- Cuando saliste de la cárcel, ¿Merche fue al homenaje?
-Aquel día llegué tarde, y no lo recuerdo bien. Pero si no me vio o no estuvo, quizá al día siguiente en la calle me encontré con ella.
-¿Y qué te dijo?
- Pues me dio un abrazo, me preguntó qué tal...
El hombre habla sin tapujos de su pasado. Todo ocurre en un pequeño universo de pensamiento único en el que se defiende una ideología que causó centenares de víctimas. Todos se criaron juntos, y la confianza se presupone. Por eso allí no sorprende cuando el etarra José Domingo Aizpurua, 68 años, dice que bromea con su tía porque se llama igual que su amiga de infancia, Merche Aizpurua, la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados:
-Cuando mi tía la ve -dice- siempre se cachondea: "Ahí viene mi sustituta".
Es un ejemplo de la relación existente entre ambas esferas. Allí tampoco sorprende que el terrorista reconozca que la portavoz de un grupo político pudo participar de su homenaje cuando abandonó la prisión.
El ambiente es tranquilo en Usúrbil (Guipúzcoa) (6.165 habitantes) a las cuatro de la tarde de este pasado jueves. A la hora del licor de hierbas, un tibio sol se refleja en las casas cercanas al ayuntamiento. Los camareros despliegan las pocas terrazas que hay en el lugar y los vecinos se reúnen en algunas de ellas. En la Taberna Zendoiaenea suena Txoria Txori, de Mikel Laboa. Las banderas de 'Euskal Presoak ondean levemente en los balcones junto a alguna que otra enseña independentista catalana. El pueblo dormita.
Esta estampa aparentemente apacible es en la que se crió la representante del partido nacionalista, heredero de Herri Batasuna, el brazo político de ETA. En comparación con lo que se vivió en el Congreso de los Diputados el pasado sábado. Cuando la portavoz de EH Bildu, Merche Aizpurua, enervó a buena parte de la bancada de la derecha durante su intervención en la primera sesión de la investidura de Pedro Sánchez.
Aizpurua señaló directamente a Felipe VI y a su discurso dos días después del referéndum ilegal del 1-O en octubre de 2017. Dijo que era una de las expresiones más evidentes del autoritarismo. Le señaló como impulsor de una suerte de "bloque político y mediático de contrarreforma autoritaria". Muchas de sus señorías no aguantaron. Comenzaron los gritos de "asesina", "herederos de ETA". Adolfo Suárez Illana, uno de los que conforman la mesa, se dio media vuelta para no verla.
Tres días después, el pasado martes 7 de enero, tanto ella como los cinco representantes de su grupo parlamentario se abstuvieron para hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. Un voto que resultó crucial.
1. "Somos muy familiares"
En su localidad natal, Usúrbil, apenas 6.000 habitantes, no sorprendió lo ocurrido. La beligerancia contra su vecina. No esconden allí sus ideas. EL ESPAÑOL viaja allí varios días después de los hechos para conocer sus orígenes. La idiosincrasia de un pueblo en el que Bildu y Batasuna han gobernado durante décadas. Todavía aguanta abierto uno de los locales junto al ayuntamiento, y tres o cuatro paisanos apuran allí sus refrigerios. Cuando va a casa, Merche no se esconde: baja a la mañana, a la tarde; 'potea' con todo el mundo. Todos la conocen, y la saludan, y paran junto a ella si es necesario, pero muchos evitan explayarse en su relación.
Diez minutos después de vaguedades, el dueño de la morada, quien regenta el bar, dirige su dedo hacia la entrada y señala a la persona que accede al lugar:
-"Mira, habla con ese, ¡ese sí que la conoce!".
El hombre no resulta excesivamente alto. No tiene presencia física. Su escaso cabello se alza como un penacho en la parte superior de la cabeza. La chupa de cuero que luce le sirve para cortar el viento que se levantará una hora después en las afueras del local. Viste unos vaqueros sencillos y calza unas botas marrones. Una imagen corriente de un hombre corriente, que baja a por el café a la hora de la merienda. Parecería un tipo cualquiera de no ser por su historial y su papel dentro de la banda, más de 850 asesinatos, por su condición de etarra, retornado al pueblo tras sus condenas. Dice que fue amigo de infancia de Merche.
-Yo la conozco muy bien, demasiado bien. Somos muy familiares, desde siempre, explica el hombre, antes de encaramarse a una banqueta junto a la barra del local.
José Domingo y Merche no comparten solo el apellido y tendencias políticas. Las casas familiares de ambos se encuentran a escasos metros la una de la otra, erigidas en la calle Belmonte, donde, dice, se fundó el pueblo hace centenares de años. El etarra duda, pero termina por entablar esta conversación casual con los reporteros de EL ESPAÑOL, para hablar sobre Merche como mujer, como política, como vecina, como trabajadora, como alcaldesa, como amiga. Y para insistir en que nunca pedirán perdón.
2. La infancia en el pueblo
-¿Desde cuándo la conoces?
-De toda la vida, de la infancia y desde siempre. La conozco demasiado bien, somos muy familiares. Ella estudió aquí de pequeña, conoció las escuelas franquistas...
-¿Y después?
-Después hizo periodismo, en Bizkaia y en Bilbao, y ahora me falla la memoria pero creo recordar que se fue un tiempo a Barcelona.
Durante los 45 minutos que dura la conversación Aizpurua, alias 'Pitxas', dibuja su relación con ella. El ruido de los comensales resulta ensordecedor dentro del local, así que decide salir al exterior para sentarse en un banco cercano. Emplea un tono de voz firme pero sigiloso, como un murmullo entre dientes. A la vez que esboza el personaje de su amiga, la primera alcaldesa de la historia del pueblo, observa a un lado y a otro, en una un estado de alerta que le resulta inevitable.
Cuando la banda terrorista perpetraba sus crímenes por toda España, José Domingo Aizpurua no era un etarra cualquiera. Nació en 1952 y huyó a Francia en 1980, ya en plena actividad sanguinaria con la banda. Fue acusado de ser uno de los responsable del 'aparato de acogida' de miembros de ETA en Francia. El responsable logístico de la organización. No tiene delitos de sangre, pero su historial no resulta menor:
A) Detenido en San Juan de Luz en 1984 junto a otros dos miembros de ETA.
B) Detenido en 1986 en un control policial.
C) Detenido en 1991 por la policía de fronteras en Sokoa.
D) Condenado en 1993 por los tribunales de París a 4 años de prisión: asociación de malhechores, tenencia de armas y posesión de documentos falsos, en relación con actividad terrorista.
E) Arrestado y expulsado en 1994 a España. Encarcelado hasta el 14 de julio del año siguiente.
F) Juzgado y condenado de nuevo en Francia en 1995. Condena a un año de cárcel por el delito de asociación de malhechores.
G) Detenido en marzo de 2003 en Mauleón por la Gendarmería francesa. Iba armado con una pistola y conducía un coche robado. Aizpurua encarcelado una vez más hasta el 15 de marzo de 2006. Dice que a lo largo de toda su trayectoria escapó varias veces de prisión. Eso aumentó los años que le tocó cumplir de condena.
Ese mismo año lo dejaron en libertad al detectarle un cáncer. Se recuperó, y le volvieron a encarcelar hasta que en 2009 fue expulsado de España. Años después regresó al pueblo, donde en esta jornada invernal todo el que se cruza con él se detiene a saludarle. Él, entretanto, al hablar de Merche resume la idiosincrasia del pueblo:
-¿Cómo entró Merche en el mundo de la política?
-Consiguió ser alcaldesa cuando Herri Batasuna estaba ilegalizado. -explica su amigo el etarra-. En ese momento, como los nombres que habían estado de HB no podían presentarse, Bildu tuvo que recurrir a gentes vírgenes, por decirlo de alguna forma. Que no habían estado en candidaturas de la izquierda abertzale.
-¿Qué gustaba de ella?
-Se fijaron en ella por su trayectoria. Nos conocemos, conocemos su capacidad... Aquí todo el mundo la saluda. Todos saben quién es.
La cercanía de Merche con los sectores más radicales dentro de la izquierda abterzale no es ningún secreto en su entorno más cercano. No se esconde cuando regresa al pueblo. Cinco años después de haber soltado el bastón de mando en 2015 continúa siendo una de las personalidades más queridas del lugar, asegura 'Pitxas', el etarra. Allí se quiere a los que se quiere, A los otros, a los que en otro tiempo se los mataba, no se les quiere.
La impresión, tras un día recorriendo el pueblo, es que todo el mundo habla bien de ella en Usúrbil. Quizá exista esa opinión unánime. O quizá nadie se atreva a alzar una voz contraria.
3. La primera directora de Gara
La vocación política de Merche ha sido tardía. La mayor parte de su vida la dedicó a ejercer como periodista en los medios y periódicos afines a ETA. En 1984, la diputada que ha permitido con su abstención el nombramiento del líder socialista, tan solo era una joven de 23 años, directora técnica del semanario Punto y Hora.
Aquel año fue condenada por un delito de apología del terrorismo. Aizpurua realizó una entrevista al hermano de un etarra que murió cuando manipulaba un artefacto explosivo. Fue juzgada y condenada por la Audiencia Nacional. La sentencia determinó que aquel texto "una proclama en defensa de la lucha de la organización armada y un homenaje a sus militantes".
Según las fuentes consultadas, aquella revista era directamente financiada por la banda terrorista. Su primera aventura periodística. pronto se vio frenada por aquella condena a un año de prisión.
La sentencia consideraba que el párrafo del encabezamiento de la entrevista "con sus expresiones y contexto, constituye, a la par que una justificación de la dedicación del número de la revista Punto y Hora a diversos militantes de ETA, anteriormente fallecidos, una proclama revolucionaria en defensa de la lucha de tal organización armada, y un homenaje a sus militantes desaparecidos, lo que integra, a juicio del Tribunal, una clara defensa y alabanza de la organización terrorista, de sus integrantes, y de su violenta actividad".
Tiempo después llegarían sus aventuras más importantes en la prensa cercana a la banda terrorista: redactora jefa de Eguin, directora de Gara entre 1999 y 2004... Y luego su actividad política como alcaldesa de un pueblo donde impera una suerte de pensamiento único.
"Dijo que iba a ser alcaldesa una legislatura y cumplió", dice su amigo, el etarra José Domingo Aizpurua. En los últimos años, antes de ser convocada para ser el rostro de Bildu en el Congreso, escribió la biografía de Argala, el hombre cuyo comando asesinó a Carrero Blanco en 1973.
4. Los tres asesinatos de Usúrbil
Nadie en el pueblo, ni siquiera el etarra que se sienta y habla con este diario olvida el día en que asesinaron a aquel taxista. "Al chivato", corrige el etarra, 'Pitxas'. Tampoco el lugar donde fue perpetrado: justo ante el actual frontón de la localidad, hoy decorado con toda clase de elementos artísticos llenos de color.
Según los Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco, la banda terrorista mató tres veces en Usúrbil. Dos de los asesinados fueron taxistas. El tercero, un empresario. Cuando se produjo el primero de estos sucesos Merche era tan solo una adolescente.
Aquella tarde de verano de 1975, Francisco Expósito Camio, taxista, 54 años, natural de Usúrbil, decidió esperar a los clientes leyendo el periódico, sentado en la parte de atrás de su propio coche. Hacía calor, y por ello dejó las dos puertas traseras abiertas y se reclinó con total comodidad. Al día siguiente se marchaba de vacaciones a Alemania a ver a su hija, que acababa de ser madre. Y él, abuelo. Una juventud repleta de éxitos en el mundo del deporte (llegó a ser campeón de España de ciclo-cross) le precedía. Nunca llegó a advertir el peligro.
De repente dos individuos se acercaron, uno por cada lado. No mediaron palabra. Llevaban pistolas, armas cortas, y abrieron fuego. Dispararon 14 veces. Un tercer cómplice aguardaba a poca distancia con el vehículo encendido, dispuesto para darse todos a la fuga.
Las cuatro hijas de Francisco se quedaron huérfanas. Su esposa escuchó los disparos, la casa estaba cerca, y bajó a ver qué pasaba. Todavía respiraba cuando le alcanzó, pero no pudo hacer nada por él. Aquella mujer vivió toda una tragedia que nunca se ha llegado a resolver. Pero muchos en el pueblo celebraron.
-El día que mataron al taxista chivato se brindó con champán en las casas -dice José Domingo-.
-¿En la calle?
- No, quien lo hacía, lo hacía dentro. Él se sabía quién era, cómo era. Incluso gentes del PNV dijeron: "Ya era hora". Y otros lo pensaron y no lo dijeron.
En la huida, los tres desconocidos asesinos arrojaron, con el coche en marcha, panfletos en los que ETA le acusaba de "chivato", de confidente de la Guardia Civil. Esa justificación resultaba muy habitual a finales de los 70 y a principios de los 80. Expertos del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) llevan años analizando cada uno de los casos. "Se sirvieron de esa supuesta condición de chivatos para justificar su asesinato. En muchos casos- cuenta esta fuente especializada a EL ESPAÑOL- no habían ninguna prueba de que pasaran nada a la Guardia Civil. Era la excusa que tenían para justificar algo injustificable".
No fue el único de los crímenes pero todos saben el lugar en el que aquel hombre fue tiroteado. Horas después del encuentro con el miembro de ETA amigo de la diputada de EH Bildu, otro vecino conduce a los reporteros hasta el lugar con total naturalidad. Y procede a señalar en el suelo: es una calle como cualquier otra. No hay ningún signo que indique que aquel crimen tuvo lugar justo allí.
Tres años después un segundo taxista fue asesinado a tiros prácticamente en el mismo lugar. Se llamaba Amancio Barreiro Gens, era gallego, natural de Villa Cordeiro (Pontevedra), y tenía 35 años. Trabajaba en Trintxerpe, y el ataque se atribuyó al comando autónomo Iparagirre. Lo hallaron muerto en el barrio de Aginaga. Una llamada anónima aquel 2 de septiembre de 1978 daba cuenta del lugar en el que había sido tiroteado.
Poco después la Guardia Civil logró detener, juzgar y condenar a tres personas. Tenía mujer y dos niños, de 11 y 9 años que quedaron huérfanos de padre.
Usúrbil es un feudo inexpugnable de la izquierda abertzale. Desde los años 80 ha gobernado casi siempre de forma ininterrumpida partidos como Herri Batasuna o EH Bildu, quien posee la alcaldía en estos momentos. Hay una cierta unanimidad prácticamente en todo el vecindario a la hora de votar. Solo en una ocasión el PP logró obtener un concejal.
La última de las víctimas en el pueblo fue un empresario, un perito industrial, jefe de producción de Moulinex en la fábrica situada en el pueblo. Se llamaba José María Latiegui Balmaseda. Tenía 40 años cuando recibió un tiro mortal en la sien el 14 de abril de 1981. Sus dos hijos quedaron huérfanos. El crimen se atribuyó a los comandos autónomos Anticapitalistas. No llegó vivo al hospital.
5. "No me arrepiento de nada"
Al final de la conversación, el etarra Aizpurua empieza a hablar de sí mismo, de su experiencia dentro de la organización terrorista. Su postura, firme como una roca, no ha cambiado desde que hace cinco décadas decidió introducirse en la organización. No consiente. No da el brazo a torcer. Resulta imposible sacarle de su fría y maquiavélica lógica.
-Yo lo que hice -espeta- lo hice consciente y convencido de que era lo que había que hacer. De la misma forma que en otro momento determinado se llegó a una reflexión sobre la lucha armada como instrumento. Y se decidió que ese sistema ya estaba agotado.
-¿Y de qué sirvió todo? Eso es reconocer que los asesinatos, los atentados, que nada de eso sirvió para nada.
-Lo pasado sí que vale. Llega un momento que dices: con este instrumento ya no me es tan eficaz arar la tierra. Pero no es que no valga, yo creo que sí ha valido de algo. Se buscaba la independencia, y se sigue buscando. Es el mismo proceso, con etapas diferentes y procesos diferentes. Así se entiende aquí esto.
-¿Todo eso justifica las víctimas, la gente asesinada?
-Hoy en día tienes unos porcentajes de gente que quiere la independencia mayores. Sin esa estrategia no las tendrías.
-Aquí se asesinó un taxista. Se le llamó chivato. Sin pruebas. Sin vinculación política ninguna.
-Se sabía quién era, cómo era. Incluso gentes del PNV dijeron: "Ya era hora". Y otros lo pensaron y no lo dijeron.
La tarde comienza a introducirse por entre las calles de Usúrbil. También se alza el viento, y las nubes oscurecen el paisaje. Antes de enfilar hacia su casa, próxima a la de su antigua amiga, ahora representante de Bildu en el Congreso de los Diputados, recibe una última pregunta.
-¿No te arrepientes de nada?
-De nada. No, de nada. Por lo menos, no de lo hecho.
El etarra deja atrás a los periodistas y se marcha solo y en silencio por los caminos empedrados del pueblo, a pocos metros de donde, 45 años atrás, sus secuaces quitaron la vida a aquel taxista sin motivo alguno.