Llegaba un día ilusionante para la familia Sanz-Parra. Ascensión se había puesto de parto. Tras nueve meses de espera en un embarazo sin contratiempos, nacería la pequeña Paula. Por ello, esta madre fue trasladada al Hospital Gutiérrez Ortega de la localidad de Valdepeñas (Ciudad Real).
Todo parecía ir bien, pero los errores del ginecólogo Tomás y de la matrona Purificación, produjeron que Paula naciese con un “severo daño neurológico”. Este ocasionó que la niña -que tiene 7 años actualmente- tenga un daño neuropsicológico muy grave, tetraplejia y epilepsia no controlada.
Este martes, sin embargo, una jueza del Juzgado de lo Penal número 1 de Ciudad Real ha decretado una indemnización de 5,5 millones de euros a la familia de la menor por lo ocurrido. Esta sanción económica es la más grande de la historia de España por una negligencia médica.
A día de hoy, Paula es totalmente dependiente de su familia. Y el jornal de agricultor que gana Juan José, padre de Paula, no es suficiente para las necesidades de la niña. Ascención no trabaja. Dedica su vida a “cuidar de Paula”, según reconoce, entre lágrimas, a EL ESPAÑOL. La indemnización que percibirán servirá a estos padres de Villahermosa (Ciudad Real) para comprarle a la niña todo lo que necesita. “Pero jamás devolverá la salud a mi hija”, se sincera Ascensión.
La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, condena a la matrona, al ginecólogo, al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) y a las compañías aseguradoras de los sanitarios negligentes a abonar una cuantía de 5,5 millones de euros a Ascensión y Juan José, padres de la niña, por un delito de “imprudencia profesional menos grave”.
Un parto negligente
Pero esta difícil situación empezó en 2012. Concretamente, un fatídico 14 de octubre en el que la bebé Paula nació entre negligencias médicas. Aquel día, Ascención llegó al Hospital Gutiérrez Ortega, lugar que marcaría un antes y un después en la vida de esta familia. EL ESPAÑOL habla con Ascención, quien reconstruye lo sucedido.
-¿Qué ocurrió aquel 14 de octubre de 2012, día en el que nació Paula?
-Yo estaba embarazada de nueve meses de Paula. Por la mañana, me puse de parto y fuimos al hospital. Me dejaron en reposo porque no había dilatado bien y me pusieron un antibiótico. Antes de mediodía, me bajaron a monitorización [lugar donde se comprueba el bienestar fetal]. Yo sentía que Paula se movía mucho en el barriga. Y llegó un momento en el que se quedó parada. Pasó un rato y empezó a pitar el monitor. La matrona vino y apagó la alarma y me dijo que Paula llevaba dos vueltas de cordón umbilical en el cuello, pero que no había ningún problema.
-¿Y usted cómo reaccionó al saber que la bebé tenía el cordón umbilical en el cuello?
-Pregunté si me iban a practicar la cesárea pero la matrona me dijo que no me preocupase, que Paula iba a nacer rápidamente puesto que era mi tercer parto. No obstante, antes de dar a luz, en la última revisión, yo le dije al ginecólogo [otro ginecólogo, no el condenado] que quería que me hicieran una cesárea y, también, una ligadura de trompas. Pero se negó: me dijo que los niños tenían que nacer por parto natural. Después, pasé al paritorio y la matrona empezó a apretar mientras le decía a mi marido ‘tiene que salir ya, se le ve el pelo’. Pero Paula no salía porque tenía dos vueltas al cuello del cordón umbilical. Fue cuando llamó al ginecólogo, que se me puso encima de la barriga. Y apretó hasta que Paula salió y cayó.
-¿Qué pasó nada más nacer su hija?
-Paula cayó y como no la oí llorar pregunté si estaba muerta y me dijeron que no preocupara, que estaba dormida. Pero se la llevaron rápidamente y yo me quedé esperando, subida en el ‘potro’, con la placenta colgando hasta que se despegó sola y se cayó. Sin embargo, la matrona cuando terminó su turno recogió sus cosas y se fue a casa, tranquilamente
-¿Cómo fueron los instantes posteriores al nacimiento de la niña?
-Paula nació a las 19:20 de la tarde y esperamos hasta las 00:00 de la noche para que viniesen por ella, ya que necesitaban trasladarla a la UCI del Hospital de Albacete. La trasladaron en ambulancia porque el helicóptero no podía volar a causa de una tormenta. Aun así, el señor de la ambulancia no quería llevar a Paula por su estado. Yo le dije que la llevara y lo hizo.
-¿Su marido qué hizo cuando se llevaron a Paula?
-Mi marido se fue detrás de la ambulancia con mi madre. Yo me tuve que quedar esa noche en Valdepeñas por precaución. Y fui al día siguiente. Se me caían las lágrimas al ver sufrir a mi hija.
Las secuelas
La recién nacida pasó 91 días en el Servicio de UCI de Neonatología del Hospital de Albacete “precisando de diversas intervenciones quirúrgicas”, según explica el fallo. Estos tres meses dejaron en Paula muchas secuelas: “trastornos cognitivos y daño neuropsicológico, tetraplejia, dependencia absoluta y epilepsia no controlada”. El abogado de la familia de Paula, Francisco Sánchez-Bravo, puntualiza que tristemente la menor se ha quedado en estado vegetal. Ahora necesita ayuda para cualquier cosa: asearse, comer, ir al baño...todo.
-Ascención, ¿cómo ha sido el día a día desde entonces?
-Tenemos que estar más que pendientes de ella. Debemos asearla, darle de comer, cambiarla...es como si fuese un bebé pequeño, ella no tiene ninguna autonomía. Mi madre, de hecho, vivía en otro pueblo y se mudó a vivir con nosotros. Lo hizo para ayudarme la noche del parto y cuidar de mis otros hijos, pero no se ha vuelto a ir. Juntas, cuidamos de Paula porque mi marido no puede estar siempre pendiente porque trabaja.
La indemnización
La jueza del Juzgado de lo Penal número 1 de Ciudad Real ha impuesto la mayor sanción económica de la historia de España: 5,5 millones de euros para los padres de Paula. Este monto lo tiene que abonar el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) y las empresas Zurich y Maphre, que son las compañías aseguradoras del ginecólogo Tomás y la matrona Purificación, responsables del delito de “lesiones por imprudencia profesional menos grave”.
Francisco Sánchez-Bravo explica a este diario que pese a que querían una sanción a los sanitarios por “un delito de lesiones por imprudencia profesional grave”, rebajaron su petición para llegar a una “conformidad penal” con los encausados. Y así, “lograr que esta familia perciba su indemnización”, comenta el letrado.
-¿Qué sentís ahora, tantos años después, con lo impuesto por la sentencia?
-Estoy más tranquila porque ya sé que no voy a estar penando todos lo meses para comprarle las cosas que necesita mi hija. Aun así, el dinero no va a devolver la salud de mi hija.
-¿Qué hará con este dinero?
-Nuestra intención es darle a mi hija todo lo que necesita: desde sus cuidados médicos hasta adaptar la casa a sus necesidades. Paula precisa una rehabilitación respiratoria diaria, yo se lo hago pero no sé si lo hago bien o mal. Hemos pedido ese servicio a Sanidad y resulta que no lo hacen a domicilio, así que con este dinero queremos contratar a un profesional privado que rehabilite a mi hija. Además, le cambiaremos la silla con la que la desplazamos, puesto que la que tiene ya no le sirve al tener las caderas luxadas y le hace daño.
-¿Y cómo reacondicionará su casa?
-Nosotros tenemos una estufa de leña y no tentemos calefacción central. El problema es que el humo y la ceniza que produce afecta a Paula por sus problemas respiratorios. Por ello, instalaremos una calefacción moderna y ventanas térmicas. También arreglaremos el baño para facilitar el aseo de nuestra hija. Actualmente, tenemos que bañarla en una barca hinchable de plástico por no tener una bañera adaptada.
Pese a todo, la famila de Paula seguirá en su hogar de Villahermosa, a 50 kilómetros de Valdepeñas, localidad del hospital donde se cometió la negligencia. Esta sentencia, sin embargo, no es firme y los condenados a pagar 5,5 millones de euros a Ascensión y Juan José pueden presentar un recurso de apelación, que se dirimiría en la Audiencia Provincial de Ciudad Real.