“Miren señorías, yo no sé como irá hoy, pero piensen que ayer estuve comiendo en Bescanó y me comí un plato de butifarras con alubias bastante consistente. Depende de sus preguntas, la cosa puede ir por un lado o por el otro, no sé”.
El que habla con esta ligereza en la cabeza y pesadez en el estómago es el presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra. Las palabras las pronunció el pasado domingo y hacía referencia al juicio al que se enfrentaría al día siguiente, el pasado lunes, por no retirar los lazos amarillos del palacio de la Generalitat el pasado mes de marzo, a pesar de los requerimientos de la Junta Electoral.
Pero, la idoneidad de sus hipotéticos gases nacidos de las butifarras y alubias domingueras, depende de según cómo soplara el viento en la sala del Tribunal Superior de Cataluña. Detrás de él estaban sentados la mujer y el hijo de Torra. Ellos serían los primeros en caer, pero su baja no supondría sino una falta de apoyo moral. Pero si el viento soplara hacia el este, justo a la derecha de Torra, los afectados serían sus dos abogados, Gonzalo Boye e Isabel Elbal. Y, ahí, poca broma. Ambos, matrimonio, son los máximos defensores legales del independentismo catalán.
A Gonzalo Boye es relativamente fácil situarlo en el mapa. De origen chileno pero con madre descendiente de catalanes, fue condenado por colaborar con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla. En la cárcel estudió derecho y, en una caída del caballo destino a Damasco, pasó a defender a una víctima del 11-M. Sin embargo, no ha dejado de defender a personajes como Sito Miñanco, por quien hace un mes registraron la casa de Boye por la posibilidad de haber colaborado blanqueando dinero. Ahora, ha saltado a los medios de comunicación por sel el abogado del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.
A su izquierda en el juicio se ha sentado Isabel Elbal, más desconocida en esta tragicomedia. Madrileña, ella es la mujer y socia de Gonzalo Boye, con el que tiene una hija pequeña en común. Todo queda en casa. Con un perfil menos oscuro que el de su marido, ha destacado por ser la defensora de César Strawberry, cantante de Def Con Dos, y Willy Toledo. También ha hecho sus pinitos en política, cuando estaba entre las filas de la plataforma Ahora en Común. Entre Boye y Elbal, ambos se han repartido la defensa judicial del independentismo.
En el juicio de este lunes contra Torra, Elbal pidió la suspensión del juicio. “Se tiene que ver por qué y cómo asumieron una competencia que entendemos que no estaba correctamente adquirida”, ha declarado en referencia a la petición de la Junta Electoral. Y ha ido más allá. “Fue una orden manifiestamente ilegal”, dijo, “un intento de criminalización por realizar un gesto político”. “Tienen una oportunidad histórica de salvar el sistema democrático”, ha añadido, apelando al tribunal.
La retórica heroica, sin embargo, cayó en saco roto. El juicio no se suspendió y ha quedado visto para sentencia. Ahora, parece que además se le acumula el trabajo. El Tribunal Superior de Cataluña ha visto relevancia penal en la desobediencia de Torra al no quitar una pancarta de apoyo a los políticos catalanes presos. Para el órgano se trata de un uso partidista de una institución pública. Para Torra, simple libertad de expresión. Y, de eso, Isabel Elbal sabe un rato.
Compañeros en luchas
La vida de Gonzalo Boye e Isabel Elbal están ligadas tanto en lo personal como en lo profesional. Se casaron después de que Boye cortara con su anterior relación, de la que nacieron otros dos hijos, y montaron el despacho de abogados Boye-Elbal & Asociados, cuya dirección fiscal es la casa del matrimonio en Madrid. Curiosamente, aunque van a partes iguales y comparten algunos casos, todo en el bufete está a nombre de Boye y no de Elbal. Ella, en cambio, ha pivotado por los puestos de administradora solidaria, consejera delegada, secretaria y consejera.
A pesar de habitualmente quedar relegada como secundaria frente a su marido, Elbal sigue jugando un papel muy relevante en las causas de Boye. No en vano él mismo la define como su “pareja y compañera en todas las luchas”. Un ejemplo de ello fue cuando Boye recomendó a los políticos catalanes que hoy se encuentran huidos en el extranjero que, en efecto, salieran de España.
Fue tras una conversación con el ahora diputado de En Comú Podem en el Congreso Jaume Asens. El político le comentó la situación, que la justicia les estaba cercando, y le pidió consejo. Boye, directamente, les propuso cinco destinos -Reino Unido, Irlanda, Holanda, Bélgica y Alemania- y elaboró un documento al que tituló Efecto Dominó que establecía la hoja de ruta judicial a seguir.
Ahí, a su lado, siempre ha estado ella. Fue la primera en revisar ese importante documento, igual que siempre hace con el resto de las causas de Boye. Y durante todos los procesos en los que se ha enfrascado, Boye siempre acaba consultando y discutiendo con Elbal los siguientes pasos a tomar. Lo hacen en casa, o en el despacho, que viene a ser lo mismo. Ella también ha viajado en numerosas ocasiones a Bruselas junto a Boye para trabajar en la defensa de los políticos huidos.
Toledo y Strawberry
Sin embargo, con Elbal no se puede limitar a hablar de ser “la mujer de” y dejarlo de ahí. Ella también ha tenido sus propias trincheras. Uno de ellos es al que se ha enfrentado el cantante de Def Con Dos, César Strawberry. El vocalista fue condenado a un año de prisión por el Tribunal Supremo a raíz de unas publicaciones en Twitter en las que insultaba a personajes como Ortega Lara o Carrero Blanco.
La sentencia, que durante el caso suscitó un amplio debate sobre los límites de la libertad de expresión, se encuentra ahora recurrida al Constitucional. Elbal también ha sido una de los abogados que han defendido al actor Willy Toledo por insultar a Dios y a la Virgen María.
Más allá de las razones jurídicas para defender una postura o la otra, Elbal suele acompañar sus fundamentos con una retórica un tanto peculiar. Igual que con Torra vino a dar al tribunal la “oportunidad histórica de salvar el sistema democrático”, sobre Strawberry dijo que se trataba de una “persecución contra los ciudadanos que, en el ejercicio de la libertad de expresión, se expresan en las redes sociales”.
Muchas de esas opiniones las vierte como articulista en varios medios de comunicación como eldiario.es, La Marea o ElNacional.cat. Desde ahí, hace gala de su perfil progresista y critica el sistema con titulares como Lo llaman “conflicto catalán” y no lo es, Perdonen las molestias, en España se producen detenciones arbitrarias o Lo más habitual en el Partido Popular es destruir pruebas.
Su progresismo como letrada se ve también al ser miembro del Palestinian Center for Human Rights de Gaza y pertenecer al Observatori DESC, al que también pertenece Boye, especializado en derechos humanos y en el que trabajó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, antes de adentrarse en la primera línea de la política.
La propia abogada también ha aparecido en política aunque con un perfil mucho más bajo. Fue miembro de la plataforma ciudadana Ahora en Común que buscaba “cambiar el modelo socioeconómico injusto del país”. Para ello, pedían una confluencia de partidos de izquierdas. También, en la tónica de la confluencia, firmó el manifiesto de 2016 que pedía la unión de Izquierda Unida y Podemos.
Se les acumula el trabajo
“Cuestionamos la imparcialidad de los miembros de la Junta Electoral, que se habían manifestado públicamente en contra y de forma bastante hostil”, ha dicho este lunes Elbal. “Este juicio es una anomalía democrática, hay que frenarlo”, ha insistido. Entre el mitin y la retórica, la defensa de Torra ha intentado, en primer lugar, parar el juicio; en segundo, acreditar la falta de neutralidad de la Junta; en tercero, defender que la autoridad de la Junta no es superior a la de Torra y, en cuarto, que la orden de retirar los lazos amarillos es contraria al derecho.
Habrá que ver qué pasa. De momento, al matrimonio que defiende al independentismo se le va acumulando el trabajo. Si la resolución contra Torra es condenatoria, quedará el recurso al Supremo y, si la ratifica, Cataluña se ve abocada a un adelanto de elecciones.
Además, este miércoles se le ha abierto otro frente ya que el Tribunal Superior de Justicia catalán ve relevancia penal en la desobediencia de Torra al no quitar símbolos independentistas, es decir, algo muy similar a la encrucijada en la que ya está. Esto sin olvidar a Carles Puigdemont que se enfrentará a su segunda euroorden para su extradición. Al menos, para los Boye-Elbal, todo queda en casa.