Francisco Torres, el abogado de los padres de Gabriel Cruz, ha expuesto ante el jurado popular un duro relato de los hechos que él considera que han quedado acreditados durante el juicio a Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del menor. Tras escuchar las conclusiones de la Fiscalía, que ha vuelto a insistir en el ataque fortuito de la acusada, el letrado de la acusación ha señalado con la mirada fija en la bancada que ocupan los nueve miembros del jurado: "Les pido que no les tiemble el pulso. [La acusada] no tiene derecho a respirar el mismo aire que nosotros. No puede estar en la calle porque va a matar a más niños". "Estoy convencido de que Gabriel no es el primero", ha deslizado para referirse a la extraña muerte de su hija de 4 años en Burgos.
Torres, visiblemente molesto con las conclusiones finales descritas por el Ministerio Fiscal, ha afirmado que Ana Julia Quezada se ensañó con el niño, que lo apaleó primero, después lo dejó "agonizando" mientras fumaba, y, posteriormente, lo asfixió. Incluso, el letrado de la acusación ha asegurado que Quezada desnudó al menor (solo le dejó puesta la ropa interior) porque "pretendía descuartizar al pobre angelillo".
Torres, para convencer al jurado de que Ana Julia intentó descuartizar al niño, ha explicado que, a su juicio, no tiene sentido que la acusada alegue que golpeó con la parte cortante del hacha el brazo derecho del niño porque no cabía en la fosa que ella misma había cavado. "El cuerpo no estaba rígido en ese momento. Debieron de pasar 12 horas para que adquiriera rigidez, pero ella está en la finca tres horas y 19 minutos. Por eso nunca ha contestado por qué lo desnuda", ha dicho el abogado de los padres del menor. "Porque ella quería desmembrarlo". Mientras escuchaba a Torres, la acusada ha roto a llorar en dos ocasiones y ha negado con la cabeza insistentemente.
El letrado ha insistido en que Ana Julia premeditó el asesinato de Gabriel y ha explicado que los familiares del niño "nunca" habían visto antes las herramientas que se encontraron en la finca donde enterró al niño. "Lo lleva a un paraje desértico. La acusada se aseguró de que nadie pudiera ir allí".
El letrado también ha hecho referencia a la fingida colaboración que la acusada mantuvo durante los 12 días de búsqueda del niño para tratar de acreditar el daño psicológico y moral que causó a los progenitores del menor. "Su maldad es intrínseca. El daño a los padres, y en especial a la madre, es irreversible, de por vida".
En 1996 murió su hija de cuatro años
La acusación ha apuntado que Ana Julia no acabó solamente con la vida de Gabriel: "No fue el único". En 1996, cuando la mujer vivía en Burgos, su hija Ridelca, de tan solo cuatro años, se precipitó desde una ventana y cayó al vacío. Murió en el acto. En el momento, y debido al nerviosismo que presentaba Ana Julia, no se le tomó declaración. Se concluyó que todo había sido un accidente, que la niña se había subido sobre una silla, había abierto la ventana y se había precipitado. La pequeña, que había viajado desde la República Dominicana, solo llevaba cuatro meses en España.
Ana Julia lo explicaba como un “episodio de sonambulismo”, según los amigos de la familia. “Decía que la pobre niña, que apenas llevaba cuatro meses en España, estaba acostumbrada a entrar y salir por la ventana de la chabola en la que vivía en República Dominicana”.