Desde que se incorporasen en el año 2016, los distintivos ambientales se han convertido en un elemento estigmatizador para los vehículos. Cada vez está peor visto tener un coche con pegatina amarilla (B) o verde (C), mientras que los elogios van dirigidos los ECO y 0 emisiones. Sin embargo, esta clasificación nunca ha asegurado del todo que un coche con un sello más ecológico contaminase menos que el resto. Por ello, el sistema de etiquetado actual podría ser modificado en los próximos meses, quitándole las etiquetas 0 a los híbridos enchufables.
El pasado 6 de febrero, aprovechando la declaración del estado de emergencia climática, los principales grupos ecologistas del país entregaron un documento al Gobierno con un paquete de propuestas ambientales. Entre otras medidas, figuraba la siguiente: “Revisión del defectuoso sistema de etiquetas de la DGT por otro que tenga en cuenta las emisiones reales de los vehículos”. Una pretensión que nunca figuró ni en el acuerdo de coalición PSOE-Unidas Podemos ni en el anterior anteproyecto de Ley de Cambio Climático, pero que podría materializarse.
La Dirección General de Tráfico, según el diario La Razón, estudia la modificación del sistema de etiquetas con el fin de endurecer el acceso a las zonas restringidas a la circulación. Su implementación, que no tendría efectos retroactivos, solo afectaría a las nuevas adquisiciones, así como a las nuevas transacciones de segunda mano.
En todos esos casos, los híbridos enchufables, que actualmente gozan de la etiqueta 0, pasarían a llevar tan solo la etiqueta Eco. Además, también tendrían que pagar -siempre según los posibles planes del Gobierno- un impuesto de matriculación del 7% al tener un nivel de emisiones que superan los 80 gramos por kilómetros.
Desde Anfac, la patronal de los fabricantes de automóviles y camiones, no cierran la puerta a que en un futuro se introduzcan cambios en la norma. “El sector está implementando cambios en la tecnología de sus vehículos en materia de regulación de emisiones, lo que puede abrir la posibilidad de ajustar, en el futuro, las etiquetas en función de las exigencias de emisiones de la Comisión Europea”, responden a EL ESPAÑOL.
Pere Navarro, aunque nunca ha confesado tajantemente que exista esta posibilidad, sí que, en algunas intervenciones, ha admitido estar al corriente de las numerosas quejas que existen respecto al sistema de etiquetado. Las incoherencias se dan en todos los peldaños, desde el más contaminante hasta el presunto 0 emisiones. No obstante, la DGT, de momento, se reserva -en caso de que se lleve a cabo-, la exclusiva. Y, en cualquier caso, no parece que sea algo inminente porque, ahora mismo, ni lo están estudiando ni han llegado a un acuerdo para modificar nada. O, al menos, eso es lo que reconocen al ser preguntados por este periódico.
ECOs no tan ecológicos
La primera de las etiquetas, la B, corresponde a los vehículos gasolina matriculados a partir de enero de 2001 y a los coches diésel matriculados a partir de 2006. En este intervalo, el color de la pegatina no lo marca la tecnología, sino la fecha en la que comenzó a circular. En esas dos fechas los fabricantes debieron abandonar la norma Euro 3 y comenzar a producir únicamente con la Euro 4. En teoría.
No es difícil ver ejemplos de modelos que, utilizando el mismo motor, se hayan catalogado de forma diferente. Es decir, coches con tecnología Euro 3 que obtuvieron la pegatina amarilla sin merecerla, por haberse matriculado en los primeros días de aquel 2001.
La pegatina C está destinada a los coches gasolina matriculados desde enero de 2006 en adelante y a los diésel, matriculados a partir de 2014. Estos también presentan el mismo problema. Sin embargo, su mayor incoherencia reside en su color: el verde.
“En las pegatinas C hay una mejoría notable. Sin embargo, los fabricantes emplearon estrategias para venderlos confusas, ya que parece que no contaminan. Se anuncian como coches limpios cuando no lo son”, considera Nuria Blázquez, coordinadora de transporte en Ecologistas en Acción.
También existen discrepancias en torno a los vehículos SUV, ya sean de gasolina o diésel, y tengan cualquiera de las diferentes pegatinas. Según un informe de la organización europea Transport & Environment, el auge de estos coches ha tenido un efecto negativo sobre las emisiones de CO2 “10 veces más importante” que la disminución en ventas de los vehículos diésel.
“Un SUV es más grande y pesado. La aerodinámica es pobre, por lo que genera más CO2 al utilizarlo”, explicó Florent Grelier, ingeniero responsable del estudio. En él, se concluyó que los SUV emitían un 14 % más de CO2 en comparación con otros modelos similares, pero del segmento de las berlinas.
Las pegatinas ECO, unas de las más cotizadas actualmente, se reservan para vehículos eléctricos enchufables con autonomías inferiores a los 40 kilómetros, para vehículos híbridos no enchufables y para coches propulsados por gas (GLP o GNC). Por lo tanto, el criterio de la fecha de matriculación deja de emplearse, atendiendo únicamente a criterios tecnológicos y de combustible.
La paradoja aquí se encuentra en que no importa cuánto se contamine mientras el coche sea híbrido. Es decir, con que un vehículo incorpore un pequeño sistema eléctrico de 40 voltios para ayudar al motor de combustión, ya puede considerarse híbrido y, por tanto, gozar de los privilegios de la pegatina ECO.
Hay híbridos de dimensiones reducidas, que reducen el consumo de gasolina/diésel considerablemente. Sin embargo, cuanto mayor es el tamaño y el peso del vehículo, mayor es su consumo, pudiendo darse casos de coches ECO que contaminen más que otros con distintivo C.
“Nuestros estudios demuestran que los automóviles potentes con motor microhíbrido contaminan mucho más que la mayoría de los coches con el clásico motor de combustión”, advierten desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). “Por ejemplo el Evoque P300 microhíbrido emite más que el doble de C02 que es Qashqai de 116 CV, el diésel más vendido”, detallan.
En cuanto a la pegatina azul, los 0 emisiones son los vehículos menos contaminantes. Solo la lucen los coches 100 % eléctricos y los híbridos enchufables que pueden recorrer más de 40 kilómetros sin hacer uso del motor de gasolina. Es, precisamente, en este segundo supuesto donde se puede encontrar la trampa.
Independientemente de que utilicen el motor eléctrico o el de gasolina, estos coches pueden circular por las Zonas de Bajas Emisiones, como Madrid Central, sin restricciones. Se da por hecho que quien conduce estos coches los usa de forma responsable y carga sus baterías cada vez que se agotan. Pero puede darse el caso de que sean utilizados como meros coches de gasolina, sin hacer uso del motor eléctrico. De esta forma, coches igualmente contaminantes se camuflan bajo el distintivo 0 emisiones.