El taxista Alfredo Sanz circulaba por una rotonda en Zaragoza cuando se vio implicado en una colisión con otro turismo. Fue cuando una grupo de agentes de la Guardia Civil se personaron en el lugar para esclarecer lo ocurrido. Y, tras escuchar la versión del taxista y del otro conductor, determinaron que el causante del choque había sido Alfredo. La multa sería para él. Pero el taxista, disconforme desde el primer momento, ha llevado el caso hasta los tribunales, donde le han dado la razón. María José Cía, titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo 5 de Zaragoza, le ha retirado la multa y ha recordado a la Benemérita que no puede sancionar "lo que no ve".
Los hechos, sin embargo, ocurrieron en la primavera de 2019. Y, cuando le llegó la sanción a su casa, el taxista ni se planteó pagarla. Ni con pronto pago ni sin él. Era inocente e iba a defender su verdad hasta el final. Primero, presentó hasta tres recursos ante la Jefatura Provincial del Tráfico de la DGT, que fueron sistemáticamente desestimados, ya que los agentes tienen presunción de veracidad. Por ello, el taxista Alfredo decidió tomar la vía judicial.
El abogado del taxista, Marco Antonio Navarro, ha insistido, según el Heraldo de Aragón, en que no había "ninguna prueba" que determinase que el taxista había invadido el carril contiguo de la rotonda, ocasionando el accidente. De ahí que argumentase que "no cabía la presunción de veracidad porque los agentes de la Guardia Civil no habían presenciado el choque.
La sentencia
En la sentencia en la que la magistrada Cía da la razón al taxista se expone que la Benemérita "tuvo en cuenta las manifestaciones de los conductores implicados y la situación exacta de los golpes producidos en las chapas de los vehículos" pero no había sido testigo. Por ello, invocó una doctrina del Tribunal Constitucional en la que se manifiesta la "inoperancia" de la presunción de veracidad la Guardia Civil por no haber visto lo ocurrido.
"La sentencia debería servir para que la DGT deje de rechazar de forma sistemática todos los recursos. Porque con esta forma de actuar, lo único que está haciendo es engordar sus arcas a costa del ciudadano. Sabe que al conductor le cuesta menos pagar que acudir a los tribunales y se aprovecha", ha apuntado el abogado del taxista al medio aragonés.
Para el taxista, sin embargo, el fallo supone "una victoria agridulce" porque los recursos desestimados por la DGT deberían haber acarreado una imposición de costas. "La jueza se ha quedado a medias. Y no lo entiendo, porque a mí ya me advirtieron de que si perdía me cobrarían todos los gastos del procedimiento", explicaba Alfredo Sanz. Pero, al final, no pagará ni los costes del juicio ni la multa.