Le podrán echar muchas cosas en cara, pero desde luego nadie podrá decir que no avisó. En junio de 2018, cuando se oficializó la formación del Ejecutivo de Pedro Sánchez, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, advertía que iba a dar guerra. “Paso de ser una fiscal de trinchera a una ministra de trinchera”, dijo Delgado al rato de que su predecesor, Rafael Catalá, le traspasara la cartera. Y en esas sigue, con especial cariño a aparecer como baluarte en un frente concreto, aquel que rodea todo lo que tiene que ver con Francisco Franco.
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Desde que Sánchez llegó a La Moncloa ya quedó más que clara su intención de sacar al dictador del Valle de los Caídos, un tanto que finalmente se podrán apuntar este jueves. De todos los miembros del Gobierno, la que más ha participado en esta causa es la ministra Delgado. Declaraciones en medios de comunicación, visitas a memoriales de víctimas del franquismo, reuniones con asociaciones, petición de homenajes anuales a asesinados, entrega de reparaciones por la represión… ha hecho de todo. Si hubiera que dar un premio de antifranquista a algún miembro del Gobierno, ella se lo llevaría por goleada.
El pasado domingo 13 de octubre, durante una visita electoral a Irún (Gipuzkoa), la ministra en funciones decía que exhumar a Franco era “la mayor victoria de la democracia en los últimos 40 años”. Casi nada. “Dignificará la memoria de los hombres y mujeres que dieron su libertad, su vida o que tuvieron que marchar al exilio”, añadía. Y ha ido más lejos. “Será la primera victoria de los vencidos”, ha llegado a comentar, según recogen varios medios.
Es por eso que su presencia es la que más va a escocer a la familia Franco este jueves y han pedido evitar saludarla. Entre los familiares y técnicos que acudirán a una exhumación blindada hasta los dientes, estará Dolores Delgado como notaria mayor del Reino. Ella será la responsable de seguir todo el proceso de cerca y viajará con Francis Franco en el helicóptero que trasladará los restos del dictador a Mingorrubio. Y eso duele: “Hombre, es que ella es juez y parte. Juega un dudoso papel neutral”, dice a EL ESPAÑOL Luis Felipe Utrera Molina, abogado de los Franco.
La “satisfacción” de la exhumación
Desde que llegó al Gobierno, ella ha sido la abanderada de subrayar la posición antifranquista del Ejecutivo, una lucha que además ha convertido en suya, en personal. Lo ha hecho cada vez que ha podido frente a los medios de comunicación y todo ello caracterizado por su tono lenguaraz, que más de un dolor de cabeza le ha traído, como cuando se filtraron sus conversaciones con Villajero y Baltasar Garzón.
Una de las citas más llamativas que ha regalado Delgado en torno a Franco fue cuando consideró que era una “gran satisfacción” que el Tribunal Supremo avalara por unanimidad la decisión política de Pedro Sánchez. Lo dijo en una entrevista en la cadena Ser el pasado mes de septiembre cuando el órgano judicial despejó la vía que culmina este jueves. “Lo más importante es que los tres poderes se han aunado en un acto que es de dignidad, de justicia, de reparación, de memoria y es nuestra memoria histórica”, expresó.
Eso, al principio. Y lo ha mantenido hasta el final. El pasado lunes, en un congreso sobre justicia que se ha celebrado en la ciudad marroquí de Marrakech aseguró que “llegamos al final de un largo proceso que va a cerrar el círculo de la democracia y va a suponer una gran victoria para la democracia de todos los españoles”.
“Córdoba fue el Auschwitz de Franco”
Ese tipo de comentarios, que la sitúan directamente frente a la familia de Franco y aquellos que todavía comparten la ideología de su régimen, no los ha hecho únicamente a título propio sino que ha querido ejercer de portavoz del Ejecutivo. El pasado mes de enero, en un acto de homenaje a los exiliados republicanos que realizó el PSOE, dio un paso de gigante: “En nombre del Gobierno, pido perdón por tantos años de silencio, por tantos años mirando a otro lado y criminalizando a las víctimas del franquismo”, aseguraba. “Sois los héroes de la democracia, por vuestra valentía y dignidad y por el ejemplo de vida que nos habéis dado”, añadía.
Sin embargo, esta lucha antifranquista moderna la entremezcla en ocasiones con la esfera del ámbito personal. Lo demostró el pasado mes de marzo y lo comunicó de nuevo en Twitter. “Hoy he presidido uno de los actos más importantes y emotivos como ministra de Justicia, tanto a nivel político como personal: La entrega de 11 declaraciones de reparación y reconocimiento personal a familias de víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista”.
Ese mismo mes, días después, en otro acto por la Memoria Histórica, visitaba fosas comunes en Andalucía. “Mucha gente no sabe que sólo en Andalucía hay más personas desaparecidas que en Chile, Argentina y Guatemala juntos”, decía la ministra. “En Córdoba la represión franquista fue especialmente cruenta: 4.000 personas fueron asesinadas y arrojadas a fosas comunes. Córdoba fue el Auschwitz de Franco”, añadía.
En la intimidad de los Franco
A diferencia de otros socialistas de nombre, Dolores Delgado no llegó a ser activista durante la dictadura. Cuando Franco murió ella tan solo tenía 14 años. Sin embargo, durante su carrera como fiscal de la Audiencia Nacional, siempre ha mostrado un perfil claramente progresista.
Miembro de la Unión Progresista de Fiscales, aunque ha trabajado centrada en droga y terrorismo, logró condenar al militar argentino Adolfo Scilingo a 1.000 años de cárcel y elaboró la orden de detención que el Tribunal Penal Internacional dictó contra el dictador libio Muammar Gadafi. También ha sido muy cercana a Baltasar Garzón, a quien José Utrera Molina -ex ministro de Franco y padre del abogado de la familia- culpaba de estar detrás de la orden de detención internacional que una jueza italiana interpuso por los crímenes del franquismo.
Por eso, a la familia, la presencia de la ministra Delgado le duele por los costados. “Mantuvo relación con el juez Garzón, el señor que más ha hecho contra los colaboradores del régimen de nuestro abuelo”, comentaba a este diario un familiar de Franco. Y si el ministro presente en la exhumación fuera otro, ¿habrían exigido no saludar durante la exhumación? “Probablemente no lo habríamos hecho”, respondía.
Pero Delgado entrará hasta el fondo. Uno de los momentos más tensos tendrá lugar justo después de la exhumación, cuando el féretro se dirija a la explanada que se encuentra en el lateral de la basílica. Ahí, serán recogidos por un helicóptero que los trasladará hasta El Pardo. El viaje durará entre 10 y 15 minutos y Delgado estará sentada junto a Francis Franco. El ambiente se podrá cortar.
“No es que la familia no quiera saludarla de manera expresa”, explica Luis Felipe Utrera Molina a EL ESPAÑOL. “Yo le comenté al secretario general de Presidencia que si evitábamos los saludos era mejor para evitar las tensiones. Porque la situación ya va a ser suficientemente tensa. Son gente educada pero en ese momento los sentimientos van a estar a flor de piel”, añade.
-¿Qué le parece que haya dicho que será la primera victoria de los vencidos?
-Si esa frase es cierta, me parece desafortunada. Es un dudoso honor el que un gobierno quiera derrotar a un muerto 44 años después de ser enterrado. Si esa frase es así, es lamentable que una ministra de Justicia haga una declaración de ese tipo, ya que viene a poner el espíritu de revancha de manifiesto.