En 2012 celebraron sus bodas de oro, es decir, 50 años casados. Ese hito provocó una sonada celebración en A Pastoriza (Lugo). Este año, Manuela Iglesias (79) y Hortensio Ónega (82) habrían cumplido 58 años casados. Habrían, en condicional. El pasado sábado Hortensio mató a Manuela a puñaladas y después se suicidó. Este lunes ambos han sido enterrados juntos, víctima y asesino, después de que el juez haya prohibido su incineración.
Este crimen es el sexto por violencia machista en lo que va de año, algo que ha conmocionado a la comarca de Pastoriza. A pie de calle y de puertas para fuera, Manuela y Hortensio eran un matrimonio ejemplar. Nunca hubo una denuncia por malos tratos, ni un mal modo de él hacia ella o a su única hija, Isabel. Eran muy queridos y respetados en este pueblo lucense. “Participaban en muchas actividades, excursiones, iban a los viajes del Imserso… Eran gente muy alegre”, cuenta a EL ESPAÑOL la teniente de alcalde y amiga del matrimonio, Elva Carreira. En su voz se puede palpar la profunda tristeza que le provoca el suceso.
Este longevo matrimonio se dedicó durante casi toda su vida a sacar adelante una explotación ganadera de leche. El sector que fuera el sustento de Galicia durante décadas, hoy padece gravemente los efectos de la globalización. Las lecheras desaparecen a pares año tras año. La de Manuela y Hortensio se llamaba Sat Paredes y echó el cierre hace décadas, según cuenta un amigo cercano a este diario.
"Veía mal"
Manuela y Hortensio vivían con su hija Isabel, el marido de esta y los tres nietos que tenían. Fue precisamente una de sus nietas y su novio los que encontraron los cuerpos de los abuelos. Manuela yacía tendida en la cocina con varias puñaladas. El abuelo estaba fuera del chalé familiar. Todo indica que se tiró desde la tercera planta. A su vez, presentaba cortes en la muñeca, que indican que pudo intentar suicidarse con el mismo cuchillo con el que mató a su mujer.
El homicida y suicida sufría de demencia senil. Además también “veía mal y le costaba moverse”, según cuenta un vecino y amigo. “Ella se había convertido en sus ojos”. Esta misma fuente, que asistió a la celebración de sus bodas de oro y que prefiere no identificarse, asegura que jamás vio actitudes machistas en Hortensio y que el matrimonio estaba muy unido. “Eran excelentes personas”, afirma tajante al otro lado del teléfono. Siempre en plural: para los vecinos, esta pareja estaba unida.
Tanto es así que ambos han sido enterrados juntos este lunes en el cementerio del pueblo lucense. El juzgado de Mondoñedo ha prohibido que los cuerpos sean incinerados por si hubiera que repetir las autopsias de Manuela y Hortensio. El entierro ha congregado a muchos vecinos de Pastoriza, al igual que lo hizo el velatorio en el tanatorio de Serfuja.
Además de la ganadería, Hortensio dedicó dos décadas de su vida a ser concejal por el Partido Popular en el Ayuntamiento de Pastoriza. La pareja no vivía en el núcleo urbano del pueblo, sino en una colonia llamada Crecente, cinco kilómetros al sur. Allí nació Hortensio, en la misma casa en la que se ha suicidado. Manuela era natural de Baltar, otro pueblo muy cercano. Tenía varias hermanas en la zona.
La mujer gozaba de mejor estado de salud que su marido y asesino. Era cuatro años menor y se la veía ágil y llena de vitalidad. "Muy alegre, encantadora y hospitalaria", son otras de las cualidades que destacan sus vecinos. Muchos de ellos, consultados por prensa local y agencias, todavía no se creen lo ocurrido el sábado. También destacan que, en casa, Manuela cuidaba de él con auténtica devoción.
¿Un asalto?
Pasaban las ocho de la tarde cuando una nieta de Manuela y su novio entraban en el chalé. La pareja de la nieta entró en la cocina y vio el cadáver de la abuela con cortes en la cara y el cuello. A su lado había un cuchillo ensangrentado, según declararon los investigadores la noche del suceso. El cuerpo del abuelo lo encontraron tendido fuera, debajo de una ventana abierta. El primer pensamiento de la familia fue que habían sufrido un asalto. Sin embargo, las pesquisas de la Guardia Civil indican que, a todas luces, es el último caso de violencia de género en España.
¿Qué pudo llevar a Hortensio a matar al mayor pilar de su vida, esa mujer con la que había compartido 58 años? Sergio Oliveros, psiquiatra clínico experto en trastornos mentales, se muestra muy cauto a la hora de valorar este caso, porque no conoce a las personas implicadas, ni su historial, ni las circunstancias.
El doctor explica que existen antecedentes de demencia senil que, en casos muy excepcionales, puede derivar en “un estado confuso-onírico en el que el sujeto no se dé cuenta de lo que está haciendo”. En la demencia, estos episodios los puede desencadenar cualquier cosa “una subida de glucosa, una infección de orina, etcétera”. Pero, matiza el doctor, es extraño que estos episodios transitorios se vuelvan violentos. ¿Fue el caso de Hortensio? No lo sabemos, ni lo sabremos nunca: “Eso solo lo pudo saber él...”, teoriza Oliveros, que considera una temeridad asociar directamente este crimen con la posible demencia del homicida.
Un pueblo trastornado
Este domingo se ha celebrado una concentración en recuerdo de la víctima de este trágico episodio. No han faltado las lágrimas en el minuto de silencio celebrado frente al Consistorio de Pastoriza, un pueblo trastornado, sin palabras ante tamaña tragedia. Asimismo, la delegación del Gobierno para la violencia de género y la ministra de Igualdad, Irene Montero, han informado del suceso en sendos tuits. Montero ha recalcado, una vez más: "Nos queremos vivas".
Manuela Iglesias, 79 años, es la sexta mujer asesinada por un hombre desde que ha comenzado el año. En España, en 2020, también han sido asesinadas Mónica, de 28 años; su hija Ciara, de tres; Olga, de 63; Judit, de 29 y Mary, de 73. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas en 2017, 47 en 2018 y 55 en 2019.