Está siendo un comienzo de otoño muy movido dentro de Zarzuela. Las oficinas, situadas en el piso bajo del edificio central del complejo, son un hervidero de movimientos y nervios. Las reuniones entre las distintas secretarías no dejan de producirse desde que el personal ha vuelto de vacaciones de verano. Hay muchos frentes abiertos en el horizonte de la Jefatura del Estado para los próximos meses y eso se nota en el ambiente.
Una cosa está clara en la Casa. El equipo de Felipe VI quiere mantener el perfil bajo que el monarca ha llevado hasta ahora. Desde su proclamación el 19 de junio de 2014 la idea es siempre la misma: intentar no hacer mucho ruido. "Estar pero sin que se note. Es la sensación buena que da a los ciudadanos; los políticos se pelean, discuten, dan una imagen horrible pero nosotros ahí estamos calmando y siempre fijos. Damos la estabilidad que necesita el sistema en estos momentos de incertidumbre y ese es el papel de la Jefatura del Estado". Este es el mantra que se repite una y otra vez desde la Casa de su Majestad el Rey cuando se pregunta sobre la posición del monarca ante esta situación de caos político en el vivimos. Es como si la megafonía de palacio difundiera permanentemente el mensaje para que todos sus empleados se lo aprendieran de memoria y lo repitieran allá donde van.
Pero por mucho que se intente mantener la tranquilidad, el caso es que en los próximos meses la agenda de Felipe VI se muestra incierta y con curvas peligrosas por las que pasar. La maquinaria de la Corona no quiere detenerse. Una cosa es la calma que requieren los tiempos y otra desaparecer. Con la convocatoria de unas nuevas elecciones volveremos a entrar en un periodo de campaña electoral.
Hay que destacar que el monarca no quería repetir unas nuevas elecciones, como ya dijo en agosto en Marivent ante la prensa: "Lo ideal sería llegar a un acuerdo para no tener que volver a votar". Pero esto no ha sucedido.
La cordura dice que mientras los políticos hacen todo lo posible por ganar los votos de los ciudadanos, los Reyes deben tener la menor presencia posible para no influir en la decisión a la hora de meter la papeleta en la urna. Sin embargo, para las próximas elecciones la Casa ha decidido que esto no sea así, la Jefatura del Estado seguirá con su ritmo habitual de trabajo, pero habrá (o, mejor dicho, se ha hecho ya) un cambio de protagonista. El papel principal de la película recae durante estos meses en la reina.
Letizia pidió más competencias
Con esta nueva estrategia el equipo de Felipe VI, con Jaime Alfonsín al frente, Zarzuela quiere conseguir tres cosas: la primera cumplir con la petición que Letizia hizo antes de verano. La esposa del rey pidió en una reunión celebrada a mediados de julio que sus competencias se ampliaran más, y que pudiera acudir sola a más actos. En definitiva, ser menos consorte (término que, por cierto, odia) y más soberana.
La reina quiere tener más peso en las decisiones, tener una agenda paralela más útil, servir más. Una de las pruebas más evidentes de que esto ha comenzado a suceder ha sido esta semana, cuando el calendario de Letizia anunciaba seis actos en cinco días. Una cosa nueva para ella, ya que estábamos acostumbrados a verla sólo dos veces de lunes a viernes, casi siempre martes y jueves, y los demás días se dedicaba a trabajo de despacho. Sin embargo, estos días la esposa de Felipe VI ha tenido hasta dos apariciones públicas una misma jornada y encima, en viernes, cosa que antes nunca acostumbraba a hacer.
El segundo objetivo de esta nueva estrategia es quitarle los miedos a la reina sobre la nueva presencia pública de sus hijas. La princesa de Asturias y su hermana, la infanta Sofía, harán su debut a lo grande (hasta ahora han hecho tímidas apariciones públicas) en Oviedo el próximo 18 de octubre. Todo está preparado para el estreno de las dos hijas de los reyes sobre la alfombra azul del Teatro Campoamor. "Está nerviosa. Le da mucho miedo Asturias y la entiendo. Por un lado, teme el momento en el que Leonor y Sofía se enfrenten a un gran público, con tanto protagonismo. Además, los Premios Princesa de Asturias es un momento en el que los reyes tienen mucho contacto con la prensa, en la comida a los premiados, en la recepción a la sociedad asturiana… y eso a ella no le gusta. Los periodistas tienen tan pocas oportunidades de hablar con las chicas que aprovechan cuando las tienen ‘a tiro’ para intentar sacarles toda la información que pueden sobre cómo son, qué les gusta, qué comen… y eso a ella le pone de los nervios, porque quiere guardar la intimidad de sus hijas todo lo posible. Por eso están discutiendo todavía, a estas alturas, a qué actos de los programados dentro de los premios van a ir", confiesa una amiga intima de la reina.
Pero hay otra nube que planea sobre el estado de ánimo de la esposa de Felipe VI: el protagonismo. A Letizia no le gusta que nadie le haga sombra. Y, aunque sean sus propias hijas, teme que una mayor presencia de la Princesa de Asturias y de la Infanta baje su popularidad, tan recortada desde que se vivió "la crisis de las Reinas" y que desde entonces no remonta. Dándole más protagonismo en la agenda a la reina, se intenta evitar esta caída.
Y por último, la tercera razón para este plan de Zarzuela es no desgastar al rey. Felipe VI tiene que enfrentarse a complicados retos. Primero está el tema de Cataluña. La confrontación del ‘Parlament’ catalán con el Estado es un hecho. El independentismo jaleó en el Parlament, el pasado jueves, a los detenidos del CDR y pidió su liberación, después de exigir la expulsión de la Guardia Civil de Cataluña y la amnistía para los líderes presos independentistas. El desafío catalán vuelve a llamar a las puertas del Jefe del Estado. Posiblemente, la siguiente visita de los reyes a tierras catalanas tendrá lugar el 4 y 5 de noviembre para hacer entrega de los premios princesa de Girona. Para estos galardones también está confirmada la presencia de la princesa Leonor y de su hermana, la Infanta Sofía. Pero la situación es crecientemente tensa. La Fundación que organiza los actos, que en esta edición celebra su décimo aniversario, ha tenido que volver a buscar refugio en Barcelona porque la ciudad que da nombre a los premios, Girona, es tierra hostil para los monarcas. Como es sabido, Girona se declaró oficialmente republicana.
Dos partidos republicanos en las próximas elecciones
Además, las nuevas elecciones del próximo 10 de noviembre llegan con un nuevo actor en esta película "de miedo" que está viviendo el panorama político del país: Íñigo Errejón. Aunque el político hace mucho que no habla sobre este tema en concreto, si es cierto que en la jugada entra un nuevo partido de izquierdas abiertamente republicano. Las encuestas de las últimas semanas le dan representación, tras el 10N, en el Congreso de los Diputados, lo que hace que ya entre una segunda agrupación con fuerza, además de Unidas Podemos, contraria a la Monarquía. "En cualquier caso, Más País le hará daño al partido de Pablo Iglesias y eso beneficia a la Casa, pero nunca es agradable ver que a la gente ya no le importa votar en contra de la Monarquía, que son otros factores los que determinan un voto o no. Es decir, hay gente que antes nunca hubiera dado su confianza a un partido que defiende la abolición de la Monarquía y la proclamación de la República", asegura un colaborador de Zarzuela.
Este otoño será caliente en el recinto de El Pardo y con un desasosiego creciente por todo lo que está sucediendo en el ámbito político. Sólo hay un motivo en Palacio que da cierta tranquilidad. La reina, como ella quería, ha dado un paso adelante y se ha situado en la primera línea de fuego para hacer más visible su labor y también la de la institución.