El infierno de Liz, la limpiadora sonriente asesinada por un marido que vivía de bar en bar
"Por favor, ayuden a mi madre, todavía pueden salvarla", gritó su hija pequeña tras ver lo que sucedió. La víctima había roto con él hacía una semana.
19 septiembre, 2019 04:16Noticias relacionadas
"Por favor, ayuden a mi madre, todavía pueden salvarla", gritaba una y otra vez una niña por la ventana, al borde del llanto. Su padre, un ecuatoriano de 43 años, acababa de acuchillar a su madre, Liz Colman, de 33 años, en el mismo portal de la vivienda, en presencia de ella y de su hermana mayor, de 8 y 10 años respectivamente. Aunque no cesó en su empeño, tras estar 20 minutos pidiendo ayuda, y fue ella misma quien llamó al 112, cuando llegaron los servicios de emergencia al lugar, en el barrio madrileño de Ciudad Lineal, ya era demasiado tarde.
Solo había pasado una semana desde que Liz, de origen boliviano, puso fin a la relación y echó a su marido de casa, tras múltiples episodios de violencia, discusiones y alcoholismo, según cuentan algunos vecinos a EL ESPAÑOL, durante más de dos años y medio. Y después de que ella le hubiese denunciado en varias ocasiones por maltrato cuando la pareja vivía en Navalcarnero (Madrid), y por las que el juez llegó a dictar una orden de alejamiento.
El agresor ni siquiera tenía llaves del domicilio, así que la esperó hasta que llegó junto a sus dos hijas sobre las 18.30 horas de este martes. Él estaba en la escalera, entre el portal y la planta baja del edificio, con actitud agresiva, según precisan las fuentes. Cuando la mujer entró, el agresor mandó a sus hijas a casa, en el tercer piso, y empezó a gritar a la fallecida.
Cuando ella le contestó, él no le dio opción. Sacó un cuchillo y la apuñaló en en el pecho y en el abdomen hasta acabar con su vida. Tanto en las paredes del portal como en los de la planta baja, además de en los buzones, todavía se aprecian las huellas de sangre de Liz cuando su pareja le asestó las puñaladas.
Tras asesinarla, el hombre salió a la calle lleno de sangre, con el arma en la mano, y fue detenido poco después por los agentes de Policía cuando llegaron al lugar de los hechos, según precisan los vecinos, que también llamaron a la Policía tras escuchar los gritos de auxilio, en numerosas ocasiones, de la víctima.
12 puñaladas
Una vez llegaron los servicios sanitarios, que intentaron reanimar a la víctima sin éxito, observaron la víctima presentaba seis puñaladas en el tórax y, en total, al menos una docena de heridas por arma blanca.
La pareja había vivido una relación caótica durante varios años hasta que Liz decidió ponerle fin hace unos días. Él había llegado ebrio al domicilio y tras tener otra bronca, la fallecida decidió echarle definitivamente de la vivienda. Aún así, el agresor no lo aceptó e intentó volver con ella. "Él siempre estaba en el portal, lo sé porque yo le abría la puerta y siempre hablábamos. Él quería recuperarla, pensaba que tenía un amante; ayer quedé con él para tomar un café, pero se me pasó y al final no nos vimos", revela un vecino del edificio.
El agresor trabajaba en la construcción, pero llevaba varios días sin empleo, según precisan las mismas fuentes. Motivo por el que pasaba su tiempo entre los bares de la zona y el portal donde vivía la fallecida y sus hijas. Aunque asegura que la pareja protagonizaba broncas continuamente en la vivienda, que se podían escuchar desde la calle, e incluso en los patios interiores de la vivienda, otros vecinos precisan que Liz tenía una vida bastante independiente. El nombre del asesino ni siquiera figura en el buzón del edificio.
Liz Colman trabajaba desde hace varios años en una empresa de limpieza madrileña y hace poco se había marchado de vacaciones junto a sus dos hijas a Valencia, donde habían disfrutado de unos días de playa. Aunque no se relacionaba con el vecindario, una vecina reconoce que tuvo buen trato con ella y siempre coincidían en la calle cuando llevaban a sus hijos al colegio.
Cuarta asesinada en 48 horas
Por otro lado, comenta que el detenido siempre tuvo una actitud agresiva con el resto de vecinos y que no eran pocas las ocasiones que, además de las broncas, también molestaba haciendo ruidos en plena calle.
Liz Colman es la cuarta mujer asesinada en apenas 48 horas. El lunes José Luis Abet mató en Pontevedra a su exmujer, Sandra Boquete Jamardo, de 39 años, a la hermana de esta, Alba, de 27, y a la madre de ambas, María Elena, de 59.
En lo que llevamos 2019, han sido asesinadas 41 mujeres a manos de sus parejas o exparejas a las que se sumaría la víctima de Ciudad Lineal. Es el peor dato desde hace un lustro.