Greta Thunberg tiene la propuesta sobre la mesa: la Junta de Extremadura le dejará, si así lo desea, un coche eléctrico para que pueda desplazarse de Lisboa a Madrid para estar en la COP 25, la conferencia sobre cambio climático de Naciones Unidas. La activista ‘eco’ no se quedará ‘tirada’ en Portugal. Puede, en efecto, que tarde 12 horas y 40 minutos en hacer el recorrido, o que se encuentre con infinidad de dificultades en su camino: desde puntos de carga que no funcionan a ciudades que, en condiciones normales, llevando un diésel o gasolina, jamás pisaría. Las rutas son múltiples y dependerán del coche que conduzca.
En cualquier caso, en España se encontrará una realidad amarga para sus ansias de cambio: las infraestructuras todavía son precarias, los ciudadanos no tienen clara cuál es la diferencia entre los híbridos y los eléctricos… Aprenderá, en fin, muchas cosas. Algunas, se las adelantamos desde EL ESPAÑOL –no dirá que no hemos avisado–; otras, las tendrá que descubrir en su camino hacia la cumbre.
1. España, a la cola de Europa
El índice global de electromovilidad refleja que España avanza muy despacio: tiene 16,1 sobre 100, según el barómetro del tercer trimestre de 2019 hecho por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). Es el penúltimo país de la clasificación de la Unión Europea y se sitúa por debajo de la media (24,9 puntos). Sólo Italia está por debajo.
Por encima, Noruega, Holanda, Reino Unido, República Checa, Portugal –a donde va a llegar cuando atraque La Vagabonde (nombre del barco en el que viaje)– Alemania, Francia o Hungría lideran la clasificación. España e Italia son, además, los países que menos han crecido durante este 2019.
2. Tiene 'suerte' de pasar por Extremadura
El tren ‘digno’, en fin, todavía está por llegar. Extremadura, sin embargo, aparece la cuarta en la clasificación por Comunidades Autónomas del Indicador Global de Electromovilidad. De hecho, sólo la superan Asturias, primera; Cataluña, segunda; y Madrid, tercera. Por debajo tiene al resto de regiones.
Greta Thunberg, en este caso, tendrá suerte. Tardará, posiblemente, más de 12 horas en llegar a Madrid, casi el doble que con un coche diésel o gasolina; pero podría haber sido peor. De haber arribado en Galicia, penúltima en la clasificación, o en Murcia, habría tenido muchos más problemas y habría echado muchas más horas para llegar a Madrid.
3. Los españoles no saben la diferencia entre coches eléctricos y enchufables
Los españoles prefieren esperar a que se forme un nuevo Gobierno para acudir al concesionario a adquirir un coche nuevo. En concreto, eso es lo que reconocen el 33% de los potenciales compradores. ¿La causa? La incertidumbre con respecto a las medidas que pueda impulsar (para bien o para mal) el Ejecutivo de coalición PSOE-Unidas Podemos.
Pero ese no es el único drama: cuatro de cada 10 españoles no saben diferenciar entre un coche eléctrico, uno híbrido y uno híbrido enchufable, según revela un estudio realizado por la Fundación Pons. De hecho, tan solo el 23% de los encuestados han conducido un vehículo híbrido y sólo el 16% ha hecho lo propio con uno eléctrico.
La revolución, por tanto, está por llegar.
4. Las ventas de eléctricos no despegan
Las matriculaciones de vehículos eléctricos crecen, pero muy lentamente. En octubre, se compraron 1.037 coches en España, lo que supone un 31% en comparación con el mismo mes del año pasado, pero no es suficiente. Esas ventas tan solo representan un 0,9% del total de matriculaciones de España, según datos de la ANFAC.
Con estas cifras, España no cumplirá con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que estima que el año debería terminar con un total de 24.000 unidades de vehículos de todo tipo matriculados. Para llegar a estos números, las ventas se tendrían que duplicar en los próximos meses hasta que termine 2019.
5. Escasez de puntos de recarga
España es el sexto país de la Unión Europea por detrás de Holanda, Alemania, Francia, Reino Unido y Suecia con mayor número de puntos de recarga para vehículos eléctricos con 5.209, lo que representa un 3,6% del total de los 143.589 con los que cerró la Unión Europea 2018, según datos de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA). El número se ha incrementado en este 2019, aunque no habrá datos hasta final de año.
Lo cierto es que son demasiado pocos: hacer un viaje en un eléctrico es todavía una odisea. De hecho, desde el sector piden que se incrementen: Luca de Meo, presidente de Seat, este mismo mes, ha pedido 800.000 puntos de carga en España para 2040. De hecho, considera que, ni siquiera convirtiendo las gasolineras que hay en España (11.600) se podrá hacer frente a los retos planteados para ‘salvar’ el planeta.