se han volcado por tierra y aire para ver si se encontraba algún rastro, pero nada.
Entre las autoridades se encontraban también un total de 100 personas que han participado en la búsqueda de manera voluntaria. Desde que la Policía y el Ayuntamiento de Cercedilla pidieron la colaboración ciudadana, la respuesta ha sido masiva. Tanto que la Guardia Civil ha reconocido sentirse desbordada este lunes y ha pedido que se coordine a los voluntarios a través del Ayuntamiento.
La compra de Blanca antes de desaparecer
A primera hora de la tarde, varios agentes de la Policía Nacional se acercaron a la familia de Blanca Fernández Ochoa. Habían hecho un alto en la búsqueda. Llevaban consigo un teléfono móvil. Al acercarse a ellos, lo desbloquearon y les enseñaron una fotografía. La instantánea había sido obtenida de los análisis de las cámaras de seguridad del centro comercial de Pozuelo de Alarcón en el que la vieron por última vez. Allí fue localizada comprando víveres.
No había duda. En la imagen congelada aparecía la mujer a la que casi medio millar de personas lleva dos días buscando por los montes de Cercedilla, al norte de Madrid. Dicen fuentes cercanas a la familia y a la investigación a EL ESPAÑOL que la mujer había hecho allí una parada técnica. Concretamente, en una charcutería que ya había frecuentado en otras ocasiones. Conocía a la dependienta. Allí se detuvo a comprar algo de comer, y luego estuvo dialogando un buen rato con ella. Le dijo que se iba al norte.
"Voy a hacer senderismo al norte"
La esquiadora Blanca Fernández Ochoa salió de la casa de su hermana Lola el sábado 24 de agosto. Le dijo a su hija Olivia Fresneda, jugadora profesional de rugby 7, que iba "cuatro días al norte a hacer senderismo". Desde entonces, la familia desconoce el paradero de la deportista retirada, de 56 años y madre de otro hijo, David. Precisamente, ella y su vástago habían viajado a principios de agosto hasta Biarritz, al sur de Francia, para ver jugar un partido a Olivia. Luego volvieron a Madrid.
El pasado jueves 29 de agosto la familia de Blanca Fernández Ochoa decidió denunciar. Fue la propia hija la que presentó la denuncia en el distrito madrileño de Aravaca por la desaparición de su madre, según explica a EL ESPAÑOL en conversación telefónica Adrián Federigui, cuñado de la esquiadora y marido de su hermana Lola.