La furgoneta de José Luis ya no puede circular por Madrid Central: el drama de cientos de repartidores
El 30% de las furgonetas o camiones pequeños tienen prohibida la entrada al centro desde el 1 de enero. El Ayuntamiento no ayuda a renovar la flota.
3 enero, 2020 02:32Noticias relacionadas
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Ha llegado 2020. Y las novedades que trae este año a la hora de circular y aparcar en Madrid desde el 1 de enero no dejan indiferente a nadie. Una de ellas, es la prohibición de la circulación por Madrid Central a las furgonetas y camiones pequeños sin la pegatina de la DGT. Esto supone un serio problema para las pequeñas empresas de distribución de productos, como la que regenta José Luis. Este empresario, que dirige Tradición Artesana de la Carne, se ha visto obligado a cambiar la furgoneta con la que su empleado abastece, con todo tipo de productos de carnicería y charcutería, a sus clientes con establecimientos dentro de la almendra de la capital.
Desde este miércoles, el repartidor de la microempresa de productos cárnicos ya no puede acceder al corazón de Madrid porque su furgoneta, una Renault Kangoo, no tiene el distintivo ambiental. En otras palabras, la entrada en vigor de una disposición de la Ordenanza de Movilidad Sostenible -aprobada por Manuela Carmena y mantenida por José Luis Martínez Almeida- impide a los vehículos con una masa menor a 3.500 kilos circular y estacionar en Madrid Central. Éstos suponen el 30% de las furgonetas y camiones pequeños que reparten en el centro de la capital, según Pepe Ferrer, portavoz de Madrid Sostenible -la entidad heredera de la Plataforma de Afectados por Madrid Central-.
Por ello, José Luis se ha visto obligado a cambiar de vehículo de distribución para que su negocio sobreviva. Su empleado, aparte de aguantar el frío del invierno, ahora reparte “con miedo”. ¿Por qué? Porque hasta que a José Luis -su jefe- le den la furgoneta nueva que ha podido adquirir -una Peugeot de segunda mano-, el repartidor tiene que entrar con sigilo en Madrid Central para evitar ser multado. Este miedo sólo durará unos días, ya que la furgoneta Peugeot llega la semana que viene.
Mientras tanto, la distribuidora de carnes no se puede permitir dejar de suministrar el género a sus compradores. De lo contrario, restaurantes o bufés como Fresc Co, a quien suministran, podrían entrar en una situación de desabastecimiento que, posiblemente, afectaría a su negocio. Y esto en plenas fiestas navideñas, cuando el centro de Madrid está abarrotado de gente. Salvo a primera hora, que sólo se ve en la céntrica calle del Arenal, una de las arterias que sale de la Puerta del Sol, a las personas que van a trabajar perfectamente abrigadas.
Sin el reparto vital de las furgonetas y pequeños camiones, que son los únicos capacitados para poder entrar por las estrechas calles del centro de la capital, los negocios pueden tener una situación de “desabastecimiento”, según explica a EL ESPAÑOL Ferrer, también director general de la Asociación de empresas de distribución de la Comunidad de Madrid (AEDISMA). “La hostelería y restauración, que tanto importancia tiene en el tejido empresarial del centro de Madrid, puede empezar a perder abastecimiento”, remarca. Aun así, no se olvida de los pequeños comercios, los cuales, a su juicio, pueden verse igualmente afectados.
Muchas pymes no pueden renovar sus furgonetas
Ferrer también cuenta el motivo principal por el que la aplicación de esta medida afecta a las pequeñas y medianas empresas: “Nosotros compramos vehículos de distribución para rentabilizarlos. Es decir, nuestros camiones y furgonetas hacen muy pocos kilómetros al día. En consecuencia, el ciclo normal de vida de estos vehículos oscila entre los 20 y 25 años. Y muchas pymes no pueden soportar económicamente este cambio porque no han llegado a rentabilizar la inversión que hicieron”.
En otras palabras, un negocio pequeño de distribución alimentaria que compró su furgoneta diésel en 2005 -los diésel anteriores a 2006 no cuentan con distintivo ambiental- espera tenerla en funcionamiento hasta 2025, por lo menos. Y ahora, una pyme o microempresa de reparto está obligada a cambiar su vehículo para subsistir. De lo contrario, se enfrentaría a 90 euros de multa cada vez su vehículo sin etiqueta acceda al distrito Centro de Madrid. Quedaría en 45 euros con pronto pago.
Este es el caso de José Luis, quien se queja de que la administración “sólo pide obligaciones a las pequeñas empresas pero no da ninguna ayuda” para renovar los vehículos de reparto de mercancías. El propietario de la pequeña industria cárnica de distribución asegura que ha tenido que comprar “con esfuerzo” una furgoneta -con distintivo ambiental- de segunda mano por 3.500 euros. Una nueva hubiese costado “8 ó 9.000 euros” y era una cifra que la microempresa no se podía permitir pagar. En este sentido, Beatriz Belinchón, de la Organización castellana de empresas de mudanzas -otro sector gravemente afectado por la medida-, ha incidido en que “el Ayuntamiento no ha dado ayudas para la renovación de la flota de furgonetas que ya no pueden circular por Madrid Central".
No hay prórrogas
El consistorio madrileño en la Junta de Gobierno, declinó, hace una semana, prorrogar el plazo para que las furgonetas de distribución siguieran entrando en Madrid desde el año nuevo. “La esperanza que teníamos es que el Ayuntamiento adaptara los plazos de la medida. Consideramos, y por eso llevamos dos años pidiéndolo, que no se pueden llevar a cabo previsiones de acceso de transporte de mercancías si no hay vehículos para realizarlos, ni ayudas para la renovación de la flota”, se queja Beatriz.
Pese a ello, ahora nace un nuevo temor. Para Ferrer, portavoz de Madrid Sostenible, hay mucha "inseguridad jurídica" y las empresas distribuidoras de productos en Madrid Central ya no saben a qué atenerse. “Dentro de tres años la normativa puede decir que el gas y la gasolina son combustibles sucios y que hay que cambiar también las furgonetas con etiqueta tipo B o C por eléctricas”, denuncia. De momento, José Luis y otras empresas de transporte de mercancías en Madrid Central deben cambiar sus viejas furgonetas por unas que puedan acceder a la almendra. El vehículo tipo A del empresario ahora "será usado para repartir en Parla o Leganés, lugares donde no tenemos restricciones", reconoce resignado. Sin embargo, para acceder a sus clientes del centro debe hacer un "esfuerzo" económico.