Las cuenta atrás ha comenzado. Apenas quedan horas para que más de 16.000 titulados en Medicina se enfrenten a la prueba más complicada de su carrera profesional: el MIR. Tras ocho meses de preparación, academias especializadas y un horario de estudio sin descanso de lunes a sábado. Un examen de 185 preguntas con cuatro opciones de respuesta marcará el futuro de los aspirantes. Deberán hacerse con una de las 7.512 plazas que ha ofertado el Ministerio de Sanidad, la mayor oferta para médicos de la historia.
No se queden, sin embargo, con ese último titular. La convocatoria de 2020 no ha estado exenta de polémica. Cuando los médicos estaban en el ecuador de su preparación, Sanidad anunció que el examen y el sistema de calificación albergaría cambios: 50 preguntas menos [de 225 a 175 más 10 de reserva], una hora menos para realizarlo [de cinco a cuatro] y la nota del expediente pasaría a valorarse de 1-4 a 0-10. Y para más inri, el examen se adelantaría dos semanas con respecto al pasado año.
Cambios que crearon malestar, preocupación e incertidumbre entre los titulados y preparadores, principalmente porque ya habían empezado a realizar los simulacros de exámenes con 225 preguntas desde hacía cuatro meses y, en definitiva, no entendían el porqué. ¿Perjudica al aspirante que haya menos preguntas y tiempo en la prueba? La respuesta, según los expertos, es que sí.
Menos discriminatorio
Desafortunada y sin justificación. Esa es la conclusión a la que llegó Paula Jiménez, coordinadora de MIR Asturias, una de las academias de preparación más reconocidas en España, tal y como contó EL ESPAÑOL, cuando conoció las modificaciones en en test. "El hecho de que haya menos preguntas en el examen será menos discriminatorio y un fallo en una pregunta hará que un aspirante pueda ser penalizado con miles de puestos de diferencia. Si lo que quieren es discernir el conocimiento, la prueba no es adecuada. Cuanta más preguntas hay, más capacidad tienen de diferenciar entre los médicos", sostiene.
Esta médico señala, además, que la prueba ha perdido la calidad que tenia antaño, pues al reducir las preguntas los opositores van a estar más cerca en las posiciones finales y la probabilidad de que tengan notas diferentes disminuye, con lo que se le dará un mayor peso relativo al expediente del alumno.
La puntuación que los graduados saquen en la prueba les permitirá escoger especialidad médica en la que formarse. O quedarse fuera. La nota supone un 90% de su calificación final. El otro 10% es su expediente académico.
En vez de reducir preguntas, tal vez la solución más correcta habría sido acortar la longitud de las mismas, según propone Paula Jiménez. "Cada año, el examen es más difícil y las preguntas son más largas y eso hace que el aspirante se equivoque con más facilidad. Hubiese sido mejor opción establecer 225 preguntas más directas", apunta.
Sin el examen
Otra novedad es que los médicos no podrán llevarse el examen a su casa cuando terminen de hacerlo. Es la primera vez que ocurre en el MIR. Los todavía aspirantes solo podrán llevarse su plantilla con la respuestas, pero no las preguntas. De este modo, no podrán saber sus resultados hasta que el Ministerio de Sanidad los haga públicos. "No tiene ningún sentido que hagan eso, no va a influir nada en el alumno si conoce los resultados después de hacer el examen. Eso sí, puede que lo hagan para minimizar la repercusión a nivel mediático que ha tenido la prueba en años pasados", sostiene la coordinadora.
Desde la Organización Médica Colegial de España (OMC), la representante nacional de Médicos Jóvenes, Alicia Córdoba, sostiene que lo único que puede evitar la nueva prueba son fallos derivados del agotamiento en un examen de larga duración y que requiere una gran concentración. "Consideramos que puede tener un posible aumento del rendimiento de los opositores, pero en cualquier caso, al haber menos preguntas, es menos discriminatorio y por tanto un punto negativo".
Andrea Y. (24) es la primera vez que se presenta al MIR y confiesa sentirse algo aliviada con que el examen sea de cuatro horas porque cuando "llegaba a la quinta hora en el simulacro estaba muy cansada y ahora no se le hace tan pesado".
Sin poder repasar
Aún así, el descenso de preguntas es el examen le preocupa. "Al haber menos preguntas, eso hace que una pregunta tenga mucho más valor e implica que un fallo pueda suponer muchos puestos de diferencia", apunta esta titulada en Medicina.
"Que se adelante el día del examen no me parece una mala decisión si hubiesen avisado antes de comenzar la preparación. Avisar a mitad de la preparación cuando ya está todo organizado lleva a que en esta última vuelta se queden 12 asignaturas sin un último repaso en condiciones", critica Paula B., que también se presentará al MIR el próximo sábado.
Y no se queda ahí. La nueva prueba, asegura, "a nivel discriminación es horrorosa". "En los simulacros de la academia podemos ver cómo de acertar 111 a 116 preguntas, tu percentil cambia de un 40 a un 60, y eso es una burrada", critica.
Esta médico pone un ejemplo muy sencillo para explicar cómo pueden cambiar su resultado y su futuro por una pregunta. "Puedes perder hasta 1000 puestos simplemente por parar cinco minutos en las cuatro horas a tomar unas nueces y beber agua, y quizá que no te dé tiempo a terminar una cuestión".
El examen de celebrará el sábado 25 de enero, de manera simultánea en toda España, en unos 50 centros examinadores distribuidos por toda la geografía nacional. Si al final consiguen hacerse con una de las plazas para cursar la especialidad, dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que ejerzan también variará su remuneración. Los residentes cobran entre 14.000 y 16.000 euros brutos anuales. Donde mejor se paga es en Canarias, Ceuta y Melilla. Donde peor, en Madrid, Castilla-La Mancha y Asturias.
Al final, todo depende de los resultados de la prueba del sábado. Una apuesta de doble o nada.