"Fides quarens intellectum": la fe busca el entendimiento. Es la cita bíblica que le recibe a uno en el perfil digital de Jorge Ignacio Palma, el hombre que se ha entregado y que ha confesado el asesinato y descuartizamiento de la joven Marta Calvo Burón a principios del pasado mes de noviembre. Una noticia que ha saltado a primera hora de esta mañana cuando el individuo, al que se buscaba desde hacía semanas, se entregó en cuartel de la Guardia Civil en Carcaixent, hostigado y acorralado tras 25 días de persecución.
Jorge Ignacio, 37 años, nacionalidad colombiana, se había instalado justo antes de empezar el verano en una destartalada casa situada en el número 9 de la calle San Joan Baptista, en el centro de la localidad de Manuel (Valencia), un pequeño municipio de unos 2.500 habitantes. No estaba empadronado en ese lugar. Tampoco se le conocía trabajo en el pueblo. Los vecinos apenas habían tenido contacto con él, más allá de "hola" y "adiós" a lo largo de todos los meses en los que mantuvo su residencia en ese lugar.
Eran las tres de la madrugada cuando Jorge puso rumbo al cuartel de la Benemérita, tras casi un mes de fuga. Allí lo confesó todo a los agentes de la investigación: declaró haber descuartizado a Marta y haber arrojado las distintas partes de su cuerpo en varios contenedores. "Soy Jorge, y soy la persona que estáis buscando".
Desde ese lugar Marta envió a su madre su ubicación de whatsapp a las seis de la mañana del pasado 7 de noviembre. Era lo que solía hacer cuando quedaba con desconocidos como este, a quienes conocía a través de las redes sociales y de distintas webs de citas.
Antecedentes por tráfico de drogas
De vez en cuando Jorge corría maratones. Era capaz de completar una en algo menos de cinco horas. Concretamente, en noviembre de 2017 completó una en cuatro horas y 49 minutos. Es también aficionado a las motos de gran cilindrada. Estos detalles aparecen al rebuscar en su pasado, junto con sus antecedentes criminales en distintos puntos de España. Natural de la ciudad de Ibagué, al oeste de Colombia, constan multas suyas en la zona de Badajoz por conducción temeraria y resistencia a la autoridad.
Ya en aquel entonces, Jorge y era el hombre de confianza de un clan de traficantes asentado en la zona del Levante, tal y como publicó El Levante. En aquel entonces, hace más de una década, su cometido era entregar correctamente el producto en Brescia.
Pasó por la cárcel en Italia y, tras saldar allí sus cuentas, regresó a España, y a su actividad criminal.
La búsqueda de la joven se había extendido más allá de los alrededores de la localidad de Manuel. Los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil) habían comenzado a rastrear los pozos y los alrededores del río Albaida, que bordea la localidad. No ha habido novedades a este respecto.
Sospechoso de la muerte de una prostituta
Jorge se vio envuelto también en la muerte de una prostituta el pasado mes de abril en el barrio valenciano de Ruzafa, en Valencia. Fue el último cliente de una prostituta que falleció días después. Se cree que ambos llegaron a tomar drogas juntos.
La mujer, en aquel entonces, comenzó a experimentar convulsiones dentro de la habitación del prostíbulo, donde también se encontraba el ahora detenido. Habían mantenido relaciones sexuales. También habían consumido cocaína. El narcotraficante, al ver que la mujer entraba en shock, abandonó de forma precipitada el lugar, dejando la puerta abierta.
Las compañeras de aquella chica entraron en la estancia y se encontraron con la víctima inconsciente. Seguía convulsionando. Llamaron al hospital y se la llevaron para allí, pero no pudieron atenderla. Falleció poco después.
Gracias a los testimonios de estas mujeres, los agentes que investigaron aquel caso localizaron a Jorge y le interrogaron por los hechos. Solo se le pudo atribuir un delito de omisión del deber de socorro.
Los agentes de la investigación pusieron patas arriba en la última semana y media la casa en la que vivía el detenido en Manuel. Regresaron varias veces para observarla por todas partes. Llegaron a registrar incluso las tuberías y los desagües en busca de pruebas biológicas, de restos de sangre o ADN de la víctima. Levantaron también las baldosas.
Allí solo localizaron ropa que podía pertenecer a la joven, y con posibles restos de sangre. Esas prendas ya están siendo analizadas. Igual que las pertenencias del detenido, autor ya confeso del crimen. Entretanto, el cuerpo de Marta sigue sin aparecer.