Si hay dos cosas importante para Alfredo Canteli, son la familia y sus raíces. Sus hijos, su mujer, los suyos... Y Oviedo, su ciudad, a la que llegó de joven y de la que quedó prendado. Donde aprendió a vivir. La que ahora le ha tocado gobernar y la que presencia los primeros compases de su estreno como alcalde, al mando de una nave en la que está teniendo que salir a apagar el fuego una y otra vez.
En las últimas semanas, las informaciones publicadas por los diarios asturianos y por EL ESPAÑOL están generando cierto debate en torno al regidor y al concepto que él posee sobre lo público y lo privado, sobre las diferencias y separaciones entre la esfera pública y la esfera privada. Y todo por el caso de las facturas, los viajes, y las habitaciones de hotel disfrutadas por su mujer y cargadas al consistorio.
Desde su entorno más cercano le defienden por completo. Dicen que se deja la piel por la ciudad. Sin embargo, en la oposición ya empiezan a cachondearse con el affaire de los Canteli, como si fueran los Tudor, o la familia Real de Buckingham, sin el beneficio, claro, de tratarse de ninguna clase de jefe de estado.
En las últimas semanas se han empezado a conocer los viajes del primer edil con su mujer. En algunos de ellos, las facturas fueron cargadas al ayuntamiento de Oviedo. O sea, pagadas por los habitantes de la ciudad. Un montante que ascendía a 992 euros; una travesía que acabó en Madrid, que duró dos días y que sirvió para promocionar una popular y conocida fiesta gastronómica local: El Desarme. En la que su mujer acudió con gastos pagados a cuenta del consistorio.
Las exigencias de dimisión comenzaron al descubrir este diario las facturas físicas. También las de otro viaje realizado justo antes del verano.
La semana en que se hicieron públicas las facturas de los gastos del regidor y su mujer, Canteli reaccionó diciendo que por supuesto, que "claro que fui con mi mujer, faltaba más. Su obligación es mantener la representatividad que le corresponde como esposa del alcalde". Volvió a insistir: "Si mi mujer viaja y viene conmigo lo pagará el Ayuntamiento".
Al conocerse todo eso, el PP nacional contestó a su propio regidor: "En un viaje oficial, el acompañante va a cuenta privada". Lo hizo de la mano de Raquel González Díez-Andino, secretaria nacional de la organización local del partido. "Yo considero -dijo- que si haces un viaje oficial es tu viaje oficial, y los acompañantes que lleve cada uno tienen su cuenta propia. Si un particular acompaña a un cargo en un viaje oficial, es a cuenta privada. Si en algún momento alguien del PP no va a seguir una conducta ejemplar y correcta, tenga por seguro que la dirección del PP tiene claro que ese no es el camino".
Canteli reculó al instante y ya siempre los suyos, si van, lo pagarán de su bolsillo.
El alcalde es un hombre pudiente, conocido y querido por muchos en la ciudad. También odiado, en otros provoca recelo por sus formas. Un tipo hecho a sí mismo y nacido en un pueblo lejos de Oviedo, pero que se siente de allí como el que más. Y que en las últimas semanas está teniendo que dar todas las explicaciones posibles de sus actos. Esta es la historia de un hombre empresario, cuyo origen se sitúa en el mundo de la banca. Y cuyo referente no era otro que Mario Conde.
Niñez y adolescencia
Canteli es un hombre hecho a sí mismo. Una especie de Gatsby asturiano emergido de un pequeño pueblo llamado Teverga que terminó presidiendo durante años uno de los clubs sociales más importantes de Asturias. Pero comencemos por el principio. Su aldea natal en el municipio se llamaba Prado, y aquella era una villa ganadera de enorme personalidad, ubicada en pleno Parque Natural de Somiedo, paraje de tradición porcina y ganadera, y también, cómo no, del trabajo en las minas de cielo abierto. Nació allí hace 72 años, en 1947. Hijo de una madre que regentaba una pensión y un padre, explican en el pueblo, maestro nacional.
Fue allí donde estudió y aprendió de su padre Octavio. Se lo enseñó todo. El resto del tiempo, cuando no se le tomaba la lección, el pequeño Alfredo ayudaba en el bar que era a la vez comercio de ultramarinos de la familia. En esa tienda se podían adquirir unas sencillas alpargatas, herraduras para los caballos, e incluso algún otro vaso de vino. Lo que antaño se conocía como una venta.
Como otros pueblos de frontera, el carácter de los habitantes de Teverga estuvo siempre marcado por su proximidad al sur con Castilla y León. A los 11 años, sus padres le mandan a estudiar a Valladolid, al colegio de Nuestra Señora de Loudres. Él siempre cuenta que allí coincidió con el escritor Miguel Delibes, con quien entabló una temprana amistad. Regresaría tiempo después, en plena adolescencia, casi a las puertas de la mayoría de edad. Tenía solo 17 años, Canteli volvía a Oviedo y entraba a estudiar la carrera de Minas. Lo dejó dos años después de empezar.
Era ya 1970 y el ahora alcalde de Oviedo encontró su hogar en aquella ciudad. Siempre dice que descubrirla le cambió la vida. Presume con orgullo de su niñez, pero la raíz es también (y sobre todo) ovetense. Ya había conocido a su mujer. Abandonó sus estudios, comenzó a trabajar en el Banco de Gijón. Ya conocía a la que hoy es su mujer, su compañera. Marta Suárez estudiaba magisterio en aquel entonces. Se casaron aquel mismo año. Desde entonces son uña y carne, inseparables hasta acudir a su lado a todos los eventos que presencia o que oficia como alcalde. Algunos de ellos, no exentos de polémica, están acaparando las últimas semanas la actualidad en la capital de Asturias.
Así comenzó su vida de hombre hecho a sí mismo, en la escuela de los negocios. En el mundo de la banca. Duraría algunas décadas. Fue tiempo después cuando sintió la llamada de un hombre que trató de abarcarlo todo en su explosiva juventud como banquero y con su proyecto, Banesto. Con el tiempo llegó a convertirse n el hombre de confianza de Mario Conde en Asturias.
Banesto y el centro asturiano
El 16 de junio de 1990 apareció una noticia en el Diario de Economía del Abc. Banesto decidía realizar un cambio esencial para articular su dirección general de Banca Comercial en tres direcciones generales adjuntas. Se anunciaba también, al final de la estrecha noticia, una serie de importantes nombramientos, entre los cuales llama la atención uno en especial: el de Alfredo Canteli Fernández como director regional de la compañía en Asturias.
Se convirtió en su mano derecha en el Principado. Tiempo después aquel imperio creado de la nada terminó por hundirse. Sin embargo no se marchó de la empresa. El ahora primer edil de la ciudad no se movió de allí. Le surgió una oportunidad que le ha durado hasta hoy. En 1999, un grupo de socios y amigos le animaron a que se postulase a la presidencia del Centro Asturiano.
Aquel lugar no atravesaba su mejor momento. Canteli ganó con una amplia mayoría absoluta y permaneció los últimos 20 años, hasta ahora, en el año que se ha presentado a las elecciones, transformando por completo del club.
Canteli quería ser como Mario Conde. Fue su jefe. También su referente. El 12 de septiembre del año 2011 ambos pudieron hacerse juntos una foto. Fue en la entrega de los carnés de socios de honor durante los actos del Día de Galicia en Asturias. Precisamente, los galardonados no fueron otros que él mismo y el que antaño fuera su mentor, el mismísimo banquero con mil vidas, y algunas etapas en la cárcel. Se produjo en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, y estuvieron presente insignes como José Luis Baltar, el padrino de la saga Baltar, la familia que todavía hoy ostenta y conserva el poder en la provincia gallega de Ourense para el Partido Popular.
Antaño, Baltar tocaba el saxofón en las romerías gallegas. Aquel día bramó: "Mario Conde es la injusticia más grande que se ha hecho en este país en los últimos cincuenta años". Luego, una ovación cerrada del respetable.
Pasaron unos años. Su prejubilación le llegó en 2002. Ya desde ese momento se centró solo en en su ya longeva carrera al mando del club. Entonces, cuando ya parecía que no podía gestionar más cosas, decidió meterse en el mundo de la política. Y se presentó para alcalde.
Polémicas en el consistorio
El 11 de junio del año 2019, David Carragal regresaba de fiesta con unas amigas a su casa tras pasar la noche celebrando en Oviedo las fiestas de la Florida. En el camino de regreso se cruzaron con tres jóvenes, de entre 18 y 24 años, que les pidieron tabaco. Él se negó y ellos se abalanzaron sobre él y le patearon la cabeza. A la semana siguiente David murió, y los jóvenes se entregaron como autores de los hechos de aquel ataque.
A la semana siguiente, cuando los hechos saltaron a los medios de comunicación, Canteli, nombrado alcalde unos días atrás, dijo que todo aquello había sido "un accidente".
La frase completa fue:
-"Lo del otro día fue un accidente. Estoy seguro que los tres chavales no querían llegar a ese final pero, por desgracia, el final fue trágico. Estoy seguro que estarán pesarosos de haberlo hecho. Unas copas, un poco de discusión y al final mira como acabó esto; que no vuelva a pasar".
Le llovieron de todos lados. Al día siguiente salió en su lugar un comunicado de alcaldía en el que se admitía que se había equivocado, que no era un accidente y que pedía perdón por sus declaraciones. "Mi intención era destacar que se ha tratado de un hecho accidental, no por responder a un accidente, que evidentemente no lo fue, sino por su carácter excepcional en nuestra ciudad, una de las más seguras de España. Nunca he pretendido minimizar la gravedad de lo sucedido, ni mucho menos, exculpar a los responsables".
Es uno de los hitos de su mandato. Después llegó el anuncio de la concesión al Centro Asturiano, una subvención nominativa de 50.000 euros" algo que, para él, "al final no representa mucho". Pero sin duda, uno de sus proyectos estrella -o eso dice él- son los casi 50.000 euros destinados a la colocación de un mástil de 25 metros de altura en el centro de la ciudad con el fin de encaramar allí una bandera de España "de grandes dimensiones". Este es uno de los objetivos, uno de los proyectos en los que está trabajando con más ahínco el consistorio de Alfredo Canteli.
Dicen en su entorno que el año pasado fue a buscarle Pablo Casado, y que por eso se metió en política. La polémica le ha perseguido desde entonces. Después de todo aquello llegaron las facturas, la habitación del hotel en la que durmió su mujer, en el viaje promocional del Desarme, una comida con comensales todavía desconocidos, las facturas de la comida de promoción de la Fiesta del Desarme en la que participaron sus hijos y su nuera, también su esposa, el viaje a Madrid invitado por la Fundación Princesa de Asturias al que también fue su mujer...
En 2010 fue nombrado Oventese del año. Han pasado 10 años. Tan solo lleva seis meses en el cargo.
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