Alberto Hernández Cortés, de 31 años, salió de su casa de Mula (Murcia) el 4 de agosto de 2018. Solo se llevó el teléfono móvil, dejando en casa toda su documentación: DNI, tarjeta sanitaria, carnet de conducir y la cantidad de 4000€. El teléfono sigue apagado desde aquel día a la 01:30 de la madrugada. Sobre las 11 de la noche su madre empezó a llamarlo al móvil preocupada porque no venía. Como no contestaba, alertó a dos de sus hijos para que acudieran al campo desde Murcia en su búsqueda. Ahora, la familia ha pedido que se le busque cómo se ha hecho con Blanca Fernández Ochoa.
Se organizaron grupos de voluntarios que iban a buscar a ciegas por todo el campo, sin saber realmente donde mirar. Es al día siguiente, 6 de agosto, cuando se interceptó la última señal de su teléfono móvil a unos 3 km de la casa de Alberto. Pero no le encontraron. Siempre la familia ha barajado dos opciones o dos vías: que Alberto tuvo un accidente aquel día en el campo o que sigue de mendigo por otras ciudades.
La familia ha pedido, a través de una carta, que se le busque de la misma manera que se ha hecho con Blanca Fernández Ochoa. La mujer salió de casa de su hermana, situada en Aravaca, dar "un paseo al Norte", tal y como confirmó su familia. Fue su hija quien acudió el día 29 a poner una denuncia ante la Comisaría; Blanca no regresaba y tampoco se había llevado el móvil. El miércoles 4 de agosto, el sargento Fran, que se encontraba fuera de servicio, y su perra Xana encontraron el cuerpo de una mujer entre la zona rocosa de la Piñota. Los familiares reconocieron a Blanca y fue trasladada al Instituto Anatómico Forense de Madrid para realizarle la autopsia.
La carta de la familia de Alberto, íntegra
Alberto Hernández Cortés nunca ha sido famoso. No ha ganado medallas olímpicas. No pertenece a una familia legendaria del deporte español, y poco tiene en común con Blanca Fernández Ochoa, excepto que ambos se perdieron en la sierra y que ambos sufrían un trastorno mental.
En el caso de Alberto, se trata de un trastorno esquizoide que estaba sin tratar, porque Alberto no quería tomar medicación. Alberto salió el 4 de agosto de 2018 sobre las 8 de la tarde desde su casa de campo situada en Casas Nuevas, pedanía de Mula (Murcia) a dar un paseo, portando solo su teléfono móvil. En casa dejó toda su documentación, ropa y objetos personales. Incluso se dejó los ahorros de toda su vida.
A partir de ese momento no se le volvió a ver. Tras interponer su familia la denuncia, justo al día siguiente ante la Guardia Civil de Mula, se desplegó un operativo que nada tiene que ver con el gigantesco despliegue que se ha hecho para encontrar a Blanca. La búsqueda con voluntarios tan solo duró dos días. Se suspendió porque las autoridades supusieron que Alberto se había ido a hacer una vida de mendigo, simplemente por el hecho de que alguna vez comentó que si no encontraba trabajo, ese sería su futuro.
Esto es algo que no cuadra puesto que se dejó en casa 4000 euros.
Varios días después de dejar sola a la familia buscando con voluntarios, se reactivó la búsqueda gracias a las presiones familiares al Delegado del Gobierno durante solo dos días más. Esta búsqueda de agosto solamente contó con un número reducido de Guardias Civiles, Forestales, voluntarios de Protección Civil, Unidades Caninas de venteo y una cantidad de voluntarios civiles que nada tiene que ver con el despliegue efectuado estos últimos días en Cercedilla. Un tiempo después los GEAS miraron algunos embalses y llevaron a cabo un breve rastreo en el pantano de Pliego.
La familia de Alberto continuó en solitario ese camino para seguir buscándolo, puesto que sigue pensando que Alberto pereció en Sierra Espuña, seguramente debido a un brote psicótico que le hizo desfallecer en algún lugar en plena ola de calor. En estos últimos 13 meses que han pasado han convocando siempre batidas por su cuenta, cada sábado con voluntarios. Han ido peinando una gran parte de la zona por donde Alberto pudo pasar, que coincide con la última señal de su teléfono móvil, el cual sigue apagado desde la 1.30 de la mañana del 5 de agosto.
Nunca se han rendido en la búsqueda, pero ahora asisten atónitos ante el interés mediático que ha suscitado la desaparición de Blanca, y no entienden que para ellos no se hiciera el mismo esfuerzo ni se utilizaran los mismos recursos que en Cercedilla.
Por tanto siguen pidiendo ayuda para encontrar a Alberto. La poca ayuda oficial que han recibido hasta ahora es lo poco que la Guardia Civil puede hacer por ellos: acompañarlos y prestar seguridad en las batidas, puesto que la última señal del móvil se encuentra en un monte privado en donde hay cotos y los dueños no permiten que se entre allí sin la Guardia Civil.
La familia Hernández con Jero al frente como portavoz lleva 13 meses luchando, intentando que los medios de comunicación se hagan eco del caso para que no se olvide, y presionando a los políticos para reanudar la búsqueda aunque esto solo suponga establecer operativos de un solo día.
¿Qué discriminación existe para Alberto con respecto al titánico esfuerzo que se ha hecho en Madrid para buscar a Blanca? Simplemente, que no es famoso. La familia cree que si se hubiera establecido un buen protocolo de búsqueda desde el principio, seguramente ya lo habrían encontrado. Y piensan que si Blanca se hubiera perdido en Sierra Espuña, se le habría buscado mucho mejor que a Alberto. Por tanto, los familiares de Alberto exigen que vuelvan las ayudas, exigen que no se les deje a un lado, igual que al resto de familiares de desaparecidos en España, que no
cuentan con apoyos prolongados en el tiempo en la mayoría de los casos.