Nada volverá a ser igual en las vidas de esta pandilla de amigos después de la salida nocturna que realizaron por las tascas de Murcia, el 16 de noviembre, para celebrar el primer día de Ferny en su nuevo empleo en una empresa que estaba haciendo unos trabajos en el estadio Cartagonova. Pedro José, Fernando, Alberto, José y Fran lo habían pasado en grande cuando se subieron a un Seat Ibiza para regresar a sus casas, pero nunca llegaron porque a las 5.55 horas de la madrugada del sábado al domingo, el turismo en el que viajaban se empotró frontalmente contra una catenaria del tranvía de la Plaza Juan XXIII. Fernando -al que sus amigos conocían cariñosamente como Ferny- murió en el acto, sentado en el lado del copiloto. Sus cuatro amigos acabaron ingresados en el hospital con graves lesiones. El drama de este grupo de jóvenes no ha acabado todavía porque se prolongará en los juzgados: el conductor del turismo, Pedro José, ha dado positivo en alcoholemia.
La Policía Local de Murcia todavía sigue trabajando minuciosamente en el atestado que debe entregar al juzgado donde deberá aclarar, entre otras cuestiones, a qué velocidad circulaba el Seat Ibiza cuando salió de Ronda de Levante -una vía que está limitada a 50 kilómetros por hora- y se acabó estampando con el poste del tranvía de la Plaza Juan XXIII. De momento, ya se conocen los resultados de los test y análisis de sangre y orina a los que sometieron al conductor. Los agentes le sometieron a estas pruebas porque la pandilla primero consumió un par de litros de cerveza, en una casa situada en la plaza de Cayitas de Alcantarilla, y cuando el grupo de amigos llegó al Pub Kötao de Murcia se pidió una cubitera con una botella: algunos testigos decían que de vodka y otros de whisky Red Label con bebidas energéticas. El tipo de cubatas que consumieron ya es lo de menos porque según han confirmado fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL, el joven que iba al volante ha dado positivo a ingesta de bebidas alcohólicas y negativo en consumo de sustancias estupefacientes.
La tasa de alcohol permitida al volante es de 0,25 miligramos por litro de aire expirado y Pedro José arrojó en la analítica 1,06 gramos por litro en sangre. “Esa tasa en sangre equivale a 0,53 miligramos por litro de aire expirado”. En la práctica esto supone que “duplicó” la tasa máxima permitida a nivel administrativo, pero las mencionadas fuentes de la investigación avanzan a este diario que una vez se reciba el atestado de la Policía Local de Murcia, “las diligencias judiciales se abrirán por un supuesto delito de homicidio por imprudencia grave porque en este caso ha conducido después de haber bebido y hay un exceso de velocidad notorio, con el resultado de un muerto y de varios heridos que sufrieron lesiones de distinta gravedad”. El mencionado ilícito penal lleva aparejadas penas que oscilan desde los 2 años y 6 meses hasta los 6 años de prisión, así como la privación del derecho a conducir por un periodo máximo de 9 años.
Tan grave y violenta fue la colisión que dos de los cuatro jóvenes todavía siguen ingresados en el Hospital Virgen de la Arrixaca. Precisamente, uno de los que sigue hospitalizado es el conductor del turismo, Pedro José, vecino de Alcantarilla, de 21 años, y al que sus amigos llaman Perico. Desde que se produjo el siniestro sobre su persona se han extendido dos bulos: el primero se prolongó durante las 48 horas posteriores al accidente en las que se anunció su muerte por redes sociales en varias ocasiones, lo que obligó a familiares de los heridos a desmentirlo, y el segundo circula a pie de calle por la localidad alcantarillera porque algunos parroquianos aseguran que le han amputado un brazo. “Eso es falso, le han operado de la cadera, entre otras cosas porque sufre varias lesiones”, desmiente de forma tajante su tía mientras se muestra preocupada por el calvario emocional y físico que está sufriendo su sobrino.
“Sus padres ya le han contado que Ferny ha muerto”, confirma esta mujer advirtiendo a este diario de que no quiere pronunciarse sobre lo sucedido. Un amigo de Pedro José corrobora que este joven ya está cumpliendo condena sin haber recibido el alta porque la pandilla de amigos tenía unos lazos de amistad muy fuertes desde el instituto y se han roto por un accidente de circulación con alcohol de por medio: “Se iban juntos a jugar al fútbol, salían juntos de fiesta, todos se llevaban muy bien, Ferny y Perico era como si fuesen hermanos”, resume apenado este chico que ha acudido al hospital para interesarse por la evolución del parte de lesiones del conductor. “Tiene un desplazamiento de cadera, le reconstruyeron parte de los huesos de la cara, se ha roto un brazo, tiene lesiones en la médula…”.
Padre de una niña siendo un adolescente
Pedro José es un chico que nunca había protagonizado ningún escándalo en su casa y que como muchos otros jóvenes vivía demasiado deprisa la vida: no le gustaban demasiado los libros y tras acabar sus estudios de ESO se matriculó en un módulo de pintura, se tatuó una corona en el cuello, le pirraba salir de fiesta y jugar a la Play Station, dejó embarazada a la chica que era su novia desde hacía un lustro, fue dando tumbos laborales tratando de ganarse honradamente el pan…
Cuando Perico reciba el alta médica se enfrentará a un calvario judicial, como el protagonista del capítulo más negro en la historia de este grupo de seis amigos que se conocieron cuando estudiaban segundo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO): Fernando, Manu, Alberto, José y Fran coincidieron en la misma clase en el instituto Francisco Salzillo de Alcantarilla y a la pandilla se sumó Pedro José, alumno por aquel entonces de otro instituto de la misma localidad: el IES San Jerónimo (Sanje). Uno de los lemas que tenía grabado a fuego la pandilla era: ‘Juntos y siempre fuertes’. La tragedia ha roto esta máxima de aquellos chicos a los que era habitual verles hablando de sus cosas, sentados tranquilamente en un banco de la plaza de Cayitas, o disputando pachangas de fútbol sala en los colegios alcantarilleros Jacinto Benavente o Jara Carrillo a los que accedían saltándose la valla. Ese era el mayor delito que podían cometer.
La mayoría de fines de semana salían juntos de fiesta a las discotecas Bugatti y Bogue que están a tiro de piedra en el Polígono Oeste de Alcantarilla, pero el sábado 16 de noviembre decidieron festejar en las tascas de Murcia el primer día de Ferny en su nuevo curro. Pedro José no tenía su Renault Megane y cogió el Seat Ibiza, propiedad de su padre, para llevar a Fran y Alberto. Por su parte, Manu se llevó en su Volkswagen Golf a su mejor amigo, Ferny, y a su primo, José. A eso de las dos de la madrugada, Manu, el único del grupo que no bebe cuando sale de fiesta, se marchó del Pub Kötao para recoger a su novia. La tragedia se produjo horas después porque el resto de la pandilla tuvo que regresar a Alcantarilla a bordo del Seat Ibiza que acabó estampado contra la catenaria del tranvía porque Perico supuestamente conducía tras haber consumido alcohol.
Los padres del conductor no quieren pronunciarse
“No vamos a hacer ninguna declaración”, subraya a este diario el padre de Pedro José. Este hombre y su esposa están muy afectados con la tragedia en la que se ha visto envuelto su hijo y se sienten desolados por la muerte de Ferny. Está claro que en esta historia solo hay víctimas, pero de lo que no cabe ninguna duda es que los más perjudicados han sido los padres y la hermana de Ferny porque no podrán ver convertirse en un hombre de provecho al pequeño de la casa.
Los padres de Perico no salen de la habitación de La Arrixaca donde sigue ingresado su hijo y, según sus familiares, se están medicando para poder afrontar la ansiedad y el estrés que les genera este accidente. El matrimonio ha visto truncada la nueva etapa que había iniciado hace unos meses al mudarse a una amplia casa, de dos plantas y con garaje, situada en el Barrio de Vistabella de Alcantarilla. “Desde que pasó el accidente han dejado de trabajar y solo vienen a su domicilio para ducharse, comer, y de vuelta al hospital con su hijo”, detalla una vecina. Todo el vecindario resalta que son una pareja de currantes: él como conductor profesional y ella como empleada en un supermercado de la localidad.
“Son muy educados, a veces se les veía celebrando alguna comida familiar, en el lateral de la casa, junto a sus dos hijos”. Pedro José vivía con sus padres y su hermano pequeño porque había roto la convivencia con su novia con la que mantenía una relación desde la adolescencia y había tenido una niña preciosa. Después de trabajar seis meses de reponedor en un supermercado de Librilla, ‘Perico’ había logrado salir del paro echando unas horas como repartidor de pizzas en Alcantarilla. “Muchas veces le veía marcharse con la moto de pizzero”, apunta esta vecina del Barrio de Vistabella.
Se impone la ley del silencio
Este diario contactó con el padre del joven fallecido, a través de un allegado de la familia, pero declinó pronunciarse sobre lo sucedido. Casi dos semanas después del entierro de Fernando Romero López se ha impuesto la ley del silencio entre los jóvenes que conocían a la pandilla y entre sus familiares por el cariz judicial que puede adoptar este siniestro vial que ha roto de forma luctuosa a una pandilla de amigos que eran currantes en supermercados, plataformas logísticas, pizzerías, empresas de albañilería y del Polígono Oeste: Fernando (natural de Alcantarilla, de 20 años), Manu (vecino de Alcantarilla, de 19 años), Alberto (vecino de Puebla de Soto, de 19 años), José (vecino de Alcantarilla, de 19 años), Fran (vecino de Sangonera la Verde, de 20 años) y Pedro José (vecino de Alcantarilla, de 21 años).
En las redes sociales todavía se siguen sucediendo las muestras de dolor, de cariño y de condolencias dirigidas a los padres de Ferny. “No hay palabras: ¡Qué guapísimo era! Que Dios os dé fuerzas para superar esta tragedia”, escribía una vecina en el perfil personal de Facebook de Lola López, la madre del chico fallecido. Después de recibir decenas y decenas de mensajes, Lola sacó fuerzas de flaqueza para agradecer el apoyo que están recibiendo de los vecinos de Alcantarilla: “Pido disculpas por mi tardanza al responder vuestros mensajes. Solo quiero que sepáis que mi familia y yo sabemos que los mandáis de todo corazón y nos sentimos muy agradecidos y llenos de mucho amor por todos. Y mi hijo, esté donde esté... también lo siente como nosotros. Gracias, muchas gracias de todo corazón a todos”.
Los alcantarilleros se están volcando con la hermana de Ferny y sus padres porque son un matrimonio muy implicado en la vida social y cultural de la localidad. Miguel Romero, el cabeza de familia, está destinado en el Acuartelamiento Militar de Santa Bárbara como cabo primero de la Unidad de Servicios de Acuartelamiento y Oficina de Apoyo al Soldado (Usac). Su esposa, Lola López, trabaja en la fábrica Hero y desempeñó un cargo directivo en la Federación de Peñas Festeras y Culturales de Alcantarilla contribuyendo a enriquecer las Fiestas de Mayo, declaradas de interés turístico regional. De hecho, uno de sus muchos logros fue ser la fundadora de la Peña Mandrágora cuyas socias eran solo mujeres.
Elevada estadística de siniestralidad
Este terrible siniestro no solo ha generado una honda conmoción en Alcantarilla sino que también ha vuelto a despertar la preocupación del Fiscal delegado de Seguridad Vial, Pablo Lanzarote, por las elevadas tasas de siniestralidad al volante en las que está presente el consumo de drogas: “En los últimos siete años, entre un 40% y un 45% de los conductores que perdieron la vida en un accidente de tráfico habían tomado bebidas alcohólicas, sustancias estupefacientes o psicofármacos”.
Las estadísticas preocupan tanto a la Fiscalía Superior de la Región de Murcia que en su última memoria anual solicitó al Gobierno de la Nación acometer una reforma del delito de conducción bajo la influencia de sustancias estupefacientes que recoge el Código Penal. “Hasta ahora para que el consumo de drogas sea constitutivo de un delito se exige el requisito de estar influenciado por las sustancias y si solo se demuestra la ingesta se considera una infracción administrativa, por eso hemos pedido que directamente se considere un ilícito penal tomar drogas”, explica de forma didáctica el Fiscal delegado de Seguridad Vial, Pablo Lanzarote. “Demostrar que alguien está influenciado por las drogas a través de una sintomatología externa plantea numerosos problemas porque los síntomas son variados por las drogas que son muy distintas y desde el punto de vista toxicológico no se sabe qué grado de concentración de sustancias en el organismo supone una afectación de las facultades del conductor”.
La Asamblea Regional también es consciente de esta problemática y en septiembre aprobó por unanimidad de todos los grupos parlamentarios una moción instando al Ejecutivo central a estudiar la reforma del citado delito. El fiscal considera que la referencia en esa materia debe ser la legislación francesa y belga para combatir la creciente cifra de conductores que se ponen al volante después de haber consumido sustancias estupefacientes, como hachís o cocaína. “En el 99% de los casos estas conductas no llegan al juzgado, acaban en la vía administrativa y existe cierta impunidad en el ámbito penal, porque solo se sancionan con una multa y la retirada de puntos al no poder acreditar que los conductores están influenciados por sustancias”.
Como prueba de ello Lanzarote expone una estadística demoledora: “Las sanciones por infracciones administrativas por conducir drogado han aumentado el cien por cien, de 2010 a 2019, pasando de 3.000 a 6.000 porque penalmente no se persigue nada, mientras que en ese mismo periodo, las diligencias judiciales por delitos consistentes en conducir bebido han bajado de 7.000 a 3.000, esto significa que la sanción administrativa (multa) no es eficaz para prevenir el consumo de drogas, pero la sanción penal sí que tiene efectos disuasorios y reeducativos”.
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