Dos botellas de rioja reserva marca Remelluri, a 30 euros la botella. Especiado y afrutado, maduro y elegante. Luego, dos noches en un hotel de lujo en el centro de Madrid, régimen de alojamiento y desayuno. Precio, 537,40 euros. Fecha de entrada, 9 de octubre, salida el 11, dos días después. Rape, anchoas, jamón ibérico... Faltaba la guinda: dos cajas de suspiros, a 5,50 euros cada una, en la estación de descanso de Caldas de Luna (León) de camino a la capital.
Las cajas de suspiros fueron la puntilla. Un simple dulce, un tipo de merengue, pero descubrir esto fue la gota que colmó el vaso para algunos en el ayuntamiento de Oviedo. Para todo lo demás, Mastercard.
Alfredo Canteli Fernández (PP) comenzó a ostentar el bastón municipal el pasado 15 de junio. No hace más que acumular polémicas desde entonces. La última, un viaje con su mujer cuyas factura fueron cargadas al ayuntamiento de Oviedo. O sea, pagadas por los habitantes de la ciudad. Un montante que asciende a casi 1.000 euros -concretamente, 992- en un viaje exprés de tan solo dos días de duración.
Él dice que aquella noche, la del 11 de octubre, lejos de su vivienda de Oviedo, durmió con su mujer en un hotel de Madrid. La excusa para abonar todos esos gastos fue que el viaje se había realizado para la presentación del menú de la fiesta del Desarme.
Se trata de un banquete popular que se celebra en Oviedo cada año a mediados de octubre, el día 19, en conmemoración de la victoria de los liberales frente a los absolutistas en el año 1836, durante la regencia de María Cristina. Es una de las tradiciones culinarias más antiguas de la ciudad. En esta fiesta todos salen a la calle y en ocasiones se llegan a servir más de 10.000 raciones, tan solo en esa jornada.
El viaje era institucional, y casi dos meses después del mismo, EL ESPAÑOL accede a los documentos originales de las facturas, que fueron cargadas al consistorio al regreso a la capital asturiana. Entre ellos figuran dos noches de hotel, una cena para tres personas de identidad todavía desconocida y demás viandas adquiridas todas ellas con la misma tarjeta durante el trayecto y durante esa breve estancia en Madrid.
El alcalde reservó dos noches en el Hotel Liabeny, un lujoso hospedaje de cuatro estrellas situado en el número 3 de la calle de la Salud, junto a la calle Preciados, milla de oro del comercio en la capital, y la calle del Carmen. Es decir, a escasos metros de la famosa administración de loterías Doña Manolita. En pleno centro de Madrid.
El regidor pagó por anticipado el alojamiento con su mujer cuando en realidad solo llegó a alojarse y a dormir allí una de las tres jornadas. Luego pasó también esa factura al consistorio.
Entre ellas figura también una comida en el restaurante Taberna Real, situado junto a la turística zona de Ópera. Se celebró el día 9 de octubre y ascendió a 180 euros. Era una mesa para cuatro personas. Allí se pudo saborear un delicioso jamón ibérico de bellota, anchoas en salazón, tomate con bonito, ensaladilla real, un rape al ajillo, dos botellas de vino a 30 euros cada una, cerveza y agua mineral.
"Claro que fui con mi mujer, faltaba más"
-¿Señor alcalde, entiende la diferencia entre lo público y lo privado?
La pregunta era realizada durante el pleno ordinario de diciembre al regidor, que lleva ocupando el cargo desde hace tan solo unos pocos meses. Alfredo Canteli no se cortó. Y advirtió de que si era necesario lo volvería a hacer. Y también de paso se encargó él de definir cuál es la "obligación" de su mujer para con el ayuntamiento asturiano. "Claro que fui con mi mujer, faltaba más. Su obligación es mantener la representatividad que le corresponde como esposa del alcalde".
Era el primer punto del día hacia el alcalde popular que gobierna en Oviedo gracias al apoyo de Ciudadanos. Preguntarlle por el polémico viaje de los 992 euros. "Creí que la política era otra cosa -dijo-, y no esta vulgaridad insultante".
Luego explicó cómo él y su mujer llevan hospedándose en el mismo hotel cada vez que vienen a Madrid desde hace 35 años. "Salimos a las tres de la tarde y comimos algo en la autopista, dos pinchos, dos cocacolas, dos cafés y unas pastas que compramos a cinco euros. La cena era un tema importante para Oviedo y no se lo voy a decir ahora y luego dormí con mi mujer como llevo haciendo 49 años de casado". Se le olvidó recordar que antes no era el alcalde de la ciudad.
En la presentación del banquete del Desarme -cuyo menú se compone de garbanzos con espinacas y bacalao- estuvieron, entre otros, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el padre Ángel y también el concejal de Turismo de la capital asturiana. También la mujer de Canteli aparecía en la foto. Ante esa imagen, el alcalde apeló al tratamiento que se le dispensa habitualmente a los jefes de estado. "Si mi mujer viaja y viene conmigo lo pagará el Ayuntamiento".
Otras fanfarronadas de Canteli
A Alfredo Canteli le están lloviendo críticas desde otros grupos políticos del consistorio por confundir lo público con lo privado, por mezclar las cosa y por abonar esos gastos propios a las arcas municipales.
Canteli tiene 73 años y procede de una pequeña aldea llamada Prado, en el municipio de Teverga. "Nunca ha renegado de sus raíces", dice su web, pero de donde más se siente es de Oviedo. "Me lo ha dado todo”, responde, ufano, cuando se le preguna por esa ciudad en la que creció y se forjó como profesional.
Durante mucho tiempo fue el presidente de un selecto club de la alta sociedad ovetense, llamado Centro Asturiano de Oviedo. Estuvo allí 20 años. Él dice que antes de las elecciones municipales fue a buscarle Pablo Casado, el presidente del PP, para que se presentase por su partido en la ciudad. Ganó y obtuvo el silllón de la alcaldía gracias a los votos de Ciudadanos.
Ahora, ya como regidor, ha concedido a este lugar, que presidió durante años, una subvención nominativa de 50.000 euros" algo que, para él, "al final no representa mucho".
Pero sin duda, uno de sus proyectos estrella -o eso dice él- son los casi 50.000 euros destinados a la colocación de un mástil de 25 metros de altura en el centro de la ciudad con el fin de encaramar allí una bandera de España "de grandes dimensiones". Este es uno de los objetivos, uno de los proyectos en los que está trabajando con más ahínco el consistorio de Alfredo Canteli.