Era el 5 de octubre de 1997. Nadia Otmani estaba en un portal de Barajas (Madrid) con su hermana Rashida y su sobrino de dos años. Rashida había tenido una fuerte discusión con su pareja. De repente apareció el marido de esta empuñando un arma y dispuesto a acabar con su mujer. Nadia se puso entre ambos y gritó a su hermana que corriera. En ese momento recibió el primer disparo, en la espalda. Las dos siguientes balas fueron a la cabeza. Dos décadas después, Nadia vive para contarlo, igual que su hermana, a quien salvó la vida. Dos décadas después, Nadia se ha encarado con el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, por la negativa del partido a apoyar la ley contra la violencia de género.
Este lunes, la mujer ha increpado al dirigente del partido de ultraderecha durante un acto celebrado en el Ayuntamiento de Madrid por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. "No tiene derecho. No se hace política con esto, respete a las víctimas", le ha gritado Nadia entre lágrimas. Ortega Smith apenas la ha mirado a la cara. "Un respeto por favor, llevo 20 años luchando contra la violencia de género, 20 años en silla de ruedas. No es verdad lo que ha dicho", ha continuado ella.
En este acto, Ortega Smith ha hecho un llamamiento a "romper el silencio negacionista" y ha considerado que la violencia de género no solo no existe, si no que es un invento para mantener asociaciones que ha calificado de "chiringuitos". Vox es el único partido que no defiende la ley de violencia de género. Al bajar del estrado, Nadia le ha increpado. Y no ha sido la única, también el alcalde José Luis Martínez-Almeida, ha recriminado la postura de Vox.
Nadia es la presidenta de la asociación de mujeres Al Amal (esparanza en árabe), una fundación que recibió el apoyo de Esperanza Aguirre cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid y que se dedica a ayudar a personas inmigrantes.
Una vida marcada por la violencia
A consecuencia de los tres disparos que recibió vive en silla de ruedas. Pero eso no le ha impedido luchar contra la violencia de género durante todo este tiempo. Nació en Fez (Marruecos), estudió empresariales y montó su empresa de moda a los 25 años. Fue su hermana la que le insitió para que se instalase en Madrid, frente a las reticencias de ella.
Nadia tardó solo 11 meses en recuperarse de sus graves heridas provocadas por los disparos de su cuñado. "No me quedaba otra. Lo había perdido todo y tocaba fondo. La depresión es un lujo que no me puedo permitir", declaró en una entrevista con Abc. Finalmente su hermana se volvió a marruecos y ella se quedó. Todo lo contrario de lo que estaba previsto.
Su cuñado entró en prisión, condenado a nueve años. "A los dos ya disfrutaba del segundo grado. Y dos años más tarde, del tercero. Lo condenaron también a indemnizarme con 240.000 euros, pero no he cobrado nada", aseguró Nadia en una entrevista en MujerHoy en 2012.
Es la tercera de siete hermanos. Su primera experiencia con la muerte le vino muchos años atrás. Fue en 1984 cuando le llevaron a su casa el cadáver de su padre con un disparo en la cabeza. Su padre era escolta del hermano del rey Hassan II de Marruecos. No le dieron ninguna explicación, solo que había tenido un accidente de tráfico. "Y el que quiera investigar más, será metido en un saco y lanzado al mar desde el aire”, le dijeron entonces los porteadores del cuerpo de su padre. A esto se le unió la muerte de un hermano por un infarto. Su familia quedó destrozada; su madre, viuda con un hijo de 24 meses y otro con epilepsia, que también murió al poco tiempo.
Meses más tarde, Nadia se casó con un médico marroquí, del que se divorció tres años después, con una hija de seis meses. A partir de ahí, trabajó en distintas empresas y montó un negocio de exportaciones entre Francia y Marruecos. Así estuvo hasta que su hermana le pidió que viniera a Madrid, donde ha vivido desde entonces.