La tarde del jueves 12 de septiembre, a los 48 años de edad, Francisco Marcos Bañuls volvió a nacer. El CEO del Grupo Marcos, en una tregua que concedió en la Comunidad Valencia el episodio de lluvias torrenciales que causó la DANA (depresión aislada en niveles altos), decidió coger su coche para intentar llegar a su residencia familiar en la ciudad oriolana. Salió de las oficinas con precaución, fue directo a su vehículo para coger la carretera nacional N-340 y cuando se disponía a adentrarse en el conocido túnel de Orihuela, en la sierra se produjo un fuerte desprendimiento de tierra y piedras que impactó contra el asfalto. “Me podía haber pillado a mí y a los cuatro coches que llevaba detrás, pero ese no era mi día”, reflexiona en tono de broma el empresario de la automoción, cuyo holding es el segundo que más factura en la provincia de Alicante, restando importancia al grave accidente que pudo haber sufrido.
Bañuls terminó el 12-S ileso en lo que respecta al apartado físico, pero la madre naturaleza encarnada en la gota fría le propinó un grave varapalo profesional y económico: el mayor que ha registrado el sector de la automoción en la Comunidad Valenciana por culpa de la DANA. Las lluvias torrenciales inundaron la campa que su compañía tiene en Orihuela y sobre la que empezaron a flotar a la deriva 1.200 vehículos nuevos, de ocasión y de cortesía. “Gracias a Dios nadie de nuestra plantilla ha sufrido daños personales”, afirma mientras atiende a EL ESPAÑOL en la sede central que tiene en la ciudad oriolana el Grupo Marcos. Al empresario no le quitan el sueño esos turismos, furgonetas y todoterrenos siniestrados, cuyo valor en el mercado oscila de 24 a 28 millones de euros, para él lo más importante es que no hubo víctimas mortales aquel jueves.
En cuestión de minutos, el primer diluvio de 250 litros por metro cuadrado que registró Orihuela dejó sumergida la rotonda que hay frente a las oficinas del grupo de automoción y el empresario no dudó ni un segundo en cancelar la jornada laboral de aquellos empleados que residen en Elche, en municipios de la Vega Baja... “Decidí enviar a sus casas a la gente que está desplazada y tiene que hacer carretera”. Francisco Marcos Bañuls se quedó al pie del cañón, junto a otros trabajadores que residían en Orihuela, pero las precipitaciones llegaron a los 300 litros y comenzaron los problemas serios. “Llovió tanto que nos quedamos encerrados en la central”, relata el magnate de la automoción que está al frente de un conglomerado de 46 concesionarios distribuidos entre Alicante y Murcia.
Mientras el agua inundaba el sótano y subía hasta la planta baja de la sede central, alcanzando 40 centímetros de altura, la información que llegaba del exterior no pintaba mejor: se desplomó la loseta del techo de un taller, un centro de chapa y pintura se inundó… “Entonces empezaron a llegar noticias de la campa de coches, allí hay un empleado que se encarga de verificar la entrada y salida de vehículos y comenzó a llamarme”. La primera conversación telefónica entre el trabajador y el CEO del Grupo Marcos fue breve:
Empleado: Está entrando agua por la parte de debajo de la campa. ¿Qué hago?
Francisco Marcos Bañuls: Mueve los vehículos hacia la parte de arriba.
Se produjo una segunda llamada pasados unos minutos, en un tono dramático, porque el nivel del agua crecía sin control anegando los terrenos que la firma tiene pegados a la carretera de Alicante-Murcia y el trabajador no sabía qué hacer para evitar que acabasen sumergidos todos los vehículos.
Empleado: Oye, los coches no puedo colocarlos ni arriba ni abajo ni en ningún sitio. Esto es un desastre, el agua ha entrado.
Francisco Marcos Bañuls: Vete.
El ‘piticlín’ del WhatsApp
Cada vez que le sonaba el piticlín del WhatsApp eran más catastróficas las fotografías y vídeos que recibía de los vehículos de las ocho marcas que comercializa el Grupo Marcos: estaban varados, a la deriva, amontonados unos encima de otros o engullidos por un mar de lodo, cañas y todo tipo de basura. “La situación de impotencia era para llorar”, admite Francisco Marcos Bañuls. Y no exagera puesto que no pudo acceder a la campa hasta el domingo porque entre el jueves 12 y el viernes 13 de septiembre, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la DANA dejó a su paso por Orihuela la friolera de 425 litros por metro cuadrado. “Cuando llegué allí me sentí desolado”, confiesa.
Este jueves, una semana después de la gota fría, EL ESPAÑOL accedió a la campa y comprobó que el empresario no exageraba ni un ápice en sus palabras porque unos operarios, con una grúa, todavía seguían trabajando pescando vehículos que permanecían en el agua o que habían sido arrastrados a varios kilómetros de distancia de los terrenos del Grupo Marcos. Los trabajadores los iban colocando en hileras y en cada pasillo se repetía, como un bucle, el mismo olor a humedad procedente de las tapicerías y maridado con el color marrón de la capa de lodo que presentaban carrocerías y chasis del Kia Sportage; el Nissan Qashqai; el Peugeot 2008...
La campa se ha convertido en una exposición de vehículos con desperfectos que dejan en mantillas los daños que sufren los coches que participan en las violentas persecuciones de la película Mad Max: las lunas delanteras están reventadas o el peso del fango las ha aplastado contra los asientos del conductor y el copiloto, los airbags han saltado, los paragolpes están doblados, los techos y las puertas están hundidos, los capós levantados con decenas de cañas incrustadas en los motores…
Gabinete de crisis contra las especulaciones
Los vídeos que inmortalizaron con sus móviles los conductores que pasaron por la zona el 12-S y que posteriormente se viralizaron y abrieron informativos de televisión obligaron a la compañía a montar un gabinete de crisis. “Nuestra mayor preocupación es que se especule en las redes sociales que vamos a limpiar los coches y repararlos para venderlos”, lamenta Paloma Carbajosa, directora de Marketing del Grupo Marcos. “El 99% están para ir al desguace porque nosotros somos una extensión de las marcas que comercializamos y estamos obligados a cumplir unos protocolos y unos estándares de calidad”.
A lo largo de la carretera de Alicante-Murcia se extiende el cogollo del negocio de la automoción en Orihuela y por allí merodean chatarreros ávidos de hacer caja con los daños que han sufrido casi todos los concesionarios, así como de recoger las señales y los quitamiedos que el temporal de agua arrancó a su paso por esta vía. En unos terrenos alejados de la campa del Grupo Marcos hay ‘varado’ un Audi A-1 que corre serio peligro de ser desguazado.
El parque móvil de Francisco Marcos Bañuls ya no se enfrenta a ese riesgo porque la viralización de la campa despertó una oleada de solidaridad espontánea con el empresario de la automoción: “Mucha gente me llamó para colaborar moviendo coches porque algunos acabaron esparcidos a varios kilómetros al ser arrastrados por el agua. Tengo que dar las gracias, por ejemplo, a Desguaces Mora, yo no tengo grúas y me retiró vehículos de la carretera”.
También hubo empleados que se plantaron en las oficinas oriolanas de la empresa para limpiar voluntariamente con el objetivo de retomar la actividad el lunes y todas las marcas de automoción que comercializa el Grupo Marcos se pusieron en contacto con su máximo accionista para comunicarle que flexibilizarían sus objetivos de ventas de 2019. “Estas son las cosas que hacen que uno siga empujando y que valga la pena seguir luchando por tirar para adelante”, subraya agradecido el CEO de la compañía.
Las oficinas: un hospital de campaña
Otro de los gestos solidarios se vivió en la sede central porque durante el jueves 12 de septiembre se convirtió en un improvisado hospital de campaña. “Las oficinas fueron utilizadas como refugio por los conductores que se encontraron cortada la carretera Alicante-Murcia, a uno de ellos, un chico marroquí le atendió aquí dentro la Cruz Roja”, ejemplifica Pedro Gámez, administrativo del Grupo Marcos, y uno de los empleados que se quedó atrapado en la sede central junto al empresario Francisco Marcos Bañuls. “También se resguardaron aquí varios clientes y unos turistas ingleses”, detalla Pedro mientras da un sorbo a su café. “Era una familia, con un bebé y un niño, que se vieron sorprendidos por la gota fría cuando estaban visitando Orihuela y fueron rescatados en estas oficinas por una embarcación de Protección Civil”.
Todo eso quedó esta semana en una anécdota para la compañía porque en la actualidad todo el departamento de seguros, reforzado por el área de administración, y bajo la supervisión personal de Francisco Marcos Bañuls, trabajan a contrarreloj en la peritación de los daños que ha sufrido el Grupo Marcos: los 1.200 vehículos de la campa con un valor total en el mercado de entre 24 y 28 millones de euros, el taller de chapa y pintura y el mobiliario, equipos informáticos y maquinaria que destrozó el torrente de agua, el concesionario Peugeot de Orihuela que sufrió daños... Las calculadoras y los ordenadores echan humo haciendo números y gestionando papeleo por vía telemática.
— ¿En los últimos días ha pensado sobre lo que le pudo haber pasado el 12 de septiembre si el desprendimiento de la Sierra de Orihuela cae sobre su vehículo cuando iba a entrar al túnel?
— Estaba tan absorto con todo este tema que no lo he pensado: me podía haber matado a mí y a unos cuantos más porque cayó un buen cacho de montaña. (…) Soy una persona que no me gusta ser el foco de atención ni para lo bueno ni para lo malo, por desgracia, los hemos sido por todo lo que ha sufrido Orihuela. Nadie se esperaba esa cantidad de agua.
En enero de 2020 el Grupo Marcos celebrará su cincuenta aniversario y la DANA pasará a formar parte de otra de las muchas dificultades que está empresa ha superado desde que fue fundada por Francisco Marcos Ferrer, cuando comenzó a comercializar en Orihuela camiones, tractores y coches de la casa Ebro. Esos fueron los inicios de un holding que ahora cuenta con 1.200 empleados repartidos en oficinas, concesionarios y talleres de Alicante y Murcia. “Mi padre siempre ha pensado que el negocio tenía que mamarlo desde pequeño y siendo un adolescente, si aprobaba el curso me tocaba trabajar en verano un mes y si suspendía dos meses: empecé por lo más bajo, limpiando y entregando piezas al departamento de recambios, después administración comercial…”, detalla Francisco Marcos Bañuls orgulloso de conocer al milímetro cada área de la compañía que fundó su progenitor.
“Con 21 años estaba estudiando en la universidad la carrera de Económicas, pero a mí esto me tiraba mucho y un día le dije a mi padre: me gusta vender y me gustaría estar en el negocio”. Comenzó su carrera profesional como un comercial hasta que se ganó la oportunidad de situarse al frente de la concesión de Nissan en Orihuela, como gerente. A los 26 años sucedió a su progenitor como director general del Grupo Marcos. “Mi padre quiso impulsar los sectores inmobiliario y agrícola que tiene el grupo, al principio me equivoqué bastante, pero fui aprendiendo: cuando mi padre me dejó el negocio vendíamos 7.000 coches al año y ahora comercializamos 20.000 vehículos nuevos y 8.000 de ocasión”, resume sobre su gestión. Los números le avalan al frente del holding que cerró 2018 con una facturación de 349,1 millones de euros, un 15% más que 2017, situándose como la segunda compañía con mejores números del sector de la automoción de la provincia de Alicante.
“Mi abuelo era ganadero y la filosofía que siempre hemos tenido en mi casa es la del esfuerzo como una constante”. Esa es la máxima que Francisco Marcos Bañuls piensa aplicar a pies juntillas para que los estragos del temporal no afecten al Grupo Marcos. “Soy la segunda generación de esta empresa familiar de la automoción”.
DANA superó a la riada de Santa Teresa de 1879.
En la ciudad oriolana y en el resto de la Vega Baja tardarán años en olvidar la DANA que entre los días 12 y 13 de septiembre, según la Aemet, dejó las mismas precipitaciones que en todo un año: con una máxima de 521 litros por metro cuadrado. Esta gota fría ha superado a la del día de Santa Teresa que se produjo en 1879 y que causó más de mil muertos por el desbordamiento del río Segura a su paso por Murcia y por los municipios que componen la citada comarca alicantina. La riada de 2019 será recordada por todos los vecinos de la Comunidad Valenciana por la devastación que causó: 12.000 siniestros en viviendas, comercios, industrias y obra civil, así como en automóviles.
Desde la Delegación del Gobierno avanzan que el importe de daños sufridos en infraestructuras, como carreteras, líneas ferroviarias y redes de abastecimiento y conducción de agua, “muy probablemente”, superará los 1.300 millones de euros. Las mismas fuentes detallan que hay unos 200.000 habitantes afectados por la gota fría a lo largo de la provincia de Alicante, en municipios de la Vega Baja, como Orihuela, y localidades del Baix Vinalopó, así como en la Comarca de La Costera y el Valle de Albaida, pertenecientes a la provincia de Valencia. El Consejo de Ministros acordó este viernes declarar a la Vega Baja como «zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil», dentro de un decreto que no concreta el importe de las ayudas que le corresponderá dentro de los 774 millones de euros que el Gobierno central destinará a una veintena de provincias asoladas por la DANA.
— Francisco, ¿cómo se siente usted al escuchar estas cifras?
— A partir de octubre comenzaré a destinar una parte de las ventas de los vehículos de mis concesionarios a la compra de enseres de primera necesidad para las familias afectadas de Orihuela y de la Vega Baja. Lo haré de corazón porque hay necesidad de ayudar. Hay mucha gente mayor con casas de huerta que lo ha perdido todo.