Víctor López, de 20 años, murió la madrugada del pasado sábado al chocar contra un kamikaze en el kilómetro 25 de la M-50. El joven que conducía en dirección contraria, Kevin Cui, triplicaba la tasa de alcoholemia. Víctor se dirigía a un supermercado Carrefour, donde trabajaba como carnicero desde hacía dos días. El chico salió de su casa en Rivas Vaciamadrid hacia San Fernando de Henares, pero nunca pudo llegar a su puesto de trabajo. Ahora, la familia ha denunciado que a Víctor le robaron su reloj Apple y su cartera, tras el accidente.
En menos de un año, la familia López ha perdido a sus dos hijos. El mayor, Roberto, murió hace once meses. Pero Víctor tuvo la mala fortuna de encontrarse con Kevin, un joven de 24 años, que conducía en dirección contraria. Los Bomberos de la Comunidad de Madrid tuvieron que rescatar el cuerpo del fallecido único ocupante del vehículo, que había quedado atrapado en su interior. El kamikaze sufrió un traumatismo ortopédico en el brazo y fue estabilizado y trasladado al Hospital Gregorio Marañón para ser observado.
La tía de Víctor ha explicado a Espejo Público que al joven le robaron su Apple Watch con un cúter y, también, el dinero que tenía en la cartera. "Tener la sangre fría de meter la mano en las pertenencias de una persona fallecida es muy grave. Esto quedará en su conciencia para toda la vida porque es un sinvergüenza", ha denunciado su familiar. "No hay derecho a que le quiten la vida a un chico joven que estaba estudiando y que quería opositar para policía", ha criticado la tía de la víctima.
La Guardia Civil custodió a Cui Bai en el hospital Gregorio Marañón desde que fuera ingresado el domingo por la mañana con una herida en el brazo y en la muñeca, después del accidente. El joven permaneció en recuperación de la unidad de cuidados intensivos y el lunes por la tarde fue trasladado a planta. Fue entonces cuando los agentes intentaron interrogarle sin mucho éxito.
"La vida no es nada justa. Aún no nos habíamos repuesto de lo de Rober y ahora esto", explicó un familiar a este medio. "Le gustaba pescar, la play, sus amigos y estaba enamoradísimo de su novia", ha confesado a este periódico un familiar de la víctima. Gran aficionado del Real Madrid, Víctor vivía con sus padres y llevaba más de cinco años con su pareja, con quien tenía muchos planes de futuro. Su padre, Paco, trabaja como vigilante de seguridad.