Dice un proverbio japonés que “el clavo que sobresale es el que recibe más golpes”. Olga Maeso utiliza esta misma analogía para explicar su situación. Porque su perfil no es habitual dentro de los cuerpos de policía. Esta barcelonesa de 37 años, además de ser Mosso d’Esquadra, es escritora, profesora, tiene dos carreras y está estudiando la tercera. Colaboró de forma puntual con medios de comunicación hablando de sus dos libros publicados, llegando incluso a aparecer en un programa de la primera cadena de TVE. Tiene éxito en redes sociales al haber sido conocida por su faceta de escritora.
Olga Maeso Bucher (Barcelona, 1981), esta mosso d'esquadra, ha decidido llevar su caso a la justicia, en lo que considera una situación de flagrante acoso que le ha llevado a ser objeto de expedientes disciplinarios en su trabajo. Su infierno empezó coincidiendo con sus cotas de máxima popularidad, y pudiera ser ese el motivo de fondo en todo este asunto.
¿Quién es Olga Maeso? Difícil resumirlo en poca palabras, por todo lo que abarca. “Soy una persona proactiva”, se define ella misma en una carta enviada a EL ESPAÑOL en la que relata su situación. Olga es agente de los Mossos d’Esquadra desde hace 10 años. Una vocación temprana y heredada, puesto que es hija de un agente de la Policía Nacional. Ha pasado por varias unidades, pero ahora tiene una plaza ganada en la ARRO (Área Regional de Recursos Operativos).
A la tele
Pero su perfil va mucho más allá. Es diplomada en Empresariales, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, y actualmente estudia el grado de Psicología. Tiene su propia página web y es muy activa en redes sociales, en cuyas cuentas publica cosas tan diversas como explicar cómo vestirse para una entrevista laboral. Una persona que vio que la labor del policía no era lo suficientemente reconocida por la sociedad. Por eso escribió un libro titulado Confesiones de un policía. Un éxito que dio lugar a una secuela del mismo nombre.
Esa hiperactividad laboral la llevó a acabar en el mundo de la comunicación. Lo hizo de la mano de Javier Cárdenas, uno de los presentadores más exitosos de este país, cuando presentaba el programa Hora Punta en la franja de mayor audiencia. Allí, Olga, junto a otros profesionales de varios sectores, participó de forma puntual comentando noticias curiosas y hablando de sus libros.
“En ese momento, todo iba bien, estaba muy contenta en todos los aspectos de mi vida. A nivel personal, estaba enamorada y buscábamos tener un hijo. En lo laboral, tenía plaza ganada en la ARRO, una unidad en el que algunas de nuestras tareas eran hacer controles, patrullaje, asalto a domicilio, etc. Pero mi felicidad se vio truncada cuando empezó a acosarme laboralmente el inspector de esa unidad”, explica en una carta remitida a EL ESPAÑOL.
La intervención quirúrgica
Ahí empezaron sus problemas, coincidiendo con una intervención quirúrgica. “Coincidió con el momento que empecé a tener éxito con mis libros y salir en televisión. En esa época me tuvieron que operar por motivos de salud y llamé al trabajo para pedir que no me convocaran para trabajar, ya que todavía no estaba físicamente recuperada. Les envié un documento de un médico que certificaba que había sufrido una intervención quirúrgica y decía que evitara cualquier tipo de actividad física que conllevara mover levantar brazos y/o realizar esfuerzos con los mismos. El inspector hizo caso omiso, y pese a acreditar mi estado físico, autorizó que me convocaran a trabajar en la semana que tenía planificada fiesta, en turno de noches”, recuerda.
Lo primero que pregunté esa noche cuando llegué al servicio, al mando que estaba de responsable, era si faltaban efectivos en ese turno. Él me contestó que no. No me lo podía creer, me habían activado para patrullar por las calles, en mi semana de fiesta, pese haberles pasado un documento de un médico. Estaban poniendo en riesgo mi integridad física y la de los compañeros, sin necesidad, en una unidad donde estar físicamente al 100% es vital, ya que en cualquier momento te pueden requerir para que vayas a un servicio de riesgo, peleas, asalto a domicilio, etc”. Esa misma noche, Olga sufrió un percance y tuvo que ser atendida en Urgencias.
El inspector, cuenta Olga, dirigió una carta a la División de Asuntos Internos para pedir que la sancionasen. A ella le llegó la copia del texto por mail y recuerda algunos extractos que le afectaron especialmente: “Había frases como “Creo que asiste a programas de televisión sin el consentimiento del cuerpo”, “sube fotos a tiempo real en sus redes sociales, poniendo en riesgo a toda la unidad” o “sube contenido de fotos de la unidad ”. Yo me quedé perpleja. Llámame ingenua, pero sigo sin entender como alguien puede mentir solamente para perjudicar a otra persona”, explica Olga, que de inmediato activó el protocolo de acoso:
"Pone en riesgo a la unidad"
“Hice un escrito en el que detallaba la mayoría de las acciones a las que me había visto sometida, bajo el mando de esta persona y aporté pruebas de cada una de ellas. Contesté punto por punto las falsas acusaciones del inspector. Aporté el documento del Director General de la Policía donde me autorizaba a salir en los medios de comunicación. Pedí que revisaran mi cuadrante de trabajo, donde salían los días y las horas que había trabajado, para que vieran que jamás había subido contenido a tiempo real. Una de las fotos, que aportó el inspector en su escrito, estaba sacada de mis redes sociales y la añadía como si fuera una foto sacada de nuestra unidad, cuando se veía claramente que el material no correspondía al de nuestra unidad”, resume en su carta.
Esperaba Olga que desde Asuntos Internos desestimasen la denuncia de su superior, pero no fue así. Al contrario: “Estuvieron más de 6 meses investigándome, analizando cada una de mis apariciones en radio, televisión, redes sociales... ¿Qué buscaban? Estaba claro, un motivo para sancionarme. ¿Pero por qué?”, se pregunta Olga, que tiene una hipótesis: “Puede que les molestara que mis ideas fueran diferentes a las suyas. Asuntos internos ya se había convertido en el brazo ejecutor de la búsqueda de sancionar a personas con cierta notoriedad que pensaran de manera diferente, yo era una de ellas”, sentencia
Sanción sin declaración
“En ese momento salía en el programa de Hora Punta de Javier Cárdenas y entiendo que no sería de su agrado, puesto que después de su investigación me aplicaron la sanción sin tomarme declaración, sin opción a defenderme. Sólo querían que saliera de ese programa. Vulneraron mi derecho de defensa. Me estaban acusando por dos faltas graves, una por aparecer en los medios de comunicación sin causa justificada y la segunda por ir como ponente a un simposio. ¿Pero cómo era posible? Si para salir en los medios disponía de autorización del Director General de la Policía y lo del simposio fue a título personal”.
Aquello le acarreó una sanción de un mes y medio de empleo y sueldo, además de un cúmulo de represalias: “Tuve que pedir dinero prestado a familiares para poder pagar la hipoteca. Perdí de la plaza que tanto me había costado ganar en la ARRO. Me prohibieron presentarme a cualquier concurso en los siguientes 6 meses. Me bajaron de categoría a Seguridad Ciudadana y me destinaron a otra comisaría alejada de mi domicilio donde tenía que recorrer una distancia de más de 90 km diarios”.
Persecución
Olga tuvo que entregar entonces el arma y la placa, y dice que lo hizo con lágrimas en los ojos: “Dañaron mi imagen, empecé a recibir comentarios en las redes sociales, poniendo en duda mi buen hacer ya que se habían enterado de lo de mi expediente. No solo tuve que aguantar el acoso del inspector. También sufrí persecución por una parte de la división de asuntos internos. Yo puse una queja interna contra ese inspector. Pero ha pasado más de un año y todavía no me ha llamado a declarar, aunque tienen la obligación de investigarlo. Yo tuve que cambiar de destino, mientras el acosador sigue allí, sin haber tenido que responder por sus actos”.
La resolución sancionadora de la polémica División de Asuntos Internos ya está recurrida y el juicio lo tendrá el 6 de mayo del 2020. Olga ha decidido hacer público su caso ahora, que tiene fecha para el juicio. Será el próximo mes de mayo. De momento no quiere dar más detalles, más allá de los que ha especificado en su carta. Pero asegura que hace público su caso “porque cada uno de nosotros tiene la obligación de aportar su granito de arena para que las cosas cambien. El cuerpo de Mossos d’Esquadra pertenece a cada uno de los efectivos que formamos parte de él. Por ello debemos cuidarlo, respetarlo y dar a conocer situaciones como la mía, para evitar que se vuelvan a repetir", concluye Olga, que confía en que la justicia le dé la razón.