Cataluña sigue votando sí a la Constitución española. Ni la caída estrepitosa de Ciudadanos (el partido más votado en las últimas elecciones catalanas), ni la reciente sentencia del Supremo con respecto a los políticos presos, ha hecho decantar la balanza a favor del separatismo. Ni en número de papeletas, ni en escaños, ni en porcentaje de voto. A pesar de haber mejorado las cifras en todos estos ámbitos con respecto a la convocatoria del 28 de abril, los partidos secesionistas siguen lejos de representar al 50% del electorado catalán. Al menos en las Elecciones Generales, que es el campo de juego en el que debería disputarse la cuestión de la independencia.
Los partidos constitucionalistas (PSC, PP, Cs, Comunes y VOX) han conseguido superar en casi medio millón de votos a las opciones separatistas (ERC, JxCAT y CUP). El primer bloque volvió a superar el millón de votos y obtuvo un total de 2.083.016. Por su parte, los indepes se quedaron en 1.642.063 votos. Eso supone una diferencia de 440.953 a favor de los primeros.
Una cifra obtenida solamente del cálculo de las formaciones que han obtenido escaños. Porque si se suma a Más País, la diferencia es mayor. En ese caso, los constitucionalistas rozarían el medio millón de votos de diferencia. El partido de Errejón consiguió 41.703 votos, lo que daría una cifra total de 2.124.719. Esto es, una diferencia de 482.656 sobre los independentistas.
El bloque secesionista sube en líneas generales con respecto a la convocatoria del 28 de abril, aunque ni le ha dado para superar a los constitucionalistas, ni para que el partido más representado suba en escaños. ERC ha bajado de 15 a 13 escaños. La derecha catalana por su parte, concentrada en Junts per Catalunya (JxCAT) ha incrementado en uno el número de diputados, al subir de 7 a 8.
Las CUP, por su parte, consiguieron dos escaños, arrebatados con toda probabilidad a ERC, ya que los anticapitalistas no se presentaron a los comicios de abril. Al menos uno de ellos procede de ahí. El resto también llegan desde una candidatura ultra separatista llamada Front Republicá, que compareció en las elecciones de abril y se hizo con algo más de 133.000 votos. Visto el escaso éxito de la iniciativa, han rechazado comparecer a estas.
Pierden en porcentaje de voto
En porcentaje de voto, los indepes siguen lejos de obtener la mitad de los apoyos de Cataluña. Esa mitad más uno que consideran que deben acreditar para proclamar la República. Las cifras son crudas en ese aspecto: los 5 partidos constitucionalistas se han repartido el 54,05% de los votos en Cataluña, mientras que las tres formaciones independentistas sumarían solamente el 40,54%. El casi 6% restante se lo reparten entre formaciones que no han obtenido diputado, como Más País, Pacma o Recortes Cero. Ninguna de ellas es independentista, por lo que sumando estos votos a las opciones constitucionalistas es más que probable que la diferencia se viese incrementada contra el independentismo.
Si alguna lectura positiva pueden sacar los separatistas de estos resultados es que han recortado diferencias con el bloque nacionalista también en este aspecto. La noche electoral del 28 de abril dejó una diferencia entre ambos grupos que era todavía más acentuada que la de ayer. Tras aquellos comicios, los constitucionalistas aventajaron en un 23%, ya que obtuvieron más del 58% de los voto, mientras que los secesionistas se quedaron en poco más de un 35%.
VOX triunfa en Barcelona
Otra mala noticia para el separatismo catalán es la subida de VOX en la capital de Cataluña: durante la celebración del partido de ultraderecha en su sede de Madrid, Santiago Abascal enumeró una por una las ciudades en las que su formación había conseguido representación y el número de diputados: Cuando le tocó el turno a la ciudad condal, Abascal elevó su tono de voz: “¡Dos en Barcelona!”, lo que provocó el delirio entre los presentes. Y es que la obtención de ese diputado trascendía las cifras. Barcelona era, tras todo lo acontecido en Cataluña en los últimos meses, una verdadera incógnita. Los de Abascal obtuvieron un solo diputado en esa circunscripción en abril. El domingo doblaron, de uno a dos, y se convirtieron en la única formación constitucionalista que mejoraba sus resultados con respecto a los comicios de abril.
El éxito del partido de ultraderecha en Cataluña se explica esencialmente porque recibieron el voto indignado de constitucionalistas que esperaban más mano dura contra los desmanes del independentismo radical. La mayor parte de los nuevos votos (de 148.844 pasan a 243.126) son robados a Ciudadanos, que certificó su caída también en Barcelona. La noche negra de los naranjas se puso de manifiesto con la pérdida de más de la mitad de los votos. De 479.374, casi medio millón de votos, Ciudadanos se quedó el domingo en 216.373. Un varapalo colosal, con el agravante de que se trata del partido más votado en las últimas autonómicas catalanas. Ningún partido consiguió tantos apoyos como el que lideraba Inés Arrimadas, aunque no le sirviera para ser investida presidenta de la Generalitat.
Crecimiento insuficiente
La diferencia entre independentistas y constitucionalistas en número de escaños trae más de lo mismo: tímido crecimiento de los primeros, ligero retroceso de los segundos, pero la balanza decantada todavía a los partidos no secesionistas. El bloque pierde un escaño, bajando de 26 a 25, mientras que los partidos separatistas ganan uno, pasando de 22 a 23. Insuficiente todavía como para adelantarles.
Son números y no engañan: a pesar de que la situación política y social nunca había estado tan tensa en Cataluña, a pesar del ruido que han hecho los indepes radicales en la calle, a pesar de que la sentencia del Supremo todavía está caliente, a pesar del batacazo de Ciudadanos, bastión constitucionalista en Cataluña y partido más votado en las últimas autonómicas, a pesar de que el separatismo no deja de dar la murga con las urnas... lo cierto es que cuando se convocan las elecciones generales, aquellas que sirven para dirimir los asuntos de la autodeterminación, los catalanes siguen apostando por la Constitución.