Este 25 de diciembre la silla de Clotilde Veniel en su casa de Bicorp (Valencia) estaba vacía. Y todos un poco más apagados desde que su espíritu se marchó. Todavía a sus 107 años era quien cantaba los villancicos en esta época del año, y quien inundaba con su energía cada estancia del hogar de una familia de cuatro generaciones. Todos allí han tratado siempre de seguir, en la vida, el ejemplo de la abuela. Una mujer brava, indomable, con esa espalda deslomada de quien no ha parado en décadas.
Es un día triste y alegre en una casa ya huérfana de la matriarca, una columna sobre la que allí se asentaba todo. Triste porque era ella la encargada de cantar los villancicos para todos, de contar anécdotas y chistes, de llenarlo todo con su alegría. Alegre porque nunca dejan de recordarlos. "Transmitía mucha alegría, contagiaba mucho entusiasmo", dice a EL ESPAÑOL Desirée, su nieta.
Clotilde murió en octubre, y era la voluntaria de mayor edad de toda España. Tenía 107 años y lo había dado todo por los demás. Era un espíritu incansable, y todavía salía de casa camino de los centros de voluntariado locales para lavar la ropa de las personas sin hogar o para dar de comer a los desamparados. Los suyos no se cansan de repetir que estaba tocada por la mano de Dios.
Era las 21 horas de este pasado martes, día de Nochebuena, cuando el rey Felipe VI pronunciaba su tradicional discurso de Navidad. Tras el análisis de la situación política, del bloqueo, de la llamada al diálogo para que el país salga adelante, el rey pronunció el nombre de Clotilde y de los 41 galardonados este año con las medallas de la Orden del Mérito Civil. Fueron premiados con esa distinción el pasado mes de junio por Felipe y Letizia.
Ninguno de los dos se olvidó de ellos en los meses siguientes. Y por eso que la fotografía que se hicieron en aquel acto acompañase al monarca en su discurso no fue un hecho casual. Felipe quería contraponer los valores y el tesón de estos ciudadanos anónimos y modélicos con lo hecho este año por los políticos de todos los partidos. Una especie de llamada de atención.
Desde luego la vida y los méritos de Clotilde dejan a la altura del betún a políticos de todo signo. Fue muchas cosas: ganadera, carnicera, defensora de los pobres, samaritana de los necesitados, un brazo amigo para los enfermos, para los sin hogar, ama de casa, feminista. No fue nunca de nadie más que de los suyos y de aquellos que necesitasen su ayuda.
La voluntaria más antigua de España
Siempre estuvo allí donde la necesitaran. Todavía a sus 107 años se calzaba con cierta agilidad y salía a las cales de Bicorp de visita por las asociaciones locales. Todavía recogía la ropa de los pobres, todavía visitaba a los enfermos.
Clotilde era viuda, y vivía en su casa de siempre. Tenía dos hijos, cinco nietos y seis bisnietos. El galardón le llegó cuatro meses antes de que la muerte fuese a buscarla de forma apacible. El galardón se le concedió a propuesta de la Generalitat valenciana y de la Asociación de Amas de Casa Tyrius, a la que esta mujer perteneció hasta el final. "Nos gustó mucho lo bonito que se lo hicieron, lo bonito que se lo hizo la Casa Real. Es un gesto que siempre les agradeceremos".
Su historia empezó en el campo, en una familia de siete hermanos, seis chicas y un chico, de principios del siglo pasado, en la Comunidad Valenciana. De niña fue pastora y ayudaba en casa a todo lo que era necesario. Trabajó más tarde en la carnicería de sus padres. Viajó a Francia, en épocas de vendimia. Y trabajó como ama de casa en la vivienda de los Gómez-Acebo en Barcelona.
Llegó a casarse con un labrador y siguió trabajando muchos años en el campo. Luego comenzó la aventura del voluntariado y de ayudar a los más necesitados. Nunca dejó de hacer cosas, y uno de su grandes logros, la fundación de la sede de Cáritas en 1989 en su pueblo natal, donde todavía mantenía su casa.
La llamada del rey Felipe VI
De las cosas que más la enorgullecían, Clotilde decía que la que más era su memoria. Solía decir que tenía memoria de elefante, y por eso conservaba totalmente intactos recuerdos de varias décadas atrás. Uno de esos recuerdos tiene que ver con Cayetana Fitz-James Stuart, la ya fallecida duquesa de Alba. Un día la vio en casa por la televisión y se la señaló a los suyos y les dijo:
-Ay pero si yo a esa mujer la he tenido en mis brazos mucho tiempo.
Se refería, claro, a cuando Cayetana era apenas una niña. "Siempre decía que llegó a contarle cuentos a la duquesa de Alba", dice su nieta Desirée. Ya por aquel entonces, años 30 y 40 del siglo pasado, Clotilde era una joven ama de casa en Barcelona. En la vivienda de los Gómez-Acebo a veces recibían visitas de toda clase de personajes de la alta sociedad española.
"En una de las foto de junio, cuando el premio -explica su nieta-, ella le está diciendo una cosa a Felipe VI y ambos empiezan a reír. Le contaba que cuando recibieron en aquella vivienda la visita de la princesa Pilar de Borbón (la hermana del emérito rey Juan Carlos I) pensaba que iba a aparecer con una corona enorme de princesa. Y cuando la vio llegar, se quedó sorprendida: solo era una niña. '¡Si es una niña normal, nada más!' Y Felipe VI entonces le dijo: 'Claro, ¡si es que somos totalmente normales!'".
Fue semanas antes del premio cuando recibió en su casa la llamada de la Casa Real avisando del galardón y de el evento. Pronto organizaron el viaje. Con ella fueron representantes de las cuatro generaciones de la familia: y todas las que fueron eran mujeres. La contraposición de su ejemplo en las pequeñas luchas del día a día ayudando a los demás le sirvió al monarca para mandar un velado recado a todos los partido políticos, como si les estuviera diciendo que se arremangasen y tomasen ejemplo: "Ella solo quería luchar por el bien común, y que lo mejor es no ser egoístas. Darse a los demás. Y que hablando se entiende todo el mundo".
"Mi marido no es más que yo"
En una de las visitas del consejero de la Generalitat Valenciana a su pueblo, Clotilde leyó una carta destinada a las mujeres de toda España. Era una suerte de reivindicación en la que ponía su vida como ejemplo. Con ella marcaba claramente su postura sobre el feminismo.
La familia nos ha facilitado una copia. Decía así:
A lo largo de la historia muchas mujeres han destacado en la lucha de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
A mis casi 106 años estoy orgullosa de decir que tampoco me quedé quieta. Luché por conseguir mi trabajo, fui de muy joven a Barcelona, luego cuando volví a Bicorp formé mi familia, monté mi negocio, siendo por igual a mi marido.
Juntos unimos nuestros esfuerzos, nunca me dio pereza trabajar, ni me relajé a que me mantuvieran, tomábamos decisiones conjuntamente.
Me puse a vender gallinas que me traía desde Canals en el autobús. Me iba a Francia en las temporadas de vendimia, cosía pantalones y hacía costura, y nunca dejé de sentirme hija, madre, esposa, ama de casa y sobre todo mujer.
Ahora, cuando veo que el mundo va progresando, creo que lo que hace muy lentamente, porque no todos los países tienen la suerte que tenemos aquí y eso que falta mucho pero que mucho por mejorar.
A vosotras que sois jóvenes os dejo el testigo de seguir mi ejemplo, nunca os desanimeis a luchar por la igualdad, somos fuertes, somos valientes, somos iguales.
El 19 de octubre a Clotilde se la llevó una neumonía tras varios días hospitalizada. "Murió muy serena, conforme, ,muy digna, muy como había vivido, pendiente de todos. Más años no podíamos pedirle a la vida", dice su nieta Desirée.
Felipe VI y la reina Letizia enviaron sus más sinceras condolencias a la familia de la mujer a la que cuatro meses atrás habían condecorado. Y a la que dos meses después puso como ejemplo en su tradicional discurso de Navidad.