El caso de la Manada del Arandina llega a su fin. Con la condena a 38 años de cárcel para Carlos Cuadrado Lucho, Víctor Rodríguez Viti y Raúl Calvo por agresión sexual se pone punto y final a una historia que empezó dos años antes. En este tiempo, dos de los tres jugadores no han podido regresar al fútbol por agredir sexualmente de una joven de 15 años.
Cada uno ha sido condenado por su delito de agresión sexual (14 años) y como cooperadores necesarios del resto (12 años que se convierten en 24 porque cada uno ayudó a dos personas). Sin embargo, no cumplirán más de 20 años de cárcel. Además, deberán indemnizar a la víctima con 50.000 euros.
El principio del fin para ellos fue el 11 de diciembre de 2017. Aquel día fueron acusados e ingresaron en prisión provisional. Nada más entrar, el club les dio de baja, razón por la que les tuvo que pagar 1.500 euros a cada uno por rescindir el contrato.
Hasta marzo de 2018 no salieron todos de la cárcel. Tenían prohibido comunicarse con la víctima y acercarse a ella a una distancia de unos 1.000 metros. Cada uno pagó la fianza de 6.000 euros interpuesta por la Fiscalía. A partir de entonces, los jugadores intentaron rehacer su vida pero los clubes, en su mayoría, se negaron a contratarlos por motivos extradeportivos.
Lucho y Viti llegaron a estar fichados por la Sociedad Deportiva Almazán, pero fueron despedidos pocos días después. La polémica que levantó su fichaje —en el campo se les gritó “violadores”— echó al club para atrás. “Lamentamos la polémica suscitada y el daño que se haya podido causar tanto a la imagen del club como a la villa de Almazán”, aseguró el club soriano.
Viti se enteró de su despido por los medios de comunicación y exigió al club que cumpliese su contrato. No sonó la flauta y el futbolista imputado se puso a trabajar en la frutería de un familiar.
Por su parte, Lucho entró entonces a jugar al Atlético Bembibre. Su fichaje se hizo por la puerta de atrás, sin anuncios rimbombantes ni flashes. El silencio envolvió al nuevo jugador del equipo de tercera división, pese a que su detención era un secreto a voces entre los vecinos. Ahí ha jugado como centrocampista hasta ahora. El club berciano, donde era un buen goleador, se convirtió en su refugio.
El jugador imputado ya había pasado por este club, antes de fichar por el Virgen del Camino y, más tarde, por el Arandina C. F. Consiguió volver con el respaldo de su presidente, David Otero, que apeló “a la presunción de inocencia” para justificar su fichaje en El Correo de Burgos. “También tiene derecho a ganarse el pan”, reconoció, indignado ante las acusaciones, en el mismo diario. “Es un chaval simpático, en el pueblo lo quieren, aquí nos conocemos todo el mundo”, concluyó el presidente.
Por último, Raúl Calvo no tuvo tanta suerte. Estuvo en negociaciones con tres clubes, según confirmaron fuentes de su entorno a EL ESPAÑOL. Sin embargo, ninguno de esos equipos le llegó a ofrecer un contrato por las acusaciones que pesaban sobre él. No le quedó otra que trabajar en la construcción con un familiar. El jugador, natural de La Bóveda de Toro, pasó momentos muy duros a la espera de que empezara su juicio.
Se abre la sesión
Así estuvieron Lucho, Viti y Raúl mientras esperaban su juicio: marcando goles, vendiendo fruta y poniendo ladrillos, respectivamente. Pero en julio de este año la citación judicial llamó a sus puertas. El juzgado de Instrucción número 1 de Aranda de Duero abría el juicio contra los ya bautizados como La Manada de la Arandina. Los tres estaban acusados de un delito continuado de agresión sexual. El juez concluyó que, tras el cierre de la instrucción, los hechos eran constitutivos de este delito. Había base suficiente “para su persecución”.
El juicio comenzó poco después de la condena de la Manada original, la de los Sanfermines de 2016. Los cinco sevillanos fueron condenados, finalmente a 15 años de cárcel por un delito de violación. A la vez que empezaba esta vista, se juzgaba también a la Manada de Manresa. Los cinco jóvenes que abusaron sexualmente de una menor durante un botellón en un descampado fueron condenados a penas de entre 10 y 12 años de cárcel.
La Fiscalía pidió 40 años de prisión para Raúl Calvo y 39 para Lucho y Viti. También, les querían imponer una indemnización de 50.000 euros en concepto de daños morales y 20.000 más para Calvo por su particular implicación en los hechos, un delito contra la libertad sexual y de agresión sexual continuada.
Por su parte, la acusación particular que ejerce la asociación Clara Campoamor pedía 43 años y 8 meses de internamiento a cada uno, además de la prohibición de acercarse a la menor durante 52 años. Este jueves, finalmente, la manada del Arandina ha sido condenada a 38 años de prisión.