Es oficial, ya es una pandemia global declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Copa todas las conversaciones, la mayoría de los memes y también los bulos. Muchas personas llevan al enemigo en el bolsillo: Whatsapp es un hervidero de desinformación. Y, aunque hay una creencia generalizada de que estos contenidos se pueden difundir libremente, la ley puede darnos sorpresas. Delitos contra el honor, hasta cuatro años de cárcel; incitar al odio, entre uno y cuatro; promover el desorden público, de tres meses a un año... Los bulos pueden no salir gratis, así que veamos algunos ejemplos.
"Estamos en un momento de descontrol de los contagios. La fase de contención, aunque no lo quieran decir, ha acabado". Esta frase ha sido atribuida en Whatsapp al jefe de Cardiología del hospital Gregorio Marañón de Madrid. El bulo fue desmentido por la propia Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid en su cuenta de Twitter. “Es FALSO. Insistimos, por favor, consultad solo fuentes oficiales”, decía el tuit en cuestión.
Asimismo, han circulado por Whatsapp y otras redes sociales notas de voz atribuidas a personas que supuestamente están cerca de la crisis. La primera que puede escuchar en este vídeo es la voz de una supuesta radióloga intervencionista del Hospital Universitario 12 de Octubre que advierte de la supuesta pésima situación del centro. El segundo es una explicación atribuida al reputado neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás.
La primera voz recuerda peligrosamente a otro audio que ha circulado por Whatsapp recientemente, pero esa persona se identificaba como pediatra del Hospital Universitario La Paz. ¿Son la misma persona? Por su parte, el segundo caso ha sido desmentido por el propio neurocientifico. Esas declaraciones no son suyas.
También es posible que le hayan llegado mensajes que le invitan a inmunizarse usando remedios caseros. Hay uno especialmente llamativo que le atribuye al ajo propiedades mágicas, mucho más de las que tiene de por sí la planta. “¡BUENAS NOTICIAS!”, reza el falso mensaje. “El VIRUS CORONA de Wuhan se puede curar con ajo y agua hervida”. A continuación, nos explican la mágica fórmula consistente en triturar ocho dientes de ajo y añadirle siete tazas de agua hervida. Coma, beba y problema resuelto. Pues no, el ajo se ha demostrado muy sano, pero no hasta tal extremo. Tampoco la vitamina C ni el limón, protagonistas de otro bulo. Y no son los casos más absurdos. Siga leyendo.
Otro mensaje de Whatsapp afirma tener la clave para saber si estamos contagiados: “Inhalando profundamente y sosteniendo la respiración durante más de 10 segundos sin toser". La -falsa- base científica que intenta cubrir de veracidad este bulo es que "puedan estar con un 50% de fibrosis”, reza el mensaje. Sin embargo, esto ya ha sido desmentido por AFP Factual, el verificador de noticias de la agencia de noticias France Presse. ¿Qué se puede hacer para detener esta hemorragia de desinformación? ¿Qué puede implicar penalmente la difusión de un bulo?
Marco legal
Artículo 561 del Código Penal: Quien afirme falsamente o simule una situación de peligro para la comunidad o la producción de un siniestro a consecuencia del cual es necesario prestar auxilio a otro, y con ello provoque la movilización de los servicios de policía, asistencia o salvamento, será castigado con la pena de prisión de tres meses y un día a un año o multa de tres a dieciocho meses.
“La creencia popular es que difundir y reenviar mensajes fraudulentos no es tan grave. Sin embargo, lo cierto es que existen varios tipos de delitos que se pueden cometer en la creación de un bulo y que nos pueden llevar incluso a la cárcel”, ha afirmado la firma de abogados Legálitas en un comunicado.
Difundir un bulo de buena fe (es decir, sin saber que lo es) no es delito, aunque pueda acarrear consecuencias negativas para una comunidad. Pero si hablamos de la persona que crea o difunde el bulo a sabiendas de lo que es y lo que puede suponer, eso es otro cantar.
“Si la difusión de esa información falsa trae consecuencias para la sociedad, sí que se puede castigar, aunque más en el ámbito civil que el penal”, explica Julián Plaza, abogado experto en tecnologías de la información (TIC). “Si se identifica a la persona o entidad que difunde información falsa con un fin concreto, se puede denunciar. Siempre que el daño sea mesurable, claro”.
En algunos casos concretos expuestos más arriba, además de la desinformación, ha habido delitos con contra el honor de determinadas personas, al poner en su boca cosas que no han dicho. “Eso es denunciable por parte del afectado, claro”. Si bien esa palabra, honor, está en desuso en el siglo XXI, en el Derecho sigue siendo una figura muy importante. Un delito contra el honor puede suponer hasta cuatro años de cárcel.
Lo mismo ocurre con los delitos de incitación al odio, contemplado en el artículo 510 de nuestro Código Penal tras la última reforma. Se castiga con uno y cuatro años de prisión, además de una multa.
“Ahí además entran en juego mucho otros factores, como el uso de indebido de las tecnologías de la información y la comunicación”, explica Plaza, que no conoce precedentes concretos de gente sancionada por crear bulos sobre un tema de actualidad y de tanta magnitud como el coronavirus.
Pero sí en otros casos en que la información falsa ha estado presente, como es crear una falsa alarma. “Hay casos de personas acusadas por difundir noticias falsas a nivel muy reducido, pero que ha dado lugar a denuncias por provocar la movilización de policía, asistencia, etc. Eso constituye delitos castigados con pena de prisión de tres meses a un año, más indemnización”.
"Este podría ser el caso de quien, usando la excusa de una epidemia como el coronavirus, y difundiendo información falsa, intente alterar la paz pública e incite a una manifestación masiva en contra de determinadas personas, autoridades o instituciones", añade Legálitas.
Sin embargo, la difusión de un bulo nunca ha llegado a las grandes esferas de la justicia: “No ha habido grandes casos que afecten a grandes volúmenes de población o con una repercusión importante de manera que se tenga que pronunciar el Supremo, pero no descarto que lleguen”.
Y, aunque nada tiene que ver con bulos, la ley juega otro papel importante en esta pandemia: no cumplir las medidas de aislamiento domiciliario impuestas por el coronavirus puede conllevar una sanción económica de hasta 600.000 euros, según recoge la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana (la famosa ley mordaza).
"No todos los bulos son iguales", explica el abogado penalista Carlos Peribáñez. "Es complicado porque esto está amparado por la libertad de expresión. Ahora bien, si llega a la injuria, la calumnia, el delito contra el honor o a crear desórdenes públicos, pues claro, eso es más grave".
Medias verdades y parodias
La radiografía de los bulos sobre el coronavirus es muy variopinta. Ha habido un caso muy viral (por paradójico que suene) en que una misma información verídica ha sido atribuido a fuentes muy dispares. Es lo que le ha ocurrido a la doctora Marta Bernardino con una sesión informativa que dio en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón el pasado 27 de febrero.
Todo lo que cuenta Bernardino es correcto, sin embargo, cuando la nota de voz llegó a Whatsapp, hay quien puso estas declaraciones en boca de otras personas: que si una doctora en Basurto (Vizcaya), que si una enfermera del Virgen del Rocío… Pues fue Marta Bernardino, que también habló en RTVE.
Este reportaje podría seguir ad infinitum y cada semana que pase, seguirán llegando nuevos bulos sobre un virus que, a todas luces, viene para quedarse. Para prevenir la desinformación, recuerde: desconfíe de lo que le llega por Whatsapp y haga caso a las fuentes oficiales. Y si ve a alguien con bata, no tiene por qué ser doctor, puede ser hasta actor porno. No es un ejemplo aleatorio, el mismísimo Jordi el niño polla fue objeto de parodia.